EPÍLOGO III

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Tara miraba distraídamente las manzanas frente a ella, mientras la mano de Loki rodeaba cariñosamente su cintura; A pesar de los beneficios y comodidades que la magia de Loki les traía, ir al supermercado era una actividad que aún realizaban

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Tara miraba distraídamente las manzanas frente a ella, mientras la mano de Loki rodeaba cariñosamente su cintura; A pesar de los beneficios y comodidades que la magia de Loki les traía, ir al supermercado era una actividad que aún realizaban.
Tara arrugó la nariz cuando se posicionó frente a las naranjas, con el embarazo, su olfato se había agudizado. Se llevó una mano inconsciente al estómago abultado, había adoptado la costumbre de acariciarlo frecuentemente.

— ¿Sallow? — oyó su nombre del otro lado del pasillo

Loki y ella giraron ante la voz, un hombre pelirrojo se acercaba a ellos. Tara lo distinguió enseguida, habían ido juntos a la universidad

— Hola — respondió ella, ladeando una sonrisa. Sintió a Loki ceñirse más a su cuerpo

— No te he visto desde la graduación, nadie supo más de ti en realidad

Ella se encogió de hombros divertida y el chico miró detrás de ella, Loki devolvió la mirada confiado, el hechizo que usaba para ocultarse era efectivo, así que sabía que no lo reconocerían

—  El es Loki—  habló Tara —  Loki, el es Ray, estudiamos juntos

Ray sonrió y estiró la mano hacia el, Loki la estrechó inexpresivamente

—¿Cómo el Dios, eh? — se detuvo para mirarla y después dijo — ¿No es un poco mayor para ti Tara?

Ella alzó una ceja — No , tiene la edad perfecta

Tara esperaba algún comentario amenazante de parte de Loki hacia el chico, pero permaneció en silencio mientras se despedían.

Para el Dios había dejado de ser importante lo que pensaran sobre el, pero no dejaba de inquietarle que algunas veces arrastraba a Tara consigo. Incluyendo sus crímenes y errores del pasado, incluso después de que todo hubiera pasado. Volvieron a casa en silencio y mientras Tara atendía una llamada del trabajo, Loki arrastró una silla del comedor y se sentí a pensar. Minutos después sintió a Tara sentarse en su regazo, plantó un sonoro en su mejilla que lo hizo sonreír.

— ¿Estás bien?— preguntó acariciando el cabello azabache del Dios

El la rodeó y colocó su cabeza entre el espacio que formaba su pecho y el cuello de Tara

— ¿Eres feliz conmigo, mi reina? —murmuró

Ella arrugó el ceño ante la respuesta del Dios — Claro ¿Por qué me preguntas eso?

— Temo que con el paso de los años tu amor por mi se deteriore

— No el mío — le sonrió — ¿Y tú eres feliz Loki?

— Lo soy, absolutamente feliz y pleno

—¿Cuál es el problema entonces?

Oyó al Dios suspirar — Cuando nuestra hija o hijo nazca y crezca aquí en Midgard. Tarde o temprano sabrá lo que hice y se dará en cuenta de que su padre es un asesino, un completo monstruo ¿Cómo podré hacerle frente a eso?

Tara no supo como responderle. Hasta ahora no se había planteado aquello, había estado demasiado ocupada con sus propias preocupaciones sobre no ser una madre los suficientemente buena.

— Le harás frente como lo has hecho hasta ahora — dijo finalmente — Ambos debemos admitir que tus acciones fueron egoístas y despiadadas; pero has aprendido. No le ocultaremos a nuestro hijo lo qué pasó pero le enseñaremos que las personas son capaces de arrepentirse y redimirse; tal y como lo hiciste tú

Loki sonrío y besó la clavícula de Tara

— De no haber sido por Hela. Habría llevado a nuestro hijo a Asgard

— Midgard deberá serle suficiente— dijo Tara con un tono de voz divertido

HEART; Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora