La chica del vestido menta

2.9K 268 230
                                    


Sanemi volteaba hacia la voz, era una mujer, una mujer con unas elegantes piernas blancas. Así que, después de deambular por el mar gris, noto una belleza pura, aquella que descubrió en aquellas piernas y aquel rostro. Su mente le decía "no la pases por alto".

- Hace un rato lo vi husmeando en el puesto de sopas, lo corrieron con baldes de agua... Pobrecito, pensaba llevarlo conmigo -

Sanemi no pudo siquiera responder, pues una inesperada llamada de alguien interrumpió aquel encuentro extraño.

- ¡Sanemi! Me dijeron que volviste, te estaba esperando en el portón de tu residencia y al no verte llegar me preocupé muchísimo y por eso salí a buscarte, espero no te haya molestado... -

Sin decirle nada a aquella desafortunada chica, el peliplata regreso su mirada donde la mujer de piernas hermosas, pero ésta ya se había alejado lo suficiente para que Sanemi no tuviera tiempo de responderle.

- Ella... – miraba a la mujer - Disculpa si te interrumpí en algo Sanemi san - se disculpaba Makita con una mirada baja

- No, está bien, ella solo era una desconocida - respondía mirando aun la sombra de aquella mujer

- Entonces... ¿Podemos cenar juntos? -

- Veo que has cambiado desde la última vez – respondia mirando extrañado a Makita

- ¿A- a que te refieres Sanemi san? - respondía ruborizada

- Eres un poco menos tímida en comparación de antes -

- ¿Y eso es malo? -

- ¿Porque lo seria?-

-Me refiero a si es malo para ti...- preguntaba tímida

- Vaya... Veo que me equivoqué un poco - decía comenzando a caminar contrariamente a Makita

- Sanemi san... Entonces, ¿entonces no quieres cenar? -

- Gracias Makoto, pero me olvidé decirte que ya había comido algo antes -

Y ahí se quedó de nuevo Makita, lejos de su alcance, con un fantasma hermoso y una ilusión cada vez más tóxica, con una bolsa de comida en las manos y unos ojos contenidos en llanto.

(...)

La noche transcurría, y Sanemi no podía sacar de sus pensamientos a aquella mujer de lindas piernas.

¿Quién era? ¿Porque estaba ahí? Aquellas preguntas rondaban constantemente en su cabeza, ni si quiera había cruzado palabra con ella, ni siquiera había podido verle el rostro, y aun así había dejado una impresión en Sanemi, algo que no le pasaba concurrentemente.

- Sus piernas... Quizá habrá sido eso... - pensaba en voz alta

Pero no, él había visto muchas en toda su vida, y ningunas le había hecho pensar tanto en una mujer. Aquello no podía quedarse incompleto, así que decidió buscarla, estaba dispuesto a volverse a encontrar con ella, y aunque eso fuera poco habitual en él, no pararía en dar con alguna pista de su paradero.

Pero mientras más se hundía en sus pensamientos, más se quedaba dormido...

A la mañana siguiente, muy temprano, Sanemi se despertó como de costumbre, preparando a su cuerpo con su habitual entrenamiento.

Al finalizar, salió al portón de su residencia y logró sentir una brisa bastante fría, provocando vaho de su boca; sin duda era señal de que el otoño había entrado ya.

Sin importarle mucho, salió en búsqueda de esa extraña mujer, con el pretexto de patrullar su distrito. Él no tenía claro por dónde empezar, así que comenzó por lo primero que se le vino a la mente: el mismo lugar donde la vio por primera vez. Al llegar, caminó exactamente a donde la había visto la última vez, pero no había nada más que puestos ambulantes, una banca blanca, y mucha gente que confundía e incomodaba a Sanemi.

Me enamoré de tu coraje (Sanemi y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora