La indiferencia de un corazón que clama

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Todo era igual, seguía sin poder encontrar a un demonio que realmente valiera la pena cortar su cabeza.

Tenia hambre, asesinar a demonios aburridos me provocaba cólera y comer un poco era lo mejor para olvidar ese malestar.


"Dame un plato de ohagi, viejo"

Recuerdo muy bien la expresión del anciano, el realmente me odiaba.


Terminé y le pague dejándole de más, así podrá seguir vendiendo esa deliciosa comida, aunque seguro me seguirá odiando de la misma forma

(...)

Ya había anochecido y seguía siendo otra noche aburrida mas, los mismos demonios débiles en mi sector.

¿Porque en el distrito de ese idiota de Tomioka concurren demonios mas fuertes y sanguinarios?


Sanemi no descansaba ni un segundo, el siempre estaba vigilante de cualquier anomalía, tenia todos los sentidos bien desarrollados (a excepción de la vista), pero sin duda eso lo recompensaba su fuerza y habilidades físicas.


Sanemi había saltado del techo de una casa y corrió a asesinar a varios demonios que se habían colado e irrumpido en el hogar de una pareja de ancianos

"Gracias" ~~~

Sollozaban y agradecían al hombre frío de cabello plata

Sanemi solo se alejaba sin decir nada, prepotente como siempre pues para él solo le importaba salir de cacería.

No necesitaba el agradecimiento ni alabanzas de la gente, no era como los demás pilares "ayudar para ser reconocido por gente buena"

"No sirve,solo quiero acabar con la mayoría de esas basuras"

(...)

Por fin, hasta que por fin pude notar un pulso, si, a pesar de de este maldito problema con mi vista, aun así los puedo reconocer...

Era un pulso casi muerto, sin duda era una de esas escorias habilidosas pues mientras mas cerca estén de irse al infierno, mas fuertes son.

Me acerqué, era asqueroso, la mierda más asquerosa que haya visto; corría jadeando enloquecido, realmente tenia hambre 

¡Hace que me hiervan los malditos nervios!


Sanemi preparó su respiración y corrió a faldas de montaña,y con un ataque de viento cortante, destrozo sin demora la cabeza de aquel demonio. Pero antes de morir, el demonio habló

"¿Tú también la quieres? ¡No la toques!, el señor la quiere y la tendrá, seguro te matará; a mi también me hubiera asesinado si hubiera al menos probado un poco de su delicioso cuerpo... Ni siquiera te imaginas  la sensación de tocar sus bellos senos y su..."


No tenia que seguir, no quería escuchar estupideces de una escoria como él; simplemente di media vuelta y deje que balbuceara la mierda que tuviera que decir, al fin y al cabo tendría unos segundos más para decir sus ultimas palabras antes de que su cabeza terminara de desintegrarse

Pero algo pasó... Logré ver un bulto en el suelo ¿un animal? ¿una emboscada?

Me acerqué al lugar y no, no era lo que pensaba; era una persona, una mujer que estaba inconsciente, llena de barro y hojarasca. Se veía lastimada y con rasguños en las piernas, no podía ver bien su rostro pues lo tenia repleto de mugre y sangre

Aunque pude notar que era delgada y tenia rasgada lo que parecía ser una blusa, dejandole ver parte de su cuerpo desnudo.


Sanemi solo la miraba pensando que hacer; se coloco de cuclillas y la observó en silencio, acercó su rostro pensando que aquella mujer había sido una tonta por andar sola a esas horas de la noche y en esos lugares tan inhóspitos


Realmente estaba herida, ya que pude notar sangre en su nuca y en su frente; pensaba que había muerto, pues no veía que respirara, no sentía pulso así que me acerque a tal punto de tocar mi oído con su pecho, pero no oía nada y estaba seguro que había muerto 

Hasta que repentinamente se levanto escupiendo sangre...

Estúpidamente me había asustado, pues pareciera que volvió de la muerte.

"Ayúdame por favor, ya no quiero volver ahí"

Ella hablaba torpemente, su voz era casi inaudible pues su boca borboteaba de sangre y solo soltaba suplica tras suplica confusa. Ella como pudo se arrastro hacia mi y me seguía suplicando que la llevara a su casa.


Sanemi no tardó en tomarla en sus brazos y llevarla al médico mas cercano de ese lugar. Corrió lo mas que pudo, mucho mas que antes pues aquella mujer comenzaba a convulsionar en los brazos del peliplata.

(..)

Al llegar a la pequeña clínica, la recepcionista le pidió que la dejara en la camilla cercana.

"¿Es su mujer?"

Preguntaba el medico inmediatamente que llegó mientras preparaba una jeringa con un liquido desconocido

- Claro que no, ¿eso impedirá que la ayude? -

Me sentía tan frustrado por tal momento, no quería ver morir a otra persona, no como paso con mi familia... 


Ahí estuve toda la noche (aunque obviamente seria llamada de atención de los altos mandos). El medico muy directo solo me dijo que tenia que esperar ahí por si algo le pasaba a la mujer, pues al final yo fui la persona que la había llevado en esas condiciones.

No me interesaba, solo no tenia que morir, pues agravaría aún mas esta sensación de asco por no poder salvar una vida más.

(...)

Horas más tarde, el medico volvió y me comunicó que la mujer estaba estable por ahora y que le habían tenido que realizar varias cirugías que habían tardado mas de lo esperado. Me volvió a cuestionar si tenia algún parentesco con ella, yo claramente me negué 

"Maldito necio"

 Él hombre de blanco solo se dio la vuelta y entro de nuevo diciendo que harían todo lo posible porque ella sobreviviera y que yo podía salir de ahí a descansar.

Y era verdad, tenía que irme, pues habían obligaciones aun en mi sector.



Ya estaba por amanecer y Sanemi podía sentir la llovizna en su rostro malhumorado, era una mañana fría de lluvia, eso le gustaba aunque no lo quisiera ni reconocer con el mismo.

Recargó su cuerpo en la pared de un pequeño local que había quebrado hace unas semanas atrás. Lograba escuchar a lo lejos música muy animada, al parecer estaban celebrando cerca de ahí.

No me importaba, sonaba aburrido; muchos días antes los lugareños habían enviado invitaciones por agradeciendo al resguardo de su sector que yo les proporcionaba, era obvio que no asistiría ¿Porque había tanta insistencia? 

Hasta que de la nada escuche decir a alguien mi nombre, era la misma chica de siempre, ahí estaba una vez más

¿Cuantas veces no la he ignorado?

Llamaba insistentemente mi nombre, y a pesar de la lluvia ella seguía ahí...

Me enamoré de tu coraje (Sanemi y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora