Pensamientos nocivos

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Aquella mañana, el ritmo de vida avanzaba con normalidad, el distrito siendo iluminado por las nubes blanquecinas de las mañanas del verano húmedo, las personas que a pesar del frío y de la lluvia, salían a comprar víveres para el desayuno o simpl...

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Aquella mañana, el ritmo de vida avanzaba con normalidad, el distrito siendo iluminado por las nubes blanquecinas de las mañanas del verano húmedo, las personas que a pesar del frío y de la lluvia, salían a comprar víveres para el desayuno o simplemente tenían que salir a laborar; de la vida específica en las mañanas de los demás pilares en sus deberes; de las mañanas de un Genya pensativo en su novia; de una Makita acomplejada y en espera de una oportunidad; y de un Sanemi aburrido saliendo de su residencia.

A Shinazugawa no le importaba mucho el hecho de salir una mañana así sin algún abrigo o siquiera un paraguas. Pero aquel día, él pensó diferente, el decidió salir con algo de protección, decidió tomar su viejo y olvidado paraguas y salir a vigilar su distrito.

"Tienda de comestibles"

- Buenos días Shinazugawa San, ¿que llevará hoy? -

Aquel viejo dueño de la tienda, siempre fue amable con todos, en especial con el cazador, el amable hombre siempre tuvo la ideología de cuidar también a los "protectores del pueblo"

- ¿Algún plato caliente? -

- Lo siento Shinazugawa san, hoy solo tenemos bollos de arroz y frijol, pero justamente acaban de salir y están calientes ¿Se llevará algunos? -

Sanemi dudó, aquella mañana deseaba algo líquido y caliente, alguna sopa quizá.

- Bueno... Quizá solo me lleve uno - respondía resignado

- ¡Buena elección! Le daré uno más de cortesía - le expresaba amablemente

- Muchas gracias - le decía caminando hacia la ventana de la tienda

- Hoy es un día muy frío, ¿no lo cree Shinazugawa san? - decía envolviendo los bollos

- Sí, creo que hoy lloverá todo el día -

- Por cierto, el doctor ha estado buscando a Shinazugawa san, me ha dicho que lo necesita con urgencia -

¿Qué querrá ahora ese viejo codicioso?

- Gracias por el mensaje -

- Aquí tiene, buen provecho -

Sanemi salió de aquella vieja tienda, los bollos realmente se sentían calientes y desprendían un olor agradable.

Aquel día no tenía ganas de atender el llamado del doctor, aquel día además de no obtener órdenes de la organización (de nuevo), su ánimo no le daba para más, su estado anímico estaba por el suelo.

¿Qué raro no?

Caminaba por un viejo sendero, ahí ya casi nadie andaba, contaban malos rumores, contaban que había una "casa de mal agüero", lo contaban mucho por el distrito volviéndose ya una leyenda local. Pero Sanemi pensaba lo contrario, él sabía muy bien que nada de eso era verdad, al contrario, su agrado por ir ahí se le volvía común en los días que se sentía así de extraño. Incluso llegaba a ser una ofensa para él. 

Me enamoré de tu coraje (Sanemi y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora