C U A T R O

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-¿Cuándo me harán caso y expulsarán a esos idiotas?

Se quejaba un muchacho moreno de cabellos turquesa, limpiando unas heridas de la cara de su mejor amigo.

Ellos eran Bon y Bonnie, amigos de la infancia. Ambos tienen 14 años y se encuentran cursando la Secundaria.

Bon era el chico energético y amigable, mientras Bonnie era el tranquilo y poco hablador. Muy distintos entre ellos pero así se quieren.

Como Bon era el que entrenaba Kickboxing, siempre defendía a su mejor amigo de los matones. Bonnie trataba de defenderse inútilmente, eran más grandes y fuertes que él.

Bonnie tiene un gran secreto. Una gema en forma de gota se encuentra alojada en su pecho desde que nació. La piedra tiene los colores exactos de sus ojos, algo "Creepy" si lo pensamos bien.

Este secreto solo lo saben Bon y su familia. Su familia son su mamá, padrastro y hermanastro, su madre trabaja en el Hospital como enfermera de diario, por lo que casi siempre se la pasa con Bon y su papá.

-Ya, ya, no tienes qué hacer corajes.

Habló con una sonrisa el pelimorado poniéndose unas curitas verdes Lima y otras rojas. Bon solo rodó los ojos con una sonrisa y salió de la Biblioteca junto con su mejor amigo.

Al final de las clases, los chicos estaban en la cancha principal, viendo unas cosas en sus celulares. Los abusivos de Bonnie corrieron hacia el chico y cada uno le dio un zape mientras corrían a un lado de él.

-¡JAJA, HASTA MAÑANA, ENCLENQUE!

-¡UY, ESOS ANIMALES!

Gritó Bon muy enojado, tratando de perseguirlos para darles una lección. Bonnie lo tomó del brazo para detenerlo y lo vio a los ojos, Bon se calmó y suspiró pesadamente.

-Está bien, tu ganas. No vale la pena

Después de ese desagradable encuentro, los mejores amigos caminaban a casa de Bon, donde este vivía con su papá, que por cierto, estaba saliendo con la mamá de Bonnie. El papá de Bon trabajaba en un taller mecánico, y estaba a punto de empezar su hora de comer, por lo que tenían que apresurarse y llegar a casa, para tener listo el almuerzo que Robyn (La mamá de Bonnie) dejaba a medias para que su hijo lo terminara.

-¡Corre, Bonnie!

Rió divertido el peliturquesa abriendo la puerta de la casa y aventando las mochilas de ambos al sofá.

Bonnie lo seguía con mucha diversión. Su diversión se detuvo al sentir que alguien lo observaba a la distancia, comenzó a sentirse incómodo. Tragó saliva y caminó hacia dentro de la casa con más tranquilidad. Ya en el marco de la puerta, volteó atrás para checar si nadie lo seguía. Bon, al verlo entrar así, ladeó la cabeza confundido y caminó hacia él. Tocó su hombro y este dio un pequeño salto, algo asustado.

-¡Ach AH!

Soltó dándose la vuelta y colocándose en pose de defensa. Bon comenzó a emitir carcajadas muy fuertes.

-¡Eso no fue gracioso!

Se quejó Bonnie cruzándose de brazos y entrecerrando los ojos, dándole una mueca de disgusto.

-¡Lo siento, hermano, es que sí lo fue!

Siguió riéndose el moreno, abrazando su estómago.

Bonnie rodó los ojos y caminó a la cocina, se colocó un mandil blanco y encendió la estufa.

-Mamá dijo que dejó una olla blanca con el estofado a medio preparar, pero no la veo por ningún lado.

-Seguro está en el refrigerador, déjame checar.

Smith abrió la puerta del refrigerador y encontró la famosa olla blanca. Sonrió con satisfacción y sacó la olla para dársela a su hermano. Al cerrar la puerta del refrigerador, igual se escuchó que cerraron la puerta de la casa. Ambos adolescentes abrieron los ojos como platos, todavía faltaba para que el señor Smith llegara... ¿Entonces?

Bonnie apagó la estufa y se quitó el mandil, Bon dejó la olla en la barra de la cocina y se acercó a Bonnie. El ojirubí tomó un cuchillo común y Bon tomó uno para cortar carne. Salieron de la cocina sin hacer ruido y caminaron de puntitas a la sala.

Se oyeron unas pisadas y movimientos de cadenas que chocaban contra los mueble, en el suelo o contra ellas mismas.

La gema de Bonnie comenzó a brillar un poco al igual que sus ojos, por lo que aceleró el paso y se movió con completo sigilo por el trayecto. Bon estaba más que acostumbrado a que Bonnie hiciera eso, y en este momento era necesario.

Al momento de llegar a la sala no había nadie, algo decepcionante y espeluznante.

Cuando ambos hermanos se vieron, el ruido de la puerta principal abriéndose los alarmó. Ambos voltearon y apuntaron sus armas a la persona que había llegado, gritando del miedo.

-Ya llegueeEEEEEÉ, ¿¡POR QUÉ DEMONIOS GRITAN Y TRAEN CUCHILLOS!?

Gritó aterrado el adulto, cubriéndose la cara con los brazos y cerrando los ojos con fuerza.

-¡PAPÁ!

Gritaron ambos chicos muy aliviados, soltando los utensilios y abrazando al señor.

-Niños, ¿Qué pasó?

Preguntó el señor Smith con el corazón aún acelerado, correspondiendo el abrazo de su hijo e hijastro.

Ambos estuvieron a punto de hablar, cuando se escuchó que la ventana del cuarto de Bon se azotó. Los tres se vieron, muy asustados. La gema de Bonnie comenzó a brillar más y tomó el cuchillo que traía.

-¡Hey Bonnie—!

-¡Papá, shh! Confía en Bonnie.

Habló Bon silenciando a su padre, debía confiar en el chico. El pelimorado se movió por el pasillo y las escaleras con cautela. Abrió lentamente la puerta de Bon y sorpresivamente no había nadie.

-¡Falsa alarma!

Gritó Bonnie entrando por completo al cuarto, ambos peliturquesas suspiraron aliviados. Sobre la cama de Bon se encontraba un papel que tenía escrito en caligrafía básica:

"Si quieres saber sobre tu gema, comunícate al +52 *** *** ****"

Bonnie leyó el papel otra vez con total confusión, ¿Para eso entró el intruso? Se guardó el papel en el bolsillo y bajó con su padrastro y hermanastro.

-No hay nada anormal arriba, familia.

Gemas brillantes #FHSZ3RO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora