Una noche lluviosa y oscura, solo iluminada por los faroles de la calle y las luces de un auto de policía. Se había reportado un robo en la perrera comunitaria, un niño se robó un perro al que ya habían metido en otras ocasiones.
En las calles lluviosas y mojadas de la Ciudad, un huérfano de cabellos rojizos estaba recargado en la pared de un callejón, tratando de calmar su respiración y descansando. Sacó un poco la cabeza y observó la patrulla de policía. Asustado, se escondió más profundo y se abrazó a sí mismo, cuidando lo que traía en sus brazos. Cuando la patrulla pasó de largo, suspiró aliviado y miró lo que traía entre brazos. La cabecita de un cachorro se asomó y lamió su mejilla con cariño, haciéndolo soltar una risita.
-Suerte que te pude sacar, Bestia. No quisiera saber qué te podía pasar.
El pelirrojo se sentó en el suelo y amarró una pañoleta negra en la zona de la nariz, tomó al perrito en sus brazos y comenzó a caminar.
En su trayecto, un grupo de muchachos se acercaron a él de forma amenazante. El chiquillo, nervioso, aceleró el paso, pero uno de los tipos lo tomó por el hombro y lo jaló hacía él.
-¿Ahora sí traes dinero, enano?
Se rió cínicamente el líder del grupo, parándose frente a él.
-Hoy tampoco tengo nada, déjame en paz, Boss.
Le renegó el niño, tratando de zafarse del agarre de los otros dos y sin soltar a Bestia.
-¡Mira, Boss! El niño trae algo.
-¡Es cierto! ¿Qué tenemos aquí?
Boss le arrebató el perrito y lo vio, su mueca de disgusto se hizo notar rápidamente, no le agradaban los perros.
-Ah, un perro, creí que traerías algo de valor.
El muchacho soltó al perro y este chilló.
-¡Hey, deja a Bestia!
El adulto lo vio y soltó a reír, empujando al cachorro con el pie.
-¿Se llama Bestia? ¡Ja! Es la rata de tu amiguito, ¿Verdad?
Los demás del grupo se acercaron al perro y lo rodearon, cargando bates y palos.
-Creí que había ido a la perrera de nuevo y que lo iban a sacrificar... ¿Qué tal si lo hacemos nosotros?
Fox sentía impotencia, los tipos no lo soltaban y esos salvajes estaban a punto de matar a Bestia. Comenzó a hiperventilar y murmurar cosas inaudibles al oído de los vándalos, gracias a la pañoleta que traía puesta.
-Boss, el niño está hablando.
La gema del pequeño de 9 años empezó a brillar, cosa que apenas se notaba. Uno de los pandilleros de Boss le retiró la pañoleta y el brillo de la gema era más intenso. Los dos tipos que tenían a Fox se miraron extrañados y asustados.
Boss arqueó una ceja y levantó un dedo, haciendo que los dos muchachos levantaran al niño.
-Primero mataremos al perro, y luego a ti, por tener esa cosa en la cara. Después, te la arrancaremos de la mejilla y trataremos de venderla, ¿Qué te parece?
El coraje invadió por completo al niño de ojos Ámbar. Lanzó una patada y le dio al líder en la nariz, haciéndolo sangrar.
-¡AGH, MALDITO MOCOSO!
Gritó adolorido, cubriéndose la nariz.
-¡TE DIJE QUE SOLTARAS A BESTIA!
Gritó el niño, haciendo que los otros dos lo soltaran y trataran de ayudar a su jefe. Fox le dio un par de puñetazos y a uno de ellos lo levantó, aventándoselo a los demás. Los que quedaban en pie, corrieron hacia el niño para atacarlo. Fox comenzó a taclearlos uno por uno para poder llegar a Bestia. Cuando llegó con el perrito, lo cargó con cuidado en sus brazos, lo arropó con su chamarra y corrió lejos de los vándalos.
Años después, nuestro querido Fox ya estaba a nada de cumplir los 22, aún usando su típica pañoleta negra en la cara.
Fox vivía solo ahora, sus mejores amigos habían decidido irse a otra zona de la Ciudad, para ver si conseguían mejores oportunidades allá. Fox no, él decidió quedarse.
Mientras paseaba por las calles, en la tarde-noche, escuchó un grito de mujer que lo puso alerta. Corrió hasta donde estaba la mujer siendo amenazada con una navaja. Un asalto.
La gema de Fox comenzó a brillar —Bajo su pañoleta— al ver de quién se trataba. Uno de los ex-integrantes de la pandilla de Boss. Se acercó al tipo y lo tomó del hombro, lanzándole al suelo.
-¿La Muerte de su jefe, acribillado por la policía, no fue una buena advertencia?
El tipo miró al muchacho que hace muchos años intentó matar, su piel se puso pálida y sus ojos como platos. Se levantó rápidamente y le lanzó el bolso de la mujer a las manos. El ladrón se fue sin decir nada, a paso acelerado.
-Estos ladrones... Tome, aquí está su bolso.
Sonrió Fox entregando el bolso color rosa pastel a la señora. La mujer tomó el bolso muy contenta, abrazándolo con mucha fuerza.
-Muchas gracias, aquí está todo lo de mi semana, si ese señor me lo quitaba no iba a poder alimentar a mis hijos.
"Una mamá" pensó Fox sonriendo "Pobre señora, cualquier otro habría ignorado la situación".
-No hay de qué, es mí deber.
La mujer lo abrazó en agradecimiento y el más alto correspondió. No hay mejor sensación que ayudar a alguien.
La mujer se separó del abrazo y le dio la mano a su joven salvador en despedida, debía llegar al mercado, antes de que se vayan todos los vendedores.Al ver a la mujer irse, Fox decidió emprender su camino a casa. Metió sus manos a los bolsillos y sintió un papel doblado. Extrañado, lo tomó y lo desdobló.
"El brujo de la Calle te está esperando, será mejor que vayas cuanto antes si quieres saber sobre esa gema que tienes en la cara".
La cara de Fox estaba de fotografía, estaba tan confundido, lleva años sin dejar que la gente lo vea sin pañoleta. Y además, esto es muy específico.
Al mirar hacia arriba, notó que ya estaba oscureciendo, por lo que ahora sí, emprendió camino a su casa, pensando en aquella nota extraña.