𝚆𝚎 𝙰𝚐𝚊𝚒𝚗𝚜𝚝 𝚃𝚑𝚎 𝚆𝚘𝚛𝚕𝚍 || 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨

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El perdedor está detrás
Una máscara para mi disfraz
Y quien soy hoy
Es peor que otras veces
No sabes lo que he hecho
Estoy en búsqueda y captura
Así que me estoy tomando este momento para vivir en el futuro.

–twenty one pilots (Message man).

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Todavía podía sentir el ligero ardor en sus nudillos con los que golpeó la pared de su vivienda, luego de leer la nota que Gustabo le había dejado:

"Regresaré en un rato. Debo resolver algo".

Qué cojones se suponía que debía esperar ante aquel insípido recado, que no aportaba ninguna pista de su objetivo o su paradero. Y que de no ser por Horacio, ahora mismo no estuviera montando el operativo más grande de todos en la malla, dispuesto a volcar la ciudad con tal de encontrarlo. Aunque por alguna extraña razón, ni Emilio, ni el calavera ni ninguno de esos hijos de puta se habían comunicado todavía para intentar organizar una negociación a cambio de la vida de Gustabo.

Algo que le resultaba verdaderamente raro, siendo que casi nunca se mostraban suaves o conformes con este tipo de situaciones.

El sudor que perlaba su frente no hacía más que causarle incomodidad severa en su transpiración excesiva; los nervios y el estrés no le estaban ayudando demasiado. Ansioso, preocupado, terminaba de colocarse en chaleco antibalas, e ir de inmediato a por carabinas y armamento pesado. El CNI estaba enterado, Michelle seguramente no tardaría en unirse con todos los demás agentes, incluso Freddy Trucazo se había ofrecido a echar un vistazo en los recovecos más profundos y chungos de la ciudad.

Con las armas listas, se encaminó hasta su Z, en el cual irían Volkov y Horacio, al menos tres camiones blindados, Mery's y más Z's estaban listos para salir en seguimiento del superintendente. ¿La cuestión era... en dónde? ¿Por qué zona comenzar?

Entre dilemas sin respuesta concreta, una alerta oportuna en su celular se activó, en la pantalla una llamada entrante esperando ser atendida por el bien de todos.

"Número desconocido"

Todos en el patrulla guardaron completo silencio cuando Conway se dispuso a tomar la llamada. Silenció la radio un momento y contestó.

—Dime. —concreto y sin rodeos.

—A que tu estúpida pastillita de los cojones para olvidar no sirvió. —se oyó decir al otro lado de la línea.

—¿Quién cojones eres?

—¿Tan pronto te olvidaste de mi Conway? Vaya, yo creí que era tu subinspector favorito. —esa voz. —Pero ya veo que no... Gustabo siempre será tu perra. —los ojos del hombre azabache se abrieron con incredulidad bajo esas gafas de sol.

—Te juro que si le tocas un puto cabello...

—¿Qué?... ¿Acaso vas a venir con toda esa puta malla de traidores? —dijo Brown al otro lado de la bocina, momento en que el superintendente reconoció su asquerosa identidad. —Suerte entonces. —estaba por colgar cuando recordó algo más antes de concretar las amenazas que solo iban sumándole más puntos a su tortura venidera. —Por si os preguntáis en donde esta su querido comisario Greco, que sepáis que justo ahora lo estoy encañonando.

Conway apretó los dientes, y si no se detenía terminaría verdaderamente lastimado, eso explicaba su extraña ausencia en comisaria, aunque lastimosamente no todos lo hayan notado.