❮17❯ • Final

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"Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor".

– Heinrich Heine

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El miedo de perder alguien que no fuera su hermano no consanguíneo nunca había estado más presente que ahora. Sus dedos tamborileaban en su rodilla, la cual acompañaba el compás de sus movimientos nerviosos.

Horacio se negaba a mirarle, y en sus facciones solo cabía la seriedad, puede que incluso la serenidad. Pero Gustabo lo volvió a intentar.

—¿Me vas a decir ya en dónde esta Conway? —sus ojos azules permanecieron atentos a la ventana, mirando los borrones de la ciudad y casas al paso del vehículo.

—¿Estas curado ya? —Horacio tampoco le dirigía la mirada, a veces incluso solo de reojo.

—¡Qué cojones dices, claro que estoy cura'o! ¿Y nunca fuiste a verme cabrón!

—No me lo permitieron, el único que podía acercarse a ti era Conway. —decía con total tranquilidad, y su comentario provoco que el rubio al fin le observara con atención, estaba tan confundido y de su cabeza no podía aceptar que se formaran ideas tristes o que implicaran que su pareja estuviera en peligro o peor aún. —Pero dijeron que funcionó, el super era tu razón.

—¿Mi razón?

—Sí, tu razón. —Horacio le devolvió la mirada brevemente —Ya sabes; en el momento menos esperado llega esa persona que rompe tus esquemas, que te hace sentir mejor, que sin necesidad de hablarte, con solo mirarte, con que solo sonría, secar tus lágrimas cuando lo necesitas, esa persona puede tardar en llegar pero LLEGA y por eso debes seguir adelante, sea o no junto con ella...

Gustabo lo miró con recelo, realmente no entendía una mierda.

—Horacio... me estas dando miedo. ¿Qué pasa?

Un ligero suspiro escapó de sus labios, resignado a decirle la verdad.

—Conway... sufrió un infarto. —inmóvil, estoico ante las palabras que no alcanzó a comprender, estaba por pedirle al de cresta que le repitiera lo que había dicho, pues no creía haber escuchado correctamente, sin embargo; sus palabras se atoraron en su garganta antes de que su hermano volviera a hablar. —Fue llevado de emergencia al hospital y...

—¡NO ME JODAS, TÍO! ¡¿Y me lo dices así nada más? —sus pulsaciones se dispararon de manera impresionante. Gustabo no era un hombre de emociones notorias, al contrario, solía reservarse ciertos sentimientos única y exclusivamente para él, aún estando con Conway, pero debía admitir que después de haberle entregado el corazón, le era muy difícil intentar guardarse algo solo para él mismo. Pues cuando comenzó a compartir todo con Jack, su manera de ver el mundo había evolucionado, pero ahora parecía que la vida solo gustaba putearlo cuando más se sentía feliz y pleno. —Joder...

—Gustabo, Gustabo cálmate... —decía Horacio llevando la mano derecha hasta el brazo de su hermano, sujetándole para intentar hablarle tras notar su creciente nerviosismo y su voz a punto de romperse. —Él esta bien, Gustabo.

Y el alivio inmediato llegó, como un golpe en el pecho, aunque temía lo peor.

—El super fue estabilizado y ya no corre peligro... al menos por ahora.

—¿Cómo que "al menos por ahora"?

—Conway tiene un problema en el corazón. Según los médicos; estar expuesto a un estrés constante le genera problemas y, bueno, debe tener cuidado.

𝚆𝚎 𝙰𝚐𝚊𝚒𝚗𝚜𝚝 𝚃𝚑𝚎 𝚆𝚘𝚛𝚕𝚍 || 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐛𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora