La ferocidad hecha escarlata surca el cielo. Y, tan solo por un momento, pienso que el peligro no se hizo para mí, aunque de inmediato caigo en cuenta de cuán equivocada estoy.
—¡A por ellos! —ordena Lady Scarlett a esa pantera que de nuevo desciende, y no hace más que seguir órdenes.
El animal cruza velozmente entre Clayton y yo, separándonos de golpe, lo que es oportuno, pues de lo contrario, nos hubiese llevado entre sus garras.
—Beatrice, ¿estás bien? —pregunta Clayton en cuanto me levanta del suelo.
Enmudezco luego de tremendo susto.
—¡Desearán no ser un par de entrometidos! —Nos grita Scarlett en tono amenazante.
Comenzamos a correr, todo para evitar una bestia a la cual no le importa a dónde vayamos, pues nos considera su cena.
El animal bate sus alas, y de ese modo logra que el viento se torne casi tan compacto como el concreto.
Básicamente, la pantera nos arroja con un solo movimiento de plumas gaseosas en color escarlata.
Clayton Gall termina inconsciente al lado de una boletería.
—¡No! —me lamento en un grito, y a como puedo corro hacia él.
Deseo con todas mis fuerzas que el recuerdo amargo de la tragedia con Vince Vern, no se repita sobre Clayton.
—¡Por favor, despierta! —Lo sacudo, desesperada, mientras le tomo el pulso.
Una lágrima de alivio cae, al comprobar que sigue con vida el muchacho alegre que conocí en la estación.
Lo levanto, cargándolo sobre mis hombros. Por fortuna, Clayton es lo suficientemente delgado para sostenerlo con un poco de esfuerzo.
—Esa fue solo una demostración de lo que mi pantera de alas escarlatas puede hacer —dice Scarlett, burlándose—. ¿Te basta con eso, entrometida?
Tras esas palabras, ella mira hacia la rueda de la fortuna.
—¡Hora del espectáculo! —exclama Lady Scarlett entre risas.
—Oh, no... Minerva —susurro, sin poder controlar un terrible nudo en la garganta.
Scarlett sube con agilidad al lomo de la pantera, y en un parpadeo asciende hacia las cabinas del juego mecánico.
—¡Detente! —suplico, sintiéndome abatida.
«Ayudaré a la pequeña Minerva, cueste lo que cueste»
Suspiro, desde luego envuelta en colores.
—Tranquila —le hablo a la niña mientras sostengo a Clayton, ya dentro de esta cabina metálica, la cual se mantiene atorada a causa de una pantera—. Todo va a estar bien.
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Un suspiro elegante: El regreso
Fantasy• Segundo libro de la Trilogía Elegante Cuando Bea Amkind deseó que el tiempo corriese hacia atrás, nunca habría imaginado que el otoño se lo tomaría literal. Tampoco era su intención provocar un suspiro lejano, capaz de cruzar dos vidas por segunda...