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Momo suspiró cuando al abrir la puerta se encontró con el rostro de su madre

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Momo suspiró cuando al abrir la puerta se encontró con el rostro de su madre. Su cabello estaba suelto y llevaba un abrigo de aquellos elegantes.

No quería verla ni oírla.

Aun así no tuvo más remedio que dejarla entrar. Esta hojeó el apartamento mientras se sentaba en el gran sofá.

—¿Quieres té?—preguntó en dirección a la cocina.

—Claro, no has ni de preguntar—respondió la mayor dejando su bolso a un lado.

La morena suspiró, dirigiéndose a la cocina.

A veces deseaba que todo fuera tan fácil como cuando era niña.

Sin preocupaciones.

Al terminar de preparar el té se lo entregó a su madre mientras tomaba asiento. Momo fingió su mejor sonrisa.

—¿Qué te ocurre? Tienes mala cara—dijo bebiendo de su taza.

Momo apretó los puños. Tal vez aquella era su oportunidad para sincerarse, porque no aguantaba más.

—¿Sabes la chica que invité a cenar hace unas semanas?—preguntó mirándola.

—Sí...¿Tu amiga, no? ¿Qué pasa con ella?—la mayor la miró confundida.

—Nos hemos peleado.

La mujer la miró pensando sus palabras para luego sonreír.

—Oh, vamos. No puedes estar así por eso, las amistades vienen y van, además, esa chica no valía mucho la pena—rio un poco—Erais totalmente opuestas, me extrañó mucho que la invitaras a cenar.

Momo apretó la mandíbula.

Aquello le había dolido más de lo que hubiera deseado.

Le ocultó a su familia su noviazgo con Jirou durante años.

Ella se lo prometió, le prometió que lo haría en esa cena, que se lo diría, pero fue incapaz.

Por su culpa todo se torció.

—Ella no era mi amiga.

—No te entiendo...¿Entonces por qué estás así? No tendrías que preocuparte por ello—dijo dándole un sorbo a su taza de té.

—Ella...—tragó saliva.

Tuvo miedo, miedo de ver la decepción en sus ojos.

—¿Sí?

—Ella era mi pareja, mamá.

Un silencio incómodo se formó en aquella sala. Momo miró a su madre esperando algún tipo de reacción, pero no la hubo hasta que pasaron unos segundos.

—Que graciosa eres, cariño—rio.

—¡No es ninguna broma!—masculló—Ella era mi pareja romántica y vivíamos juntas, por eso la invité. Aunque sabía que no lo aceptaríais.

Allí fue cuando la vio, cuando vio esa mirada de decepción digna de una familia conservadora de Japón como lo era la suya.

—Será una fase de esas ¿O por moda?—preguntó—Oh, vamos, es imposible...

Iba a explotar, estaba harta de oír eso.

¿En qué momento había decidido elegir a su familia antes que a su novia?

Tuvo mucho miedo de recibir el rechazo de sus padres, de su familia entera, miedo de ser echada a la calle y de perderlo todo.

Pero ya era demasiado tarde.

—No es ninguna fase, estoy harta...—agachó la mirada—Durante estas semanas he visto lo mucho que me he equivocado. Tendría que haber sido sincera y así Jirou no me hubiera dejado.

—¿Qué estás diciendo?

La pelinegra la miró fijamente.

—Ella me dejó y me he dado cuenta de que prefiero vivir siendo quien soy a vivir escondida. Estoy harta de fingir, mamá—la miró con ojos llorosos—Por favor mamá, tienes que apoyarme...

Momo intentó coger la mano de su progenitora, pero esta la apartó con desprecio.

—No me toques.

Su corazón se rompió en pedazos.

—Mamá...—susurró.

Le dolía tanto ser rechazada por su propia madre que no pudo aguantarse las lágrimas.

Le daba igual el dinero, de lo que tuvo miedo fue de quedarse sola y del rechazo de dos personas a las que quería.

—¿Por qué nos haces esto? Te acabas de arruinar la vida y yo no pienso hacerme cargo de ella—dijo cogiendo su bolso y levantándose del sofá con agresividad—Verás cuando se entere tu padre...

—¡Sigo siendo tu hija!—exclamó agarrando la muñeca de la mujer.

La mayor de las Yaoyorozu la miró con desprecio apartando su muñeca.

—Mi hija no se comportaría de esta manera y no diría tantas barbaridades.

Momo apretó los puños.

—Está bien, no os necesito—dijo mirándola dolida—Mañana me iré de aquí y os devolveré todo vuestro dinero.

—¿Y dónde irás, querida?—preguntó con sarcasmo.

—Me las apañaré.

Aquellas tres palabras fueron lo último que dijo antes de abrir la puerta y marcharse.

La pelinegra corrió y gritó. Gritó hasta que sintió que su cuerpo no podía más.

¡Hola! Ojalá os haya gustado el capítulo y gracias por leer ¿Qué opináis de la situación?

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No se si a alguien le interesará, pero hay un manga llamado "Sombras sobre shimanami". Dónde retracta muy bien el realismo de la homofobia en Japón. La verdad que se ha convertido en uno de mis mangas favoritos.

Ruptura | MomoJirouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora