Capítulo Cuatro

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Ava evitó pensar en lo que había sucedido esa noche mientras salía de la habitación de Poppy.

Después de tomar un desayuno ligero, llamó a su madre para saber como estaban y hablar con su querida abuela Elle.

La pobre estaba enferma del corazón. Pero era fuerte y aún en sus setenta años tenia una vitalidad como la de una joven de veinte. A pesar de sus excentricidades, Ava solía pensar en ella como "Un alama joven en un cuerpo de anciana".

Después de saludarla rápidamente y confirmar que estaba bien, su madre se despidió ya que estaba llegando tarde al trabajo y le pasó el teléfono a su abuela.

—Querida Ava, tienes que tener cuidado con ella.

Fue lo que le dijo la anciana en cuanto se puso en la linea. Ava se tensó completamente ante sus palabras. No estaba segura si ella hablaba de Poppy, supuso que si ya que no había más nadie por quien tendría que tener cuidado. Además, para nada le sorprendía que su abuela supiera algo de lo que le estaba pasando.

Elle Garret era tan protectora que siempre estaba intentando ver el futuro incierto de su familia. Siempre estaba haciendo toda clase de magia protectora que lanzaba a cada uno de sus hijos y nietos. Ava todavía recordaba los minutos que la hizo pasar de pies mientras le lanzada hechizos de protección tras otro, antes de salir de su casa cuando estaba por ir a la universidad.

—Ninguna protección es suficiente para los males que hay allí afuera, querida. —Le había dicho.

Ava amaba mucho a Elle, era como una amiga para ella, aun así no tenia ánimos de hablarle sobre su noche o sobre Poopy, a pesar de que presentía que ya la anciana lo sabía.

—No te alejes de tu cuerpo por mucho tiempo, Ava.

Saliendo de sus pensamientos, Ava se sentó en su cama y cruzó sus piernas en forma de indio.

—Por supuesto, abuela. Y sobre ella, te prometo que tendré mucho cuidado.

—Eso esa pequeña. —El tintinear de pulseras al otro lado de la linea hicieron que una sonrisa nostálgica pintara los labios de Ava. —Tengo un mal presentimiento, ¿esta bien? Quiero que tengas cuidado, no he podido ver de que se trata y eso es inquietante, cielo. ¿Están tus joyas donde deben estar?

Ava toco su collar y después miró su anillo.

—Si. Todo está donde debe estar.

—No me tranquiliza, pero es algo. Quiero que nos llames si notas cualquier cosa extraña ¿De acuerdo?.

—De acuerdo, abuela. Pero no tienes nada de que preocuparte... Sabes que siempre soy cuidadosa.

—Lo se querida y confío en ti, en quienes no confío es en los rufianes que habitan en cada rincón.

Ava se rió ante la palabra "Rufián" que solo alguien como su abuela usaría.

Después de una serie de advertencias que Ava no se tomó a la ligera y promesas de estar alerta a cualquier rareza, se despidió de una intranquila Elle.

Ava se tomó su tiempo para prepararse para sus clases. Después de comprobar que Poppy se había ido a las suyas, tomó las llaves y el bolso con sus libros y salió del departamento.

Su día fue relativamente tranquilo y entre clase y clase logró distraerse de todo lo sucedido.

Ava había decidido estudiar medicina y estaba en su segundo año. Era una carrera bastante dura, pero que le gustaba mucho. Ella tenía amigos en la universidad, aunque era de naturaleza solitaria. Siempre lo había sido.

En cuanto a los chicos, bueno, no podía decir que había caído en el típico cliché de instituto pero si había salido de vez en cuando con algún chico que le gustó, que lastima para ella que ninguna de esas fugaces relaciones progresaran. Su prima Quenn no la dejaba de atosigar para que reanudara sus citas.

Recientemente, Ava no había podido evitar interesarse por su compañero de carrera, Mason Bright.

Mason era muy diferente a todos los chicos de los que Ava se había fijado en el pasado. Él era bastante dulce y amable. Ella había descubierto que ambos tenían muchas cosas en común, como el amor por las comedias.

Habían hablado varias veces antes, pero Ava creía que él aún no había notado que estaba interesada. Y por supuesto, él no sabia que ella lo había acosado varias veces con su súper poder de invisibilidad.

«A veces soy tan rara».

Suspiró mirando a Mason sentado unos puestos adelante.

Después de la última clase, recogió sus apuntes y los guardó en su bolso. Lo colocó sobre su hombro y se encaminó hacia la salida para regresar a su departamento.

De todas formas, aunque Mason era dulce y diferente, también era el mejor amigo de Caleb Doe, un chico juerguista de su curso. Así que ambos se la pasaban en fiestas en las que ella no tenia ningún interés de ir a menos que fuera en su forma corpórea.

Las fiestas, el alcohol y Ava no eran una buena mezcla. Y si a eso le añadía un chico, bueno, eso era un desastre inminente.

En Cuerpo y AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora