Capitulo Siete

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Horas más tarde, Ava estaba recostada en su cama mirando el techo mientras pensaba en su larga semana, en el vampiro que no podía olvidar, en como Poppy la estaba evadiendo, en la invitación de Caleb y en Mason.

Pensar en éste último la hizo darse cuenta de que en realidad era la primera vez que tenia ganas de ir a una fiesta. Aunque no tenia nada que ver con la fiesta en sí. Ella sabia que era por cierto chico que estaría allí.

Ella consideró la loca posibilidad de ir. Podía hacerlo, pero la advertencias de sus padres resonaron en su mente. No podía ignorar sus palabras, no si estaba preparada para las consecuencias.

Entonces recordó que si tenía una forma de ir a la dichosa fiesta.

Aunque nadie podría verla.

Decidida, se colocó cómoda sobre la cama y llevo las rodillas a su pecho. Poco a poco su cuerpo se comenzó a relajar y la neblina del sueño se fue arraigando en ella lentamente hasta que se quedó dormida.

• • •

Ava estaba parada frente a la casa de Caleb una hora después. El ruido de la fiesta salia de cada parte de ella. Miró de reojo a algunos chicos hablar de forma animada en la entrada.

Caminó tranquilamente hacia la puerta abierta intentado esquivar a todos los que se le cruzaban. No le sorprendió lo que vio cuando entró. Todo era un desastre allí y agradeció no notar el calor sofocante que hacía a algunos sudar desagradablemente.

No le llevo mucho tiempo encontrar a Mason. Estaba sentado sobre una mesa en una esquina de la cocina junto a otros chicos. Tenia una cerveza y un hot dog en sus manos.

«¿Reparten hot dogs en la fiestas de fraternidad?».

Ava observó a Mason, con su impecable cabello castaño y sus alegres ojos azules, charlar animado por unos minutos antes de hacer malabares con la comida para sacar su teléfono de la chaqueta.

Lo vio levantarse rápidamente con su vista fija en la pantalla. —Los veo luego.

Caleb, el cual estaba besando a una chica rubia, se separó de ella y miró a su amigo con curiosidad.

—¿A dónde vas?

Mason se detuvo antes de poder cruzar la habitación. —Me veré con alguien en unos minutos.

Ava arrugó sus cejas desconcertada.

«¿Mason tiene novia?»

Pero eso era imposible. Nunca lo había mencionado y muchas chicas le había coqueteado, ella incluida, y algunas veces el había devuelto el coqueteo. Pero sobre todo, si Mason tenia novia, entonces ¿Por qué Caleb le había dicho que esa era su oportunidad?

—¿Qué? ¿De verdad? —Caleb sonrió moviendo sus cejas, juguetón. —No me digas, te verás con la cosita pequeña y de ojos verdes llama Ava. No sabia que había venido.

La susodicha presenció como Mason ocultaba su cara confundida y la remplazaba por una engreída mientras sonreía.

—Si claro, Ava, por supuesto. Me acaba de decir que esta fuera y le dije que me esperara.

«¿Que

Pero yo no... —Ava se calló al darse cuenta de lo obvio y siguió mirando la farsa frente a ella. No le gustaba nada lo que estaba escuchando. ¿Por qué Mason le estaba mintiendo a su amigo?

—Bueno, saluda a la chica y dile que sé que está amando mi fiesta. —Caleb sonrió volviéndose hacia la chica que estaba besando.

No, Ava no la estaba amando de ninguna forma en ese momento.

—Si, hmm, si claro. Yo le digo. Adiós chicos. —Mason se despidió rápidamente y salió de forma precipitada.

Sin pensarlo dos veces, Ava lo siguió.

Después de cruzar toda la casa y llegar a una puerta corrediza, Mason salió y caminó por la calle poco concurrida hasta que se detuvo junto a un auto estacionado dos cuadras más allá. Lo vio inclinarse y tocar el vidrio de la ventana del conductor.

—¿Te has quedado dormido?—Preguntó mientras se alejaba para que quien fuera saliera del auto.

Ava miró a un chico, quizás unos años mayor que Mason y de cabello rubio largo, salir del vehículo y después, en un acto totalmente natural, tomar la cara de Mason y besarlo.

Ella abrió su boca. «¿Pero que...?»

—¿Gay? —Preguntó en medio de su asombro. Mason le devolvió el beso al chico, incluso lo abrazó. — ¡Gay! Por supuesto, el chico que me gusta tiene que ser gay ¡Maldición!

Pisoteó, frustrada. No podía creer que no se hubiera dado cuenta.

—¿Que pasa conmigo? Como es, en el mundo, que no note que te gustan los chicos. —Siguió hablando sin importarle que no pudieran escucharla. Los dos hombres seguían besándose apasionadamente. —Que inteligente, Ava. Gustarte un chico gay y no darte cuenta. Solo a ti pueden pasarte estas cosas. Gimió y quiso golpear su palma en su frente.

Los labios de Mason se separan de los del chico y ambos se quedaron en silencio por largos segundos. Ava seguía balbuceando frente a ellos.

—Esto es tan jodido. Si alguien nos ve... —Mason miraba de reojo la calle, luciendo algo nervioso.

—Lo entiendo. Está bien, no estas preparado para que tus amigos los sepan. —El chico rubio le acarició el rostro.

—No, no es... —Pero Mason fue interrumpido y cuando Ava vio las intenciones del otro chico de volver a besarlo, decidió que en realidad no quería presenciar más la escena.

«Él está besando al chico que yo quiero besar. Genial.»

La verdad era que a Ava de verdad le había gustado Mason y no quería verlo besuquearse con otra persona. No tenia nada que ver con que fuera gay, simplemente no pudo evitar sentirse triste y algo mal por todo el asunto.

Moviéndose por las calles oscuras camino a su departamento y con sus hombros abajo, se pregunto si la advertencia de su abuela era sobre eso. Sobre su inexistente vida amorosa.

«Esta noche no puede ir peor», pensó.

Pero si podía.

En Cuerpo y AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora