Fuera de la universidad, Ava estaba tan distraída en sus pensamientos que sólo reaccionó cuando su hombro chocó contra el de otra persona.
—Lo siento. —Se disculpó alzando su rostro. Se congeló al ver a Caleb Doe parado frente a ella luciendo su brillante dentadura y sus marcados hoyuelos.
Sin duda Caleb podría ser el perfecto modelo para una revista de ropa interior masculina.
«También para una revista caliente».
A pesar del atractivo del hombre joven, Ava se encontró a sí misma comparando su belleza clásica con la masculinidad intimidante y peligrosa del hombre que había visto la pasada noche. Casi quiso golpearse por eso.
Ahora, Caleb y ella no habían cruzado palabras hasta ese momento. Las veces que había hablado con Mason, el chico que le gustaba, él no estaba alrededor.
—¿Ava Evans, cierto?—Preguntó Caleb mientras pasaba una de sus manos por su mandíbula adornada con una barba de pocos días.
—Si. Soy yo. —Respondió mirando a su alrededor. Estaba a solo una cuadra de la parada de autobuses. No había mucha gente y la que pasaba no les prestaba las más mínima atención. Ava se preguntó donde estaba Mason.
—Claro... Soy Caleb. —Se presentó y extendió su mano.
Confundida e incómoda por toda la extraña situación miró la mano campo si fuera alguna clase de objeto maligno.
—Yo se quien eres. —Alargó su mano y torpemente se la estrechó.
«¿Qué, en el mundo, es lo que está pasando.» Se pregunto.
—Vamos en la misma carrera, ¿sabes? —Señaló sintiéndose como una idiota.
—Si, por supuesto. Eres la que se sienta junto a Claire. Pero ya sabes, somos muchos.
Mirándolo sin saber que decir, Ava solo asintió.
«Ni siquiera voy a intentar entender esta situación.»
—Ahora que ya nos presentamos oficialmente... —Él dudó mientras la miraba. Ella podía leer de sus ojos color verde la misma incomodidad que sentía. —Bueno, no hay razón para hacer esto incómodo ¿verdad? —Suspiró. —Solo quería invitarte a la fiesta que haré esta noche en mi casa de fraternidad. —Soltó Caleb y esperó la reacción de ella.
Bueno, decir que estaba sorprendida era quedarse corta. ¿Por qué Caleb Doe estaba invitándola a ella a su fiesta? Prácticamente se acababan de conocer y no sabia nada de ella. Ava no podía evitar desear que la invitación hubiera venido de Mason, el cuál le gustaba, que de Caleb. Ella estaba segura de que él estaría allí.
—¿Por qué? —La pregunta salió entes de que Ava pudiera detenerla.
Ante la mirada confundida de él, ella se explicó.
—¿Por qué me invitas a tu fiesta cuando nunca antes hemos hablado?
«Quizás esto es normal para él»
Caleb no respondió de inmediato y en realidad se veía como si se preguntara porque yo estaba cuestionando su invitación en vez de sentirme afortunada por ella. Si, Caleb tenía una buena dosis de arrogancia. Y no era un secreto para nadie.
—Escucha, Ava. Mason es un buen amigo y yo he notado que estás interesado en él. Mason es bastante lento, lo siento. Él estará en la fiesta. Creo que sería una buena oportunidad.
Sonrojándose ante sus palabras, Ava apretó sus labios en una línea.
«Creo que él, en realidad, cree que está haciéndome un favor.»
Ava casi gruñe ante la idea y decide no comentar nada sobre lo que acababa de decir.
—Bueno, gracias por la invitación, Caleb. Que amable. Pero declinaré. —Respondió apretando su mano en la correa de su bolso. —No me gustan las fiestas. Ahora, debo tomar un autobús a casa. —Anunció mientras pasaba junto a él y sonriendo ante su expresión confundida.
Ava escuchó su voz a su espalda mientras se alejaba. No miró atrás o sobre su hombro.
—Pero amarías mi fiesta, Ava. Lo prometo.
Ella río y se aseguró de que la escuchara.
—¡Lo dudo!
Y se alejó sin escuchar respuesta.
¿Que amaría su fiesta? Ava realmente lo dudaba.
Había estado en la última que había hecho. Bueno, espiritualmente hablando. Y no le había atraído de ninguna manera el ambiente.
Chicos bebiendo alcohol como si no hubiera un mañana. Chicas casi desnudas. Parejas prácticamente teniendo sexo en la oscuridad. Y, aunque ella no lo vio, podía apostar a que también habían drogas.
Ava muchas veces se preguntaba como es que a Mason le gustaba esa clase de eventos. Él era tan chico lindo y dulce. Aún así iba con sus amigos y jugaba sus estúpidos juegos.
Mientras esperaba el autobús, ella se preguntó de nuevo si no se estaba perdiendo de algo importante. Si su prima Quenn en realidad tenia razón y estaba dejando que su juventud pasara. Aunque solo tenia veinte años.
No era que Ava no lo hubiera intentado. Oh, en realidad ella lo había hecho.
Dos años atrás Quinn la había llevado a una fiesta, pero había sido un absoluto fracaso. Ava se sintió incómoda, el fuerte ruido la había abrumado y cuando intento relajarse tomando algo, para su mala suerte, la bebida había resultado tener una mezcla de alcohol. Junto a baja tolerancia solo fue cuestión de tiempo para que terminara tan ebria que había vomitado sobre los zapatos del novio de Quinn.
Terminaron esa misma noche.
Lo que Ava quería saber era ¿Se estaba perdiendo de algo al no asistir a fiestas, coquetear con todos los chicos que se le pasaban por el frente e ingerir alcohol como si fuera el último día de su vida?
Ella prefería sus libros y música. Pasar tiempo con su familia y algunos amigos.
Según Quenn, se estaba perdiendo de la verdadera diversión.
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En Cuerpo y Alma
VampirosDespués de descubrir que su compañera es adicta, ver a un vampiro matar al vendedor de drogas y descubrir que el chico que le gusta no es lo que pensaba, Ava Evans solo quiere un respiro. Bueno, el respiro no llega, en cambio Ava descubre que su cue...