«¡No está! Mi cuerpo no está».
Ava miró la cama vacía por largos minutos. Sin poder procesar lo que estaba pasando. Sabia que debía moverse y descubrir lo que había pasado, pero estaba completamente en shock.
Cerró sus ojos por un segundo y luego los volvió a abrir.
No, nada cambió. Ella no despertó dentro de su cuerpo ni el tampoco estaba en la cama.
«Oh. Dios. Mío».
La histeria rápidamente comenzó a invadir su alma.
¿Dónde estaba su cuerpo? Ella lo había dejado allí, en su cama, antes de ir a la estúpida fiesta. ¡Había dormido allí! No era como si fiera posible que se levantara sonámbula, la idea era estúpida e imposible.
Tambaleante, se acercó a la cama y abrió sus ojos espantada al ver lo que estaba tirado al lado de la colcha en el piso.
La cadena.
La cadena de protección que su abuela le había dado y que debería estar alrededor de su cuello, protegiéndola de que algún espíritu lo invada, estaba tirada en el piso. Completamente destruida.
—¡No! ¡No!
En medio de su histeria, Ava escuchó un ruido que venia del pasillo.
—¡Que mierda, Ava! ¿Que haces allí? Me has asustado, imbécil. —Escuchó la voz de Poppy y eso hizo que corriera hacia afuera.
Justo cuando cruzó la puesta hacia el pasillo, se tuvo que parar en seco al ver la escena frente a ella.
Su boca y sus ojos se abrieron mientras sacudía su cabeza.
«Esto no puede estar pasando».
Su cuerpo, el cual no debería moverse por si solo, estaba parado en medio del pasillo de espalda a ella y frente a Poppy. Llevaba la misma ropa con la que Ava se habían ido a dormir y estaba descalza.
"Sin un alma en el cuerpo el se convierte en un cascarón vacío", recordó fugazmente las palabras de su abuela.
Ava estaba segura que de haber sido posible su respiración se hubiera acelerado en ese mismo memento.
Vacío.
Un cascarón vacío.
Su cuerpo era un cascarón vacío que algún espíritu había aprovechado en tomar mientras ella no estaba.
«Oh no. No. No. No».
—Eres un jodido bicho raro, Evans. —En pijama, Poppy pasó junto a su cuerpo chocando ambos hombros y se dirigió a la habitación frente a la de Ava.
Eran alrededor de las doce, o más tarde, Ava no lo sabía. Ella no sabia nada. No sabia como había pasado eso. Ni como resolverlo.
Después de que Poppy cerrara se puerta de un golpe, ella caminó cautelosamente hacia su cuerpo poseído, aún parado inmóvil en medio del pasillo.
El no se movía ni un poco o hacia algún sonido, y eso solo perturbaba a Ava.
¿Quien estaría allí dentro? Se preguntaba, temerosa.
Ella intentó ignorar el horrible sentimiento de sentirse violada de alguna manera. Pero no lo logro.
—¿Quién eres?
Su voz salió unos tonos más alto de lo normal y con una nota histérica.
¿Quien había tomado su cuerpo? ¿Un espíritu? ¿Un alma en pena?
Ella no creía que fuera una alma en pena. Para Ava ellos eran como zombies. ¿Un alma errante? Apretó sus puños al pensar en esa posibilidad. Las almas errantes solían asustarla, ellos desprendían tanta desesperación y hambre, que era abrumador.
«Ellos están llenos de oscuridad».
Ava no esperó que pudiera oírla pero cuando escuchó su propia voz salir de su boca, pegó un salto en su lugar.
—Ava.—Respondió el cuerpo. Ella exhaló al escucharse. Su voz era igual, solo más lenta. Como si estuviera probando sus propias cuerdas vocales.
Frunció sus cejas por la respuesta y retrocedió un paso cuando su cuerpo se volteo lentamente hasta quedar frente a frente. No podía verla, notó.
Ava jadeo al ver su rostro. Toda emoción lo había dejado, algo que ella nunca había podido hacer antes, ya que era muy expresiva.
Pero esa vez no había nada allí, ni una sola expresión.
—¡No es cierto! —Exclamó, asombrada por la descara respuesta. —¿Quién demonios eres? ¿Como lograste tomar mi cuerpo? ¿Como pudiste romper la protección? ¿Dónde está...? ¡Mi anillo!—Dio un paso hacia adelante y su vista se disparó hacia su mano derecha. En su dedo meñique aun estaba la pequeña joya y Ava sintió algo de alivio llenar su alma.
Si ese ser hubiera logrado quitar el anillo, Ava estaría de verdad perdida. Habría perdido para siempre y posiblemente se convertiría en la próxima alma en pena vagando por el mundo.
Pero el anillo seguí allí y mientras lo estuviera aún había una posibilidad de volver a su cuerpo.
«Aún hay esperanza», se dijo.
Miró su rostro de nuevo. Solo podía escucharla.
—¿Cómo has sacado mi collar?
Sin moverse, respondió: —Fue bastante fácil. Tu protección no es nada para una bruja que vivió por muchos siglos.
El horror pintó la expresión de Ava al escucharla.
«Una bruja».
El ser dentro de su cuerpo era una bruja.
Ava no sabia como procesar la información de forma rápida y antes de que pudiera pensar en lo que iba hacer a continuación, arremetió contra ella.
—¡Quiero mi cuerpo de vuelta!
En su arrebato, no pudo traspasarlo, era algo que no podía hacer, pero éste se tambaleo y un jadeo escapó de su boca. Aún así no pudo lograr nada, ni hacerse espacio para entrar.
Horrorizada, vio un hilo de sangre bajar por su nariz.
—Jesús. —Se alejó antes de ser capaz de causarse un daño a si misma sin quererlo.
Seguía siento un cuerpo frágil y tanta presión podría ser capaz de simplemente romperlo y ella no iba a permitirlo.
La bruja, llevó una mano a su nariz, limpio la sangre y miró su mano. Luego alzo su vista.
—Si lo vuelves hacer, tomaré un cuchillo y me cortaré el cuello. Y ambas estaremos muertas.
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En Cuerpo y Alma
VampireDespués de descubrir que su compañera es adicta, ver a un vampiro matar al vendedor de drogas y descubrir que el chico que le gusta no es lo que pensaba, Ava Evans solo quiere un respiro. Bueno, el respiro no llega, en cambio Ava descubre que su cue...