Capitulo Once

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R O S E

El exterior seguía exactamente igual a como ella lo recordaba. Las paredes tenían los mismo colores sombríos que en el pasado le causaban irritación. Las vigas de las puertas y ventanas tenían el mismo estilo. Y Rose presentía que su interior no era diferente.

Pensó que allí estaría el mismo inmobiliario viejo y pasado de moda. Nada, ni un solo cuadro, habría sido movido de su sitio. Estaba segura de que la casa sera un santuario que se mantenía del mismo modo.

¿En honor a quién? Se preguntó, mirando el frente. ¿A los muertos?

Todo eso le causaba asco. Nunca le había gustado ese lugar. La mansión Rosewell le traía tristes y también oscuros recuerdos.

Siempre la quiso incendiar. 

—Creo que ahora podré hacerlo ¿Me escuchas, padre? —preguntó en voz alta con esa voz que no era la suya y caminó, con ese cuerpo que no era el suyo.

Aún no se acostumbraba al nuevo cascarón. Era más pequeño y si, más fuerte. Ella una vez fue una mujer alta y esbelta, de aspecto frágil y mirada coqueta.

Pero ese lado de ella murió mucho antes de que la asesinaran.

Caminó por lo que una vez fue el orgullo de Connor H. Rosewell, su padre, y que ahora sólo era una propiedad destartalada, abandonada y pasada de moda.

—Quemaré este lugar hasta los cimientos. —Prometió.

Sin que pudiera evitarlo, a su mente vino la imagen del hombre que la había engendrado. El recuerdo estaba tan fresco que solo le causó odio.

Recordó su figura corpulenta, su barbilla siempre alzada de forma arrogante, su cabello casi blanco por las canas al igual que su barba y bigote. El bastardo había sido bien parecido. Pero la belleza de su exterior solo servía para esconder parcialmente la maldad en su interior. Sus ojos azules siempre fueron fríos y calculadores.

Rose jamás olvidaría sus ojos.

—Lo quemaré, así como tu dejaste que quemaran a mi madre. —Miró hacia la casa, justo donde sabia que estaba el estudio en el que el hombre paso la mayoría de su tiempo.

Lo odiaba. No siempre fue así, pero después de las acciones crueles e inhumanas que había hecho, ella lo odio tanto y por tanto tiempo que mucho de ese odio la llevaron a cometer algunos de sus errores más grandes.

El asesinato cruel de su madre, por culpa de su progenitor, fue el empujón que necesitó para simplemente cruzar la linea.

Al otro lado solo hubo oscuridad y Connor pagó por ello.

—Y no me arrepiento de nada.

Irás al infierno. —Escuchó una voz suave a su espalda. Rose no se movió ante el espíritu de la verdadera dueña del cuerpo que habitaba.
—El infierno no existe, querida. O habría ido allí hace mucho tiempo.

Quizás. —Dijo la voz más cerca. —Estás tan podrida, Rose. ¿Y sabes lo que creo? Creo que en realidad al estar aquí estás de vuelta en tu propio infierno personal.

—Tienes razón. —Coincidió. Le dio un ultimo vistazo a la casa. Ese siempre sería su infierno. —Pero no me impedirá lograr lo que quiero.

Se volteó y rodeo la gran estructura.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2020 ⏰

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