¡Shorter regresa!

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Habían pasado ya tres meses desde que Ash y Eiji decidieron romper la farza.
Durante este tiempo se habían vuelto inseparables, se conocían cada vez más y estaban más enamorados que nunca. La gente solía decir que parecía una pareja de recién casados.

—¿Entonces te quedarás hasta tarde?
—Si, nuevamente me dejaron revelar la exposición.
—¿Quieres que te espére?
—No es necesario, ve a descansar, debes estar agotado— acarició su mejilla mientras sonreían ambos.
—Eiji, todos nos estan viendo— susurró hacía él riendo.
—Ha… este…
—Jaja Okumura no comas pan delante de los pobres— dijeron sus compañeros.
—¡P-perdón!

Todos rieron y poco a poco se retiraron del edificio.

—Okumura, no olvides cerrar.
—Si profesor, hasta mañana.
—Entonces yo también me voy, prepárate algo de cenar, te encantará.
—Si tu cocinas ya lo creo, conduce con cuidado.
—Si, esfuérzate— dejo un beso en sus labios y dio media vuelta, en eso Eiji le abrazó por la espalda— ¿Qué pasa?
—Te amo.

Existió un silencio entre ambos y Ash se volvió frente a él.

—¿Qué dijiste?
—Te amo, Ash— dijo sonriendo.
—Es la primera vez que lo dices… estoy… mierda, me haz vuelto a enamorar.
—Jaja
—Dilo de nuevo.
—Te amo Ash, ¡TE AMO, TE AMO!— gritó abrazándolo— Te amo y ya no puedo vivir sin ti.
—Ni yo— le dio un beso en la frente y tomó sus manos— Llega pronto, te estaré esperando con una cena fenomenal.
—Si, voy a darme prisa. Ve, antes de que agarre el tráfico.
—Bien, te veo en casa.
—Si, nos vemos.

Ash salió y Eiji continuó trabajando en la cabina.

La sesión era bastante larga pero finalmente había terminado, empezó a guardar todo y tomó su mochila

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La sesión era bastante larga pero finalmente había terminado, empezó a guardar todo y tomó su mochila.
Se apresuró para llegar a casa y tomó el atajo por el parque.
Camino entre el césped y se detuvo a mirar aquella banca donde antes solía reunise con Shorter.
Se acercó y la miró con tristeza.

—Shorter… lo siento.
—¿Qué es lo que sientes?

Una voz familiar provenía detrás suyo. Volteo la mirada asustado y se encontraba Shorter sonriendo.

—Shorter… senpai…
—Ya vine— dicho esto lo tomó entre sus brazos estrechándolo con fuerza.

—Shorter… senpai…—Ya vine— dicho esto lo tomó entre sus brazos estrechándolo con fuerza

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Eiji no lo podía creer. Él estaba enfrente. Aquél que por tanto tiempo extrañó estaba ahora de regreso. Sin embargo, su presencia ahora no era la misma, ya no lo amaba.

—¿No dirás nada?
—¿Co-cómo estás?
—Jaja estás tan emocionado que no sabes como reaccionar ¿verdad? Perdón, quize darte la sorpresa. Acabo de llegar, vine directo aquí, sabía que podría verte en nuestro lugar. Perdón por dejarte tanto tiempo solo, ya no volveremos a separarnos.

Eiji se quedó mudo. No sabía que hacer o que decir.

—Senpai…
—Antes de que me digas algo, mañana se termina la farza, así que te estaré esperando, a las 9 en este nuestro lugar, y te haré la pregunta que me pediste dijera una vez terminara esto.
—Es que yo no…
—Te estaré esperando— dijo sonriendo— ahora me voy, estoy cansado, fue un viaje muy largo. Te veré mañana— se acercó y dejó un beso en su mejilla— adiós, samurai-boy.

Sonrió y se echó a correr. Eiji se sentía terriblemente mal.

—¿Cómo le digo que no pude esperarlo? Dios… no se que hacer… senpai… lo siento…

Se sentó en la banca y comenzó a llorar.

Ash esperaba en el comedor mirando impaciente la hora

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Ash esperaba en el comedor mirando impaciente la hora.

—Ya es muy tarde… ¿Debería marcarle?

La puerta se abrió y Eiji entro con la mirada baja. Ash se dio cuenta de inmediato.

—¿Eiji, pasó algo?
—No, no es nada… solo estoy cansado… fue muy pesado hoy…
—Vamos, ven a cenar algo, te prepararé el baño.

Eiji le abrazó y Ash le acarició la espalda.

—Te amo Ash.
—Yo también te amo.

Se quedaron así unos minutos y Eiji accedió a comer y darse un baño.

Al recostarse miraba a Ash con preocupación.

—¿Qué ocurre?
—¿Me abrazas?
—Ven— lo rodeo entre sus brazos dejando un beso en su frente.
—Si estas conmigo… tendre fuerzas para superar lo que sea. No me dejes solo nunca.
—No lo haré, tu eres mi todo.

Estuvieron así hasta quedarse dormidos.

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