¡El final de nuestra farsa!

608 90 10
                                    

—¿Hermano no bajarás a cenar?
—No tengo hambre.
—Mañana es tu presentación, ¿seguro que estás bien?
—Si… descuida, mañana volveré a ser el de siempre.
—De acuerdo, te dejo trabajar.

Eiji se levantó del escritorio y miró por la ventana las estrellas. Su presentación era al día siguiente y aún no había escrito nada. ¿Sobre que debería hablar? ¿Sobre su fotografía o sobre él?
Cansado se puso a escribir un discurso detallado sobre la fotografía. Insatisfecho pero sabiendo que era lo mejor, guardó sus cosas y se metió a la cama.

 Insatisfecho pero sabiendo que era lo mejor, guardó sus cosas y se metió a la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ash salió a correr cuando los primeros rayos del sol tocaron. Paso por el parque una vez terminado su entrenamiento y pudo a ver a Shorter que una vez lo vio le saludó.

—¿Puedo hablar contigo un momento?
—Bien, ¿que quieres?

Shorter lo invitó a sentarse y Ash lo hizo.

—Hoy es la exposición. Eiji dará un discurso sobre tu fotografía.
—¿Y eso que tiene que ver?
—¿De verdad vas a dejarlo ir? Eiji sólo piensa en ti. Estos meses han sido terribles. ¿Aún piensas que la clase social es un impedimento?
—No, ya no pienso eso.
—¿Entonces?

Ash le miró un poco desanimado.

—Aún soy inmaduro. No puedo darle lo que merece.
—¡Entonces madura de una vez!— dijo Shorter molesto— ¡Eiji tuvo el valor de disculparse y venir hasta aquí, no escapa con escusas, el te ama y a puesto su amor contra todos, enemigos, clase social o la opinión pública, solo le interesa una cosa, y es que tu logres librarte de la soledad que has construido!
—Pero…
—¡Eres un egoísta!… el bajó hasta el infierno por ti, pero tu no puedes hacer un esfuerzo por llegar al cielo… Quizá es mejor así, vuelve a tu vida de ricos y olvídate de él…

Shorter se levantó y se alejó de Ash. Éste, agobiado, caminó hacía su departamento donde vio al casero.

—Joven, ¿ya pensó si dejará su departamento? Hay una persona interesada en comprarlo.
—¿Enserio? Entonces si, véndalo. Me iré ahora mismo.

Eiji se vistió lo mejor que pudo y salió rumbo a la universidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eiji se vistió lo mejor que pudo y salió rumbo a la universidad. Al llegar, todos estaban listos para empezar a abrir la exposición.
Acompañados de su profesor del curso y el rector se abrieron las puertas para que la gente pudiera entrar.
Cientos de personas emocionadas, recorrían los pasillos admirando los trabajos mostrados, siendo la sensación el cuadro que Eiji tomó.

La familia de éste llegó poco después.

—¡Hijo muchas felicidades, todo está increíble!
—Gracias mamá.
—El lugar está lleno y por lo que vi hay muchos riquillos por aquí, con suerte y terminas consiguiendo un buen contrato.
—Eso espero, me gustaría reunir lo suficiente para mi estudio.
—Ya verás que si hijo— dijo su padre animándolo.
—¡Eiji, felicidades!— dijo Shorter con un gran ramo de flores que se lo entregó sonriendo.
—Muchas gracias senpai.
—Vaya, mira toda está gente, me alegro que saliera todo bien.
—Aún falta el cierre, pero creo que hasta ahora es un éxito.

Eiji dio un recorrido a su familia por el salón y miraba de reojo entre la gente si Ash aparecía pero no había señal de él.
Pasaron así las horas y el cierre estaba cerca. Todos los asistentes tomaron asiento y Eiji se preparó para dar su discurso detrás del escenario.
Leía una y otra vez el escrito para no equivocarse.

—Tranquilo, lo harás bien— dijo Shorter dándole palmaditas en la espalda.
—Estoy muy nervioso pero a la vez triste.
—Busqué a Ash por todo el salón pero él no apareció. Lo siento.
—Supongo que ya lo sabía. Él no debe querer verme. Voy a entrar, nos veremos después.
—¡Suerte!

Eiji entro al escenario sonriendo y colocó el discurso en el atril.
Sus ojos buscaban a la persona que amaba pero no se encontraba presente.

—Gracias a todos por venir. A nombre de la escuela y la facultad de diseño es grato decirles que estas obras son el resultado de meses de esfuerzo y que hoy fueron un éxito.— La gente aplaudió y algunas ovaciones de sus compañeros se hicieron presentes— Hoy quiero hablarles sobre la obra principal, la cual tiene por nombre amanecer…

Sus ojos llevaron la mirada a la entrada donde Ash se encontraba agitado y los ojos de ambos se encontraron, haciendo una breve pausa en sus palabras.
Eiji recuperó el sentido y volteó la hoja de su discurso. Ash estaba frente a él, deseaba poder decir lo que su corazón sentía.

—Amanecer es… él. Es la persona que amo y a la que entrego todo sin nada a cambio. El amanecer de verlo una vez más sentado a mi lado. El amanecer de escuchar su risa y su alegría… y porque no, el amanecer de sentir sus penas y el dolor de no tenerlo conmigo. Todos los días amanece, pero desde que tomé esta fotografía, ya no hay amanecer en mi vida, solo la noche puede darme un momento para amarlo en sueños, pero… ahora puedo ver que incluso la noche más oscura, el recuerdo más amargo, o la distancia más larga, no impedirá que siga amaneciendo en mi vida. Porque él vive conmigo… en mi corazón. Y si el vive aquí… siempre podre ver la luz del amanecer.

La audiencia se puso de pie y cientos de ovaciones se escucharon en la sala. Bajó del escenario donde sus compañeros le llenaron de alagos y felicitaciones. La gente comenzó a retirarse y Ash se dirigió al cuadro. Eiji se acercó hacía él hasta colocarse a su lado.

—Felicidades— Ash le entregó un ramo de rosas y Eiji las tomó— es una fotografía maravillosa. Tienes un gran talento.
—Gracias.
—Eiji Okumura, te propongo algo.
—¿Cómo dices?
—Quiero hacer un contrato contigo, claro, si tú estas dispuesto. Lo único que tienes que hacer es amarme y vivir conmigo. Soy inmaduro y altanero, pero estoy dispuesto a cambiar todo esto si aceptas mi trato.
—¿Y por cuanto tiempo quieres hacerlo?
—Será al menos toda la eternidad, como dicen, hasta que la muerte nos separe. Pero a contrario de la farsa anterior, esto sera completamente real y con permiso de afecto.
—¿Vas a pagarme?
—Claro que no, ahora que veo que eres talentoso se que tendrás mucho éxito y dinero, además, yo renuncié a todas las comodidades de mi padre y soy independiente.
—¿Realmente hiciste eso?— dijo sorprendido Eiji.
—Si. Me mantendré con lo que gano de mi sueldo, así que no puedo pagarte por la farsa esta vez. Vendí el departamento y ahora compré algo más pequeño, por lo menos hasta tener lo suficiente para comprar uno más grande.

Ash miro a Eiji y éste sonrió. Ash devolvió la sonrisa.

—¿Aceptas éste contrato?
—Déjame pensar…
—¡Oye!
—Jaja… —Eiji lo abrazó con ternura y dejó un beso en su mejilla— Si, quiero hacer el contrato.

Ambos se tomaron de las manos y se acercaron dispuestos a besarse pero se vieron interrumpidos por sus amigos que aplaudían emocionados. Avergonzados solo podían reír.
.
.
.
¡Próxima semana, capítulo final!

FarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora