Siempre te amare

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Atsushi levantó la mirada esa persona frente a él no pertenecía a ese lugar, no entendía que hacia ahí ni porque se presento tampoco sabía de que forma se había enterado de cuando se llevaría a cabo el servicio funerario, el cual por cierto ya había terminado, o siquiera como se habría enterado quien era el hombre que ahora descansa en paz, dudaba que Kyouka le hubiera dicho, tal vez Kunikida por consideración pero cuando el rubio mayor mostro su descontento y asombro en sus facciones supo que no fue él.

Aunque cuando el sujeto no invitado se apareció completamente solo, quitándose su característico sombrero y con un gran ramo de rosas de diferentes colores en el cementerio causo un gran revuelo y descontento considerable ahora Atsushi no tenía ni idea de cómo sentirse.

—Atsushi-kun es hora de irnos —escucho la voz de Kyouka a la vez que sentía como su mano era gentilmente tomada por la de ella.

—Si...—ambos jóvenes se fueron junto al resto de los miembros de la Agencia, dejando al joven mafioso solo en el cementerio.

Nakahara Chuuya no fue invitado a ese funeral, cuando el mensaje de un número no registrado en su agenda indicando la hora y lugar del entierro de Dazai le llego esa misma mañana no pudo decir que no era cierto, él ya sabía que el castaño estaba muerto o en estado crítico aun antes de que llegara ese mensaje pero el pelirrojo prefería que hubiera sido la segunda opción pues así estaría frente a la cama de un hospital y no frente a ese montón de tierra. El joven mafioso dejo las flores sobre aquella tumba y su volvió a colocar el sombrero para después sentarse junto a la misma.

—No sabía que flores traer o cuáles eran las más indicadas —Nakahara respiro profundo intentando alejar las ganas de llorar— te traje rosas, son de diferentes colores blancas, azules, rosas, rojas e incluso hay una negra.

—Te traje algo de whisky solo porque es una ocasión especial —dijo a la vez que sacaba de entre sus ropas dos pequeñas cantimploras y un vaso donde sirvió desde uno de los envases aquella bebida— se que no sabe igual sin el hielo pero tendrás que conformarte.

El joven destapó la segunda cantimplora, la cual contenía un poco de su vino favorito, luego bebió de ella para enseguida recostarse en el suelo.

—Debo verme deplorable, como un loco tirado junto a un montón de tierra, hablándole al mismo, tan humillante, así que espero que estés escuchando desde donde quiera que estés bastardo —tomo un segundo trago antes de seguir— estuve a punto de no venir, de dejarte plantado como tú lo hiciste conmigo ayer en nuestro aniversario y beber hasta no poder recordar nada— hubo otro silencio casi podía sentir los brazos de Dazai a su alrededor o por lo menos sentir el recuerdo de ellos— pero yo si soy responsable respecto a esta relación.

—Rampo tuvo la decencia de avisarme aunque fuera de último momento, te dije que les dijeras sobre nuestra relación, por tu culpa casi me pierdo el funeral de mi estúpido esposo —el mafioso guardo silencio durante unos momentos, necesitaba tranquilizarse no podía darse el lujo de llorar— cuando no llegaste ayer a casa supe que ya era muy tarde, justo el día que dejaste tu anillo en casa, estuve como loco en todas las funerarias amenazando y sobornando guardias de seguridad para que me dejaran ver los cadáveres hasta dar con el tuyo y poder ponerte el maldito anillo —Nakahara entonces miro su propio anillo de oro blanco con esas pequeñas piedrecitas azules y verdes, el pelirrojo no sabía cómo se llamaban aun que Dazai si le dijo los nombres cuando le dio el anillo y por primera vez desde hace mucho tiempo ese anillo descansaba en su anular izquierdo como debía ser.

Chuuya ya había sufrido la pérdida de su amado una vez en el pasado cuando este dejo la mafia sin embargo esta vez era diferente, en aquel entonces no tenía ni la mas mínima idea de sobre si Dazai todavía respiraba o no en comparación de ahora que tenía la completa seguridad de que su pecho ya no subía y bajaba signo de que había dejado de respirar, su piel estaba helada y su corazón había dejado de latir.

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