Vergüenza

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Normalmente cuando Dazai y Chuuya pasaban la noche juntos lo hacían en el departamento del pelirrojo pues este era más grande, la cama era más cómoda y podían tener mayor privacidad.

—Bastardo, bésame —Dazai no quería negarse a la petición de su novio pero estaban en mitad de la calle, sabía que una cosa llevaría a la otra y no quería hacerlo en algún escondido callejón, aunque ya lo hubieran hecho antes de esa forma.

—Amor, estamos en público.

—¿Y eso a mí que me importa imbécil? —tratar con un Chuuya muy borracho siempre era complicado.

—Vamos a mi casa, está cerca.

—Pero no me gusta tu casa, es fea.

—Está muy cerca, lo prometo —era una mentira, su departamento estaba a varias cuadras de distancia todavía pero sin duda alguna estaba más cerca que el del pelirrojo.

Al final Nakahara se paso todo el camino quejándose y no solo de donde pasarían la noche si no también del trabajo, de los subordinados nuevos o mal capacitados, de todo el papeleo diario, luego empezó a remilgar sobre su estatura y los malos momentos que ha pasado por ello e incluso empezó a quejarse del propio Dazai como si no fuera este quien básicamente lo estaba cargando aunque tampoco era que al susodicho le molestara estaba acostumbrado a tratar con su pequeño novio borracho.

Cuando finalmente llegaron a donde vivía el castaño, en el mismo edificio que la mayoría de los miembros de la agencia, Chuuya ya llevaba dormido una o dos cuadras y Dazai lo cargaba en su espalda. El menor tuvo que hacer malabares cuando dejo caer las llaves, tuvo que levantarlas y abrir la puerta evitando despertar a su pareja, después de entrar logrando su cometido cerró la puerta para irse a su habitación y recostó a su pareja en la cama sin embargo al momento de empezar a quitarle la ropa al contrario para que estuviera más cómodo este comenzo a reaccionar con el movimiento para terminar despertándose y como todavía recordaba el beso que le negaron más temprano esa misma noche esta vez ni siquiera pregunto, jalo al más alto por el cabello y lo empezó a besar, claro estaba que una cosa llevaría a la otra y terminaron haciendo el amor.

A la mañana siguiente Nakahara despertó debido a un molesto sonido proveniente de la entrada, alguien se encontraba tocando la puerta fuertemente, Chuuya medio dormido como estaba y sin ser realmente consciente de su alrededor había entrado en modo automático tanteo con la mano hasta encontrar su propia ropa interior se la puso y después se puso la camisa más cercana que encontró la cual resulto ser de su amante.

Para el pelirrojo no había problema en abrir la puerta vestido de esa forma, después de todo lo más seguro es que quien tocaba la puerta fuera un subordinado de bajo rango haciendo un recado y él era un respetado ejecutivo un subordinado de menor rango no se atrevería a hacer comentarios sobre cómo iba vestido al abrir la puerta de su propia casa. Aunque claro esa no era su casa y quien tocaba la puerta no era un simple subordinado pero el pelirrojo no era consciente de este hecho.

—Maldito Dazai —esperando al otro lado de la puerta se encontraba Kunikida viendo su libreta mientras escribía en ella, seguramente terminando de planificar su día— hasta que al fin sales, llevo seis minutos con treinta segundos tocando la puerta, ya vamos atrasados ocho minutos con diez segundos.

Al momento de terminar de hablar y sin escuchar la primera queja del día por parte del castaño el rubio despego la mirada de su libreta para dirigirla a su compañero sin embargo con quien se encontró su mirada no fue el mayor dolor de cabeza que conocía si no que la persona frente a él era un joven de cabellera pelirroja y baja estatura vistiendo ropa de Dazai que dejaba al descubierto una serie de marcas de mordidas y chupetones a lo largo de su cuello y piernas, Kunikida pronto reconoció al chico frente a él como un ejecutivo de la Port Mafia, si mal no recordaba se llamaba Nakahara Chuuya podía controlar la gravedad y había sido el compañero de Dazai cuando este también pertenecía a la mafia.

—Mierda —esa palabra fue todo lo dicho por el pelirrojo antes de cerrar la puerta al caer en cuenta de que el hombre frente a la puerta era uno de los compañeros de trabajo de su novio.

Kunikida estaba bastante sorprendido, pronto escucho movimiento y un par de golpes provenientes del departamento, por un momento se pregunto si debía entrar pues hasta donde él sabía Dazai y ese mafioso se odiaban, ¿qué tal si el pelirrojo aprovechaba el momento para matar al otro? Debía impedirlo sin embargo alcanzo a escuchar unas cortas frases que lo hicieron quedarse donde estaba "Bastardo, despierta te buscan...ya me voy" y poco después salió el más bajo ya mejor vestido pero acomodando aun los accesorios que usaba y se fue sin dedicarle una segunda mirada al rubio a pesar de que el rubio si se fijo en el mafioso y podría jurar que tenía el rostro sonrojado aunque no sabría decir si ese sonrojo era por notar que había dormido con su ex-compañero al que decia odiar o por haber sido visto por un enemigo en una imagen tan indecente.

Realmente al de anteojos no le importaba que hacía o dejaba de hacer su compañero en horas fuera del trabajo aunque si le asombro bastante la persona con quien había elegido pasar su noche aunque si lo pensaba un poco le sorprendía más que el mafioso hubiera aceptado, sin dedicarle mucho tiempo a ese asunto dio por sentado que había sido algo de una noche tal vez se encontraron en medio de la ciudad y terminaron bebiendo juntos o algo por el estilo, la verdad tenia cosas más importante que hacer que pensar como Dazai termino acostándose con su ex-compañero al que tambien decía odiar, por lo que sin darle más importancia entro al departamento para sacar al castaño de ahí y poder irse a trabajar —¡Maldito desgraciado despierta de una vez!

EXTRA

Por la puerta de la Agencia entraron un castaño bastante contento y un rubio con cara de consternación.

—Kunikida-san, ¿se encuentra bien? —pregunto una joven de uniforme escolar, sin embargo esta fue ignorada pues el rubio se fue directo a su escritorio, cosa que causo preocupación.

—Si quieren yo les diré que le paso —dijo entre risas Rampo quien había visto desde su ventana como Dazai cargaba al mafioso la noche anterior, acto seguido el suicida dejo una bolsa llena de dulces en su escritorio a la vez que hacia una ligera señal para que guardara silencio— ooh, ya lo olvide.

A la vez que esto ocurria Osamu recibió un mensaje que le saco una sonrisa.

"No vuelvo a poner un puto pie en tu maldito departamento."

~~~Notas~~~

Mientras escribía el primer one-shot de esta serie surgió esta idea y me gusto bastante y me dije "Oh vamos Ita escríbela nada pierdes, que al cabo no tienes nada más que hacer" jajaja y no es mentira usualmente escribo en la noche como entre 11pm y 2am, entonces no tengo nada que hacer aparte de desvelarme XD

Muchas gracias por leer, abrazos! <3 

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