¡Porfavor, no!

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Estaba vistiéndose para el baile que iba dar una vez más, esta vez estaba vestida de colegiala, esta vez saldría con una máscara de conejo un tanto realista.

–¡Qué bella te vez!

–Gracias, Marie...

–¿Enserio va ser la última vez?-Dijo la Drag Queen un tanto triste.

–En verdad, no te estoy entendiendo... Primero diciendome que si estaba segura que quiero seguir aquí y ahora no crees que me quiero ir de aquí

Dolores estaba un tanto molesta, este sujeto tenía ciertos problemas psicológicos, aquél Drag queen agarró la máscara y se lo colocó a Dolores.

–Si, pero es que eres una gran estrella... Me das dinero de más y ni das tu cuerpo. El público te reclama, te quiere, te adora... Te desea...

Dolores al escuchar eso sintió un gran escalofrío recorrió por todo aquél cuerpo, su estómago se revolvió por lo asqueroso que era esto.

–De todas formas me voy a retirar, tu me dijiste que no encajó aquí.

Este al ver la respuesta que tenías, solamente su gesto cambió a uno muy serio.

–Aun cuando te vayas, siempre vas a recordar este lugar, querida...-Fue lo único que dijo aquella persona antes de salir.

Ahora no sabía que pensar al respecto, esas palabras retumbaban una y otra vez en su cabeza. ¿Qué rayos pasaba con esa persona?, Oh bueno, ¿Que pasaba con Marie Claire?... Su cuerpo comenzó a sudar frío, no se sentía del todo bien, se quería ir de aquí antes de que se arrepintiera.

–Oye, ya te toca-Dijo una chica

–Ah, gracias -Contesto

Sus nervios aumentaron, era como la primera vez que salió a bailar, al salir notó que había muchas personas, más de lo habitual. Todos le aplaudían, gritaban, incluso habia silbidos... Se sujetó de aquél tubo frío, observando por los orificios de su máscara la audiencia hasta que empezó la música, comenzando a bailar alrededor de este para comenzar a subirse poco a poco de ella y girar, haciendo que la falda se levantará, las vistas para todos eran encantadoras, simplemente lujuriosos. Estaba tan en su baile, pero fue interrumpida al sentir como una mano la jaló para que cayera bruscamente al suelo.

Al darse cuenta un hombre había entrado al escenario, ella trató de separarlo, la música retumbaba en todo el lugar evitando que los gritos de los hombres se oyeran, así fue como los lobos lograron atravesar la barrera y ir por su presa, Dolores gritaba. Ahora habían dos, tres, diez hombres, su corazón latía rápido, estaba teniendo un estado de pánico al solo verlos, sentía manos por donde sea, sentía como su rostro fue descubierto destrozando aquella máscara.

–¡Pero mira nada más que hermosura!

–¡Oh querida, no sabes cuanto soñé para hacer esto!

–¡Porfavor, no!, ¡Detenganse!-Gritaba Dolores.- ¡Marie!, ¡Marie, porfavor!

Dolores podía verla, podía verla entre esas piernas de hombres que la rodeaban, se encontraba fumando y contando un gran fajon de dinero, sin importarle lo que estaban haciéndole a Dolores. Ella miró a otras partes, las mujeres que estaban cerca solo miraban abajo, dando a entender que no podían hacer nada.

–¡Te voy hacer mujer!

Al sentir interior arder un gran gritó pegó, ardía como un demonio. La trataban con brusquedad, como si fuera una muñeca inflable, su cuerpo dolía, cada centímetro dolía, sentía las manos de los sujetos como si fuesen espinas pinchando su piel, no paraba de llorar, de suplicar, y así como ella no dejaba de hacer eso, ellos no dejaban de hacerle tal asquerosidad en ella.
Gritaba, gritaba por piedad, que se detuvieran, pero nadie la escuchaba, nadie le hacía caso, se movía para que estos se separen de ella, pero fue inútil. Su interior, sus piernas, pechos, sus manos, incluso su rostro fueron aprovechadas por ellos. Llegó a morder, a patalear, escupir, pero solo recibía golpes, golpes que le provocaban solo mirar al cielo o más bien el techo del lugar.

¿Cuánto tiempo llevó?, ¿Cuánto duró este infierno?, era obvió que para ella fue eterno, su cuerpo dolía, su intimidad dolia, sus piernas dolían, sus ojos estaban hinchados, la blusa casi destrozada, la falda enrrollada ¿Cómo es que sobrevivió tal desastre?. Se había dado cuenta que ya no había nadie ningún cliente en el lugar, su cuerpo se sentía pegajoso, incluso había en su cabello esa consistencia. Algunas mujeres estaban limpiando el lugar, otras solo se habían molestado en taparla con algunas ropas que ellas mismas tenían.

–Vez que no vas a olvidar el lugar...-Dijo Marie al verla despierta.- Tómalo como una despedida... Ten, es la mitad de todo lo que me dieron por ti.

Colocó un gran rollo de dinero enfrente de ella y le dió una camisa junto con lencería.

–Ayudenla a vestirse, luego saquenla... Ya no es bienvenida... -Ordeno la Drag Queen para luego irse del lugar.

Estaba en las calles de One Piece, su cabello estaba humedo, lo que le dió Marie Claire fue solo una camisa de manga larga grande, tenía aun la falda y su bolsa estaba mal colgada en su hombro. No sabía a donde ir, no sabía si estaba bien ir con Nami, no podía caminar tanto porque sus piernas que temblaban. Cada vez que cerraba los ojos podía ver toda la escena una vez más, le asustaba, le daba asco, tanto asi que en medio del caminó terminó vomitando, se comenzó a sonar la nariz al sentir algo dentro, había salido grandes coágulos por los mismos golpes que le dieron en la nariz y en eso sangre.
Se dio cuenta que estaba cercas del edificio en donde trabajaba, fue rápido y abrió las puertas con las llaves que tenía, eran llaves que hasta los guardias tenían por si venía alguien primero no quedarse afuera, solo los guardias y los del servicio de limpieza los tenían. Vió el gran reloj que había junto con el gran escritorio de la recepcionista... 4:36 a.m, caminó rápido hasta llegar en donde los cocodrilos descansaban, el más grande de ellos, el primer cocodrilo que tuvo el dueño de este lugar, parecía como un cachorro al ver a su dueño venir después de una jornada de trabajo, acercándose a ella pero al sentir como venía Dolores, solo se quedó quieto.

Ella se acercó a este, abrazándolo, comenzando a romper del llanto. Se sentía sucia, se sentía desgastada, se sentía manchada, herida... Quería morirse, quería terminar con todo esto. Ya no aguantaba, realmente ya no aguantaba este sufrimiento. El cocodrilo quizás no entendía la situación de la persona que le daba de comer y le hacía mimos, pero podía sentir la tristeza que tenía en ella.

–Porfavor... Quiero que esto se terminé...

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Pequeño Angel [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora