Ya lo sé

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Dolores se estaba bañando por segunda vez, olía mal después de aquello que hizo con Doflamingo. No quería saber ya de nada... Ya era de noche y Crocodile no regresaba, ella ni siquiera comió, no tenía ganas. Al salir se puso una pijama que le quedaba grande y cayó de golpe en su cama, sintió como el perrito de Crocodile se subía y de hacía bolita aún lado de ella brindándole su calor, era la única compañía que le hacía sentir bien, acarició su pelaje y se iba quedando poco a poco dormida.

Crocodile por fin pudo llegar a casa, si pudo obtener el negoció que quería con Boa Hancock... Pero se arrepiente demasiado en no defender a Dolores de esa mujer, realmente se sentía mal por ella. Dolores lo defendió de su propia madre y él no pudo detener a Boa, haciendo que la humille por su comida y por su nombre. Al llegar nadie lo recibió, ni siquiera su perro.

Camino hasta la cocina, no había nadie, miró a sus alrededores y todo estaba limpió, observó en el refrigerador la comida que había hecho Dolores y decidió en probarla, sabía que ella tenía un gran Don para la cocina y estos platillos lo demostraban. Cuando probó un poco los platillos ahora se sentía peor que antes...

-Ah, Dolores... Dolores-Se quejo mientras se acariciaba su frente.

Su pobre ángel fue humillada por una serpiente y él no pudo defenderla. No se la merecía. Decidió en ir a su habitación con cuidado, al abrirlo la encontró entre dos grandes cobijas junto con su perro que parecía ser el único que se dio cuenta de su presencia, pues Dolores ya estaba dormida... ¿Valió la pena hacer ese negoció?, no lo era cuando salió aquélla linda mujer lastimada. Dio un suspiró y mejor se retiró.

A la mañana siguiente Dolores no salió de la habitación, hoy Crocodile no tuvo su buena taza de café como de costumbre. Dolores estaba molesta con él, era claro. Fue una vez más a la habitación de Dolores para ver cómo se encontraba, al abrir la puerta pudo verla que aún seguía dormida... Se acercó poco a poco a ella y pudo ver su rostro sin ninguna expresión negativa, se miraba tan pacífica entre esas cobijas y sus cabellos dorados desordenados. Con cuidado, con su única mano que tenía, acarició la mejilla de ella, sintiendo esa piel tan suave. Dolores pudo sentirlo fácilmente, por lo que fue despertando... Cuando se dio cuenta observó con confusión a Crocodile.

-¿Qué hace aquí?-Preguntó adormilada.

-No quería despertarla.-Respondió Crocodile con una voz un tanto tierno.

Dolores seguía adormilada, no recordaba del todo lo que paso o bueno, solamente quería volver a dormir, sus ojos estaban pesados. Quería volver a dormir. Cerró poco a poco los ojos para acomodarse en su cama.

-Dolores... ¿Está molesta?-Preguntó mientras se acostaba con ella sin importarle arrugar su traje.

-...No-Respondió casi como un susurro

Crocodile la observa, realmente se notaba que quería dormir. Seria mejor hablar cuando esta ya este bien despierta y seguro que sea volviendo de su trabajo. Sin mas que hacer, dejo a Dolores tranquila y se fue a su trabajo. Pasaron dos horas y Dolores despertó, observo el techo recordando que, según ella, hace poco Crocodile entro a su cuarto. Un gesto de desaprobación salió en su lindo rostro, estaba cansada que esto suceda. Sonó su celular y ella lo busco debajo de su almohada hasta encontrarlo. Contesto.

-¿Bueno?-Dijo ella con una voz algo ronca, es lo normal cuando recién se despierta uno.

-Buenos días, Dolores.-Contesto del otro lado del teléfono. Dolores sonrió pero al recordar borro la sonrisa de inmediato- Estoy afuera.

-¡Ah!, me hubiera avisado antes, hace frio-Hablo Dolores asustada. Se levanto rápido de la cama sintiendo el suelo frio con sus pies, corrió hacia la puerta mientras colgaba.

Pequeño Angel [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora