Capítulo 5- La azotea

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Aitana se mira en el espejo del ascensor, lleva un vestido rojo, hoy de una tela fina de vuelo, de tirantes, el pelo suelto con ondas y los labios rojos. Y no va a negar que esta nerviosa por la comida de Luis con su hija.

Al entrar a su despacho casi le da algo al ver a Luis ahí esperándole.

-Joder

-Nunca hay nadie aqui, si estaba con llave

-Soy el jefe, y como jefe te mando subir un ratito a la azotea antes de empezar a trabajar

-Ah, me va bien, señor Cepeda

-Señorito, no estoy casado señora Ocaña

-Vuelve a llamarme señora que te parto la boca

-Venga tira pa arriba

Aitana sonríe y le hace caso. Y en dos minutos están sentados en su colchón, con un cigarro cada uno y mirando Madrid despertar.

-Estoy nervioso

-Lo estoy hasta yo

-Me he hecho tantas ilusiones que...

-Yo también me las haría, congeniasteis bien

-¿Si?

-Si-le dice apoyando su mano en su pierna-


Están tan cerca que sus respiraciones no llevan un ritmo normal.

Pero Aitana se levanta y se acerca a la barandilla.

-Aitana

-Que

-Joder que me muero de ganas de besarte cada vez que te tengo tan cerca

-Ni siquiera te atreves a abrazarme, pero quieres comerme la boca

-Te quiero a ti 


Aitana se da la vuelta para mirarlo y se lo encuentra demasiado cerca.

-Luis yo-le dice en voz muy bajita cuando el se acerca y pone sus manos en su cintura. Aunque de repente pasan a su culo- No me hagas esto

-Aun no lo he hecho-le dice con la voz ronca rozando su nariz con la de ella-

Y sin pensarselo mas ataca sus labios, bruscamente, pasando a ser mas delicado en seguida, mas dulce.

Se miran con las respiraciones agitadas y Aitana se aferra a su cuello para volver a atraerlo hacia ella y volver a juntar sus labios.

Se separan por fin y Aitana se arregla el vestido y el pintalabios como puede. Nerviosa.

-Estoy casada

-Pues creo que muy feliz no eres

-No, no lo soy, pero es lo que hay, no puedes volver y poner mi vida patas arriba

-Te quiero-le dice con una sonrisa-

-Eres un idiota

-Un idiota que daría su vida por ti

-Un día me tuviste, pero eso no va a volver a pasar, somos los padres de Lucia, ya esta

-Vale, a ver si aguantas

-No te soporto-le dice cerrándole la puerta en los morros.


Por la tarde Aitana acaba de organizar unos bocetos antes de irse a casa, Lucia le ha dicho que se iba con Luis al cine. Y no sabe si le alegra o le asusta lo rápido que van.

El día en el que la lluvia dejó de arderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora