Capítulo 30- Los tres

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-Escuchame imbecil-dice Ester entrando al piso de Cepeda-

-¿Que he hecho?

-Nada, ese es el problema, tío espabila

-Con que

-Con Aitana, con el amor de tu vida coño

Ve que se le salta una lágrima y se rie.

-No te rias, estoy muy sensible y muy embarazada

-No quiere saber nada de mi, y lo entiendo, sería como nuestro quinto intento

-Nunca son suficientes si os hacéis bien, joder que siempre lo dejaís por tonterías, porque no sabeís hablar las cosas

-No quiero intentarlo otra vez y cagarla más aun, ahora que llevamos bien lo de los crios

-Mira escúchame, Aitana ayer salió con un tío, se iba a acostar con el

-No me cuentes mas

-Callate, no lo hizo porque pensó en ti

-¿En serio?

-Igual que tu llevas desde que sabes que estaba embarazada sin acostarte con nadie, porque vamos cuando lo dejasteis menudo despecho eh bonito

-Ya sabes que siempre he sido un idiota en esas situaciones

-Bueno, eso a parte, ves, dile que la quieres, empezar de cero coño

-No me atrevo

-Es Aitana Luis, olvídate de todo, y piensa solo en eso, es ella, tu Aitana, no una desconocida

-Tienes razón

-En que de todo

-Voy a pedirle que se case conmigo

-Joder, si que hago efecto

-Vamos a comprar el anillo y me voy a Barcelona

-A ver no, espera, sabes que es una cabezota, no puedes aparecerle de golpe con un anillo Luis

-Joder, pero por que

-Desde que os volvisteis a hablar ella piensa que la ves como la madre de sus hijos y ya, que la quieres pero eso, como cariño y ya, no piensa que la quieras de esa forma, ya me entiendes, que te ponga, que quieras pasar el resto de su vida con ella

-Pero como no me va a poner

-Luis, centrate, tienes que volver a acercarte a ella, a ella, no a Mateito

-Lo que me va a costar

-¿Tu quieres estar con ella?

-Me muero cada vez que la veo y tengo que hacer como que no me importa más halla de mis hijos

-Pues no lo hagas, no finjas, piénsalo vale, me voy a casa

-Gracias rubia


Unos días después timbra en casa de Aitana y le abre su hija, pero tal y como le abre se va con sus amigas.

Sube y ve la mini cuna en la puerta del baño y la oye cantar.

-Aitana-dice con la voz elevada para que le oiga-

-Estoy en la ducha, baja a Mateo si quieres

Lo va a coger y no puede evitar mirarla, esta de espaldas enjabonándose el pelo, es tan perfecta a sus ojos.

Se acomoda en el sofá con su pequeño y no puede evitar pensar en la pena que le da la situación, en ser su padre a ratitos.

La ve bajar con solo una camisa enorme y el pelo medio mojado y sonríe sin querer.

-Se va a enfadar en nada

-¿Le vas a dar el pecho más tiempo?

-Bueno por lo menos dos meses más, hasta los 5, quiero volver a trabajar y es una mierda ir con el saca leches a todos lados

-¿Ya quieres volver?

-Me ahoga estar todo el día aqui sola con el niño

-Vale, como quieras, las horas que quieras, ya me apañaré para estar mientras yo con el

-Ven aquí pequeño-dice cogiendolo para darle el pecho-

-Debe de ser tan bonito

-Si, pero también duele, se te hinchan las tetas que te sientes una vaca

-La verdad que es alucinante

Lo mira fijamente intentando no reírse y el levanta la vista.

-El cuerpo de la mujer digo, todo lo que haceís al crear una vida

-Yo aun no me creo que esta cosita haya salido de mi, de nosotros-le dice mirándolo en esta ultima frase-

-¿Tienes pensado hacer algo?

-No

-Iba a deciros si queréis ir a dar un paseo y cenar, los cuatro, pero veo que Luci cada vez esta menos en casa

-Se hace mayor

-¿Vamos los tres?

-Venga, voy a arreglarme en cuanto acabe el señorito

Los dos lo miran y Luis se atreve a acercarse un poco más. Y le recuerda a esas primeras veces con el, donde lo que menos había entre ellos eran pudores ni vergüenzas.

Le acaricia el moflete y Aitana lo mira. El piensa que igual es una mirada de incomodidad, pero para nada, todo lo contrario.

-Cógelo que subo ya, ¿tú vas así no?
-¿No voy guapo o que?-le dice haciéndose el ofendido-
-Siempre vas guapo-le dice guiñándole un ojo-

Sube las escaleras y Luis mira a Mateo que le sonríe muy despierto.

-¿Tu crees que aún le gusto a mamá? Que ganas de que hables

-¿Dices algo?- oye a Aitana asomándose por las escaleras-
-No no, estaba hablando con mi hijo

Ella sonríe y se vuelve a ir.

-Por los pelos Matmat

Y por fin la ve bajar, con un vestido de punto negro hasta los tobillos, muy ajustado, con una raja a cada lado y la espalda al aire.
El pelo suelto con ondas y el maquillaje más exagerado que de normal, por no hablar del gloss ese rojo.

-A este paso te van a acabar considerando monumento porque cada año estás más buena

Ella lo mira seria y de repente se ríe. Y el también porque anda que no se había tensado al ver su reacción.

-Tu que me ves con buenos ojos parece ser

Van con el carro por la calle y es Luis quien lo lleva.
Se ha hecho de noche y vuelven a casa bajo las Estrellas, con Mateo dormido en el carro y ellos con alguna copita de vino.

-Hacia tanto que no bebía que ya me noto contentilla
-Te brillan los ojos

Lo mira y se agarra a su brazo para seguir caminando. Cualquiera que los viera diría que son una pareja feliz con su bebé.

-¿Que tal con tu ex?
-Solo quería verlo, al final me porte mal con el
-¿Está calvo?
-De momento no, pero ha perdido si
-Vamos que no te ponía nada

Lo mira y rueda los ojos.

-Admitelo Aitanita
-Vale no, no me ponía, ¿contento?
-Si

Y da gracias a ver la puerta de su casa por fin y que esa conversación no siga.

-Gracias por acompañarnos
-Nada
-Por cierto, ¿vamos juntos a la boda de Roi? Quiero decir, ya que voy con estos dos a casa de mis padres si quieres quedarte allí, así vamos en coche
-Genial


¡Hola!, aquí os dejo estos tres capítulos, esta semana dos maratones más y esta historia llegará a su final. Os he leído a todas y ya tengo pensados dos microrelatos nuevos, con los mismos nombres como querías, aunque cambiaran muchas cosas, serán historias más cortitas pero creo que os gustarán igual.

Cualquier cosa os estaré leyendo y contestando a todo en los comentarios.

El día en el que la lluvia dejó de arderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora