El agua asciende desde sus pulmones hasta su boca, saliendo en forma de tos que raja su garganta, causa del esfuerzo, por dentro. Coloca la mano en su pecho intentando relajar su respiración alterada por la asfixia. Una arcada lo hace vomitar en la arena mojada. No distingue sus lágrimas de las gotas de agua, que caen por su flequillo hasta fundirse en sus mejillas. Con el antebrazo, se limpia el resto de saliva que ha quedado en sus labios. Sus piernas están repletas de piedras pequeñas que han quedado regadas en su piel tras el paso del mar por su cuerpo. Mira hacía el frente esperando encontrarse el océano, sin embargo, solo puede observar un vacío que lo hace sentirse inseguro en aquel lugar.
Se levanta con cuidado de no caerse. El leve mareo que siente es consecuencia de todo el tiempo que ha estado inconsciente. Ignora las pequeñas virutas de colores que nublan su vista y camina en línea recta. Apenas un charco de agua se encuentra en el camino, provocándole de nuevo arcadas. La desorientación le provoca mal estar. Al norte, se percata de un barco estacionado sobre una roca gigante. Acelera sus pasos. No recuerda haber visto nada parecido desde que llegaron a Cordelia. Intuye que está abandonado. Un color verdoso junto con moho alrededor de él desprende olor a humedad. La proa totalmente destrozada, supone que fue por algún choque. Le da un vistazo, acariciando la superficie sin poder evitarlo. Nota que sigue mojada, confundiéndolo aún más.
Un colgante de oro resalta entre las tablas del barco. Luke no tarda en coger la cuerda grisácea que cae desde el interior para poder subir. Da gracias a que sigue teniendo fuerza en sus manos para poder impulsarse. Da un salto cuando está seguro de que caerá dentro. Recoge el medallón y lo acaricia con sutileza. Lo mueve hacía los lados, los colores lila, azul y rosa cambian según la luz que se proyecte. Su belleza le cautiva tanto que no se percata de la presencia que aparece a sus espaldas. Lo intenta abrir pero su esfuerzo es en vano. Lo muerde varias veces. Si su madre estuviese allí, lo regañaría por ser tan bruto. Asiente ante sus propios pensamientos : se lo llevará a casa para poder estudiarlo. En cambio, antes de que pueda meterlo en su bolsillo, una espada aparece por su costado y recoge el colgante enrollándolo en su punta. El rubio, estático, se queda paralizado.
— Digno serás,
más debes esperar.
A ti mismo te perdonarás,
y tus sentimientos harás despertar.La voz grave delata que es un hombre y, por lo que su imaginación le propicia, demasiado grande. Antes de poder girarse o preguntar sobre lo que ha recitado, el señor silba. Tiene que tapar sus oídos ante el estruendoso sonido. Parece un llamado, pues lo que antes estaba vacío se vuelve a llenar de un mar azul verdoso. El barco se rodea de cuerpos afectados por la marea alta. Muertos, algunos nombrando a Luke, otros pidiendo auxilio.
— No seas cobarde, o será tarde.
El medallón cae proporcionado un foco de luz intenso directo al cielo. Luke se queda observando el rayo, en cambio, no es la reacción que tal desconocido quiere ver. La espada se entierra en su abdomen como castigo. El dolor se expande como un veneno que ataca sus pulmones, llenándolos de agua. La sangre llena todo el pavimento. Se da la vuelta para descubrir quién es su asesino. El hombre retira el arma de su interior, creando un sonido metálico que solo levanta el hambre de las criaturas voraces. Las mismas que se encontraban en el mar, suben desesperadas para poder atrapar a Luke. El señor, quitándose el gorro que tapaba su cabeza y colocándolo en su pecho, deja ver sus ojos. Verdes, brillantes y profundos. Semejantes a las esmeraldas de los cofres enterrados a cientos de kilómetros bajo el océano.
🌊
Se despierta recostado en un cuerpo ajeno. Alterado por lo anterior, se mira el abdomen, pero no encuentra ni un rasguño allí. El dueño de los brazos que acunan al rubio, con el rostro girado completamente, no muestra su cara. Luke, aturdido, le pide con cierta vergüenza y amabilidad que se deje ver. La persona deja escapar una risa conocida para él. Grabada con fuego en su cabeza. Su hermano se toma su tiempo para mostrarse por completo. Cuando lo hace, las facciones de Luke se descomponen al percatarse en el estado de su cara. Llena de hematomas marcados por diminutas líneas venosas rojizas a su alrededor. Sus labios morados y las ojeras tan profundas que parecen huecas. Agua sale de su boca sin parar. Luke solloza, intentando escapar del agarre de Gabriel, que se ha hecho más fuerte a medida que deja caer el océano de su interior. Un río está apunto de arrastrarlos. Luke respira todo el oxígeno posible antes de ser engullido por el mar. Antes de que ambos hermanos se ahoguen por completo, segundos antes de morir, Gabriel recita.
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OCÉANO | lrh
FanfictionMientras que para Luke el océano es su mayor temor, Atenea adora perderse entre las olas de madrugada. NOVELA TOTALMENTE DE MI PROPIEDAD. PROHIBIDA TODA ADAPTACIÓN O COPIA DE LA MISMA.