La mañana al igual que la noche transcurrió de una manera ¿normal? Al despetarme Sergio había hecho el desayuno, nada del otro mundo solo unos huevos con tostadas y jugo de piña natural, desayunamos juntos en silencio, luego me agradeció que lo dejara pasar la noche y se fué a buscar al conserje del edificio.
En cierto modo me alegra que las cosas surgieran de una manera tan natural, pero al mismo tiempo esperaba no se algo de ¿emoción?.
Simplemente no me entiendo.
Ya había llegado el fin de semana y al fin tuve tiempo para visitar a mi familia.
Después de un fastidioso viaje de 3 horas llegué a la puerta de mi casa, quizás debí comprar una torta o algo así...como sea, me apresuré a tocar la puerta, ya estaba muy ansiosa, se supone que todos estarían aquí, Miranda y mis dos hermanos, aunque no saben que estoy de visita.
Toc toc toc
-Ya voy- la voz de Miranda grita
Al abrir la puerta la veo ahí, con su cabello casi blanco y un delantal lleno de harina, su cara esboza una sonrisa enorme y nos abrazamos mientras gritamos como niñas de 5 años.
-¡Tenías que decirme que venías Eileen!-dice mientras nos adentramos en la casa
-si les avisaba entonces ¿cuál es el chiste de una sorpresa?
Al llegar a la cocina estaba mi madre decorando unos cupcakes, mi padre viendo la tele y aunque no los veía podía escuchar a mis hermanos jugando play arriba en sus cuartos. Sip, lo mismo de siempre... lo extrañaba.
Pasaron 30 minutos hablando con mis padres antes de que Miranda y yo subieramos a mi habitación y nos dedicaramos a ese antiguo arte llamado "Charla de Chicas"
-Pero... ¿entonces ya no piensas en Mau?- me preguntó después de contarle de Seguio y el chico de mi clase de filosofía.
-No es que no piense en él... sólo duele recordar a la persona que rompió mi corazón... de verdad llegué a pensar que tendríamos algún futuro juntos Miranda...
-¿Así que aún no sabes lo que sucedió con Mau?
