—Lamento informarte, Cole —empieza mi hermano—, pero ella es mi pequeña, no la de ustedes.
—Lo siento, amigo —responde Cole, riendo—. La confianza, disculpa.
Después de comer, seguimos caminando por el parque, para después caminar por otras calles, Pablo aprovechó para enseñarme a usar el metro, yo me sorprendía fácilmente de muchas cosas que claramente no habían en el pueblo del que veníamos, mientras que los chicos lucían todos unos neoyorquinos, aunque claro, ya eran dos años viviendo aquí. Al caer la noche, muchas personas seguían transitando las calles, pero empezaba a hacer frío por lo que volvimos al apartamento. No teníamos hambre por lo que ninguno se ofreció a cocinar. Entré a mi habitación y me tiré a mi cama, permitiéndome recordar la maravillosa sensación de haber tomado la mano de Cole. ¿Acaso había alguna posibilidad de que yo le gustara?
El primer día de clases llegó, y cómo no, la mañana se volvió una locura, parecía que había olvidado qué era convivir con sólo hombres. Pensé que al levantarme primero, tendría la privacidad de poder siquiera cepillarme los dientes tranquilamente, pero no. Al parecer, compartía el baño con los gemelos, ya que mi hermano se ganó la habitación con baño privado. Mientras me cepillaba los dientes, tenía dos gemelos recién levantados imitándome y peinándose el cabello. Apenas salieron, cerré con seguro y me bañé, ya que ayer no me había lavado el cabello. Mientras iba a la mitad de mi ducha, Dylan empezó a tocar la puerta impacientemente. Maldecí y me apuré. Salí del baño, mirándolo mal mientras él entraba y cerraba la puerta. Me cambié rápidamente por unos vaqueros y una camiseta suelta, junto con unos tenis. Salí con mi maleta, esperando ver un desayuno pero no había ninguno, Pablo salió corriendo de su habitación empujándome hacia la sala. Los gemelos estaban listos y me regalan una sonrisa, curiosamente, los tres vestían espectacularmente, ¿cómo es posible?
—Bueno, ¿así serán todas las mañanas? —pregunté, bufando.
—Sí, y no te preocupes por el desayuno, hay una cafetería cerca a la universidad, pasaremos por ahí para comer.
Dicho y hecho, caminamos hasta la cafetería y me dejaron a mí haciendo la fila. Mamá le consignaba el dinero a Pablo, por lo que dependía de él, éste me dio el dinero del desayuno y me quedé esperando y rezando por no olvidar lo que los demás pidieron. Cuando tocó mi turno, ordené y me dieron las cosas. Miré donde se hicieron los chicos y quise golpearlos por haberse hecho tan alejados. Comencé a caminar con cuidado sin dejar caer nada como si mi vida dependiera de ello, hasta que choqué con alguien y logré hacer que no se cayera nada.
—¡Me salvé! —murmuré, levantando la mirada y viendo que era un chico altísimo y guapísimo—. ¡Deberías mirar por donde vas!
—Eso te digo, ¡eras tú la que no mirabas! Casi me echas encima esos cafés encima...
—Me los hubieras pagado donde hubiera sido así, yankee —le digo separándome y caminando hacia la mesa otra vez.
—Ilusa —ríe y se va. Lo miré mal una vez más y llegué a mi mesa.
—Los odio, ¡debieron ayudarme casi riego todo! —me quejo, pasando las cosas a todos.
—Mañana voy yo por ellas, llorona —me dice Pablo, comiendo rápido.
Comienzo a comer mi emparedado y le doy un trago a mi café. Respiré, dejándome acordar donde estoy y sonrío por inercia. ¡Hoy es mi primer día! Aparte, estaba feliz de que compartiría con los gemelos este día, pues los de segundo año deben estar en unas actividades con los nuevos. Cole y Dylan habían entrado a la carrera de artes, pero al año siguiente se cambiaron a arqueología por lo que ahora están un año adelante de mí y no dos. Cuando los tres acabaron me hicieron seguirles el paso, mientras acababa mi emparedado y mi café corriendo. Al llegar a la entrada Pablo paró y me miró. Me volví a sentir pequeña, como cuando tenía diez años y lo seguía a cualquier lado.
—Hoy no nos veremos pero sí te verás con los gemelos, así que si me ves me saludas, me dices que tal y te vas, esto es la universidad y no quiero a mi hermana pequeña molestándome. Toma dinero para lo que necesites hoy —me pasa treinta dolares y se va.
—Relájate, Eva —me dice Dylan—. Él siempre ha sido así, aparte hoy tiene una cita con una chica.
—Oh...
—Nos vemos en la ceremonia, Eva —se despide Cole y entra.
Yo espero unos minutos hasta que veo a mis mejores amigos y corro hacia ellos, abrazándolos. Katrina me abraza más fuerte y yo sonrío.
—¡Hoy empieza nuestra vida universitaria, muchachos! —digo—, si podemos juntarnos, lo haremos, aunque creo que es por carreras, no sé.
—Es lo de menos, tengo entendido que habrá un descanso, así que nos haremos los tres —dice Ron, encogiéndose de hombros.
—¿Ya tienes teléfono? —me pregunta Katrina y asiento—, pásalo, te pondré mi número y el de Ron.
—¿Te dieron un blackberrie? —pregunta Ron con asombro— ¿También te dieron computador?
—No, pero Pablo tiene uno, así que lo compartiremos. ¿Y ustedes?
—Hay uno en la sala común, pero a Katrina le dieron uno, así que entre los dos lo compartimos.
—Oh, que cool.
—Listo —me pasa el teléfono—. Llámanos en la hora del descanso, ¡será emocionante!
Entramos y voy a donde se supone que están los de arqueología, veo a los gemelos más adelante de mí hablando con varios chicos y chicas. Me siento al lado de una chica que parece dormir, mejor si no hablo, no se me dan las presentaciones. A los cinco minutos me aburro y le envío un mensaje a Ron.
"—¿Ya hiciste amigos?"
"—Algo así, un grupo de chicos me tienen a su lado pero no soy muy hablador. ¿Y tú?"
"—Menos, una chica a mi lado duerme y no hay nadie a mi lado. Los gemelos están con sus amigos, así que no sé qué hacer."
"—Cunado se levante la chica, háblale."
"—Creo que haré eso."
Un muchacho se sienta a mi lado, por lo que trato de darme ánimos para hablarle y dejar de ser antisocial, así que levanto el rostro dispuesta a presentarme.
—Hola, soy...
—¡Tú! —decimos a la vez. Era el chico de la cafetería.
—¿Qué haces aquí? —pregunto, sorprendida.
—¡Estudio aquí, duh!
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Tonta y pequeña Eva jajajaj
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Contigo | Cole Sprouse
FanfictionParecía que mi vida se volvía un cliché cuando caí perdidamente enamorada de mi vecino; estaba jugando con mis hermanos cuando el camión de mudanza frenó en la antigua casa de Miss Roxanne. Recuerdo que miré a mi hermano mayor, curiosa, pero éste se...