Vídeo juegos.
Había acabado todos mis deberes, por lo que mi conciencia estaba tranquila por estar en la sala con mi hermano y los gemelos jugando play. Estaba ganando, por lo que estaba muy emocionada, ¡siempre gano! Pero en un momento, Dylan hizo que bajara defensas y me ganó. Quedé sorprendida desde mi puesto, sin poder creer que a último minuto lograron ganarme, miré a Dylan con furia en mi ojos y me tiré contra él.
—¡Tramposo, tramposo, tramposo! —grité golpeándolo suavemente, él reía a carcajadas y yo hice un puchero.
—No vayas a llorar, ¡en algún momento tenía que ganarte, drama queen! —me quitó de su lado. aún riendo y yo me crucé de brazos.
—Es injusto, yo iba a ganar.
—Bienvenida al mundo de los vídeo juegos, Eva —dice John, burlándose de mí.
—Ahora te ganaré yo — me dice Cole sacándome la lengua.
Jugamos otra partida, sólo Cole y yo; procuré no dejarme ganar, me enfoqué sólo en ganar, no quería que me viera como alguien débil. Así que gané, y festejé, mucho, quizá me pasé un poco, pero mi yo de once años no podía sentirse más feliz de celebrar su victoria. Algo me hizo sentir que quizá Cole se hubiera enfurecido por ganarle, quizá por su ego, así que cuando me volteé, él lucía una sonrisa grande y me aplaudió.
—Felicitaciones, drama queen, me ganaste —me dice y yo frunzo el ceño.
—¡Oye! —me quejé—. Lo aguanto de Dylan, no de ti.
Dylan empieza a reír chocandola con Pablo, estos se pasan un billete y los miro mal. Mamá me llama y dejo a los muchachos jugando, me acerco a ella que sale del patio, con la canasta de la ropa vacía, ella me sonríe, dejando la canasta en la mesa de ella. Me indica que la siga a la cocina y me pasa el delantal, suspiro, sabiendo que me toca ayudarle en la cocina. No es que no me gustara ayudarle en la casa, pero odiaba cocinar, soy realmente pésima en ello, pero mamá es terca y me obliga ayudarle; trato de hacerle ver que sirvo más limpiando el polvo, o barriendo o trapeando pero ella se niega a que sólo le ayude en la cocina. Si por mi madre fuera, estudiaría gastronomía en la universidad.
—No es justo —me quejé con un puchero—. A Pablo y John les toca más fácil.
—No, a ellos les tocaba más duro antes de que crecieras, Eva. Debes dejar de quejarte, en serio —mamá me codea, mientras me pasa la pasta para que la ponga en la olla con agua hirviendo.
—Pero no me gusta cocinar...
—Un consejo, hija —dice mamá limpiándose la manos, para empezar a cortar los tomates—. A los hombres se les conquista por el estomago.
—Agh, suenas como las novelas machistas —me quejé, de nuevo y mamá suspiró, agotada.
—Bueno, míralo por el lado de que necesitas comer para vivir, tiene que gustarte a la fuerza la cocina —dice mamá, de forma seria—. Aparte, tus hermanos ya saben cocinar en su mayoría, tú no.
—Pero...
—Nada de peros, Eva.
Al acabar lo que mamá preparó de almuerzo, llamamos a los chicos a comer. Es más normal que yo almuerce con los gemelos en mi casa que en la de ellos, iba muy poco allí, al contrario de Pablo que también iba seguido. Sabía que Pablo le intrigaba el hecho de ver que habían dos padres. Supe que mamá tuvo una charla con él sobre eso, pero no fui capaz de entrar a escucharla porque no quería llorar. Es el tema delicado de la casa.
—Definitivamente, soy fan de su comida, señora Wilson —comentó Dylan, bajando el último trago de su plato, Cole asiente, concordando con lo que dijo su hermano.
—Gran parte del sazón fue gracias a Eva —dice mamá, pisándome el pie, pero la risa de John hizo que mamá quitara la sonrisa.
—No le crean, chicos, si Eva cocinara sola, nos envenenaría a todos; definitivamente Eva no sería buena esposa —comenta John y todos excepto mamá y yo reímos. Mi pecho se infla, y mis ojos se aguan, con un suspiro me levanto de la mesa y salgo corriendo a mi habitación.
—Eres un imbécil, John —grito, subiendo las escaleras. Cerré mi puerta con seguro y empecé a llorar en mi cama, ¡¿cómo se atrevía a decir eso delante de Cole?! No es que quisiera casarme con Cole, pero me hizo quedar mal frente a él; que no me gustara cocinar o que fuera mala cocinera no significaba que fuera mala mujer. Alguien tocó a la puerta y me sorbí los mocos.
—Vete, no quiero ver a nadie —gruñí.
—Eva... —mamá murmura.
—No quiero ver a nadie —volví a gruñir.
No sé en qué momento quedé dormida, así que cuando me levanté, ya había oscurecido, me limpié los ojos y me miré la cara, que estaba hinchada. Abrí la puerta, y cuando salí, me fijé que John estaba recostado contra la pared, lo miré enojada y éste se levanta rápidamente.
—Lo sien...
—Ahorratelo, John. Yo sé que no lo sientes, sé que mamá te obligó a decirlo —murmuré y él negó rápidamente.
—En serio lo siento, Eva.
—Ya, lo que sea —traté de cerrar la puerta, pero él me lo impidió.
—Sé que te gusta Cole y no debí hacer ese comentario y en especial, frente a él —me dice y yo me sonrojo.
—¿Todos lo saben? —pregunté, queriendo que me tragara la tierra.
—Al parecer, excepto él —me dice con una sonrisa.
—¿Eso es bueno o malo? —pregunté, sin saber realmente qué sentir.
—Bueno, significa que no puede rechazarte aún, Eva —dice riendo levemente.
—Así que es bueno.
—Sí, se podría decir que sí... entonces... ¿me perdonas, hermanita?
—No lo vuelvas a hacer —gruñí y cerré la puerta en su cara.
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Uy, quería hacer más caps, pero mi mamá quiere una noche en familia, chicas, así que mañana subo más caps.
Maratón 2/2 :c
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Contigo | Cole Sprouse
Fiksi PenggemarParecía que mi vida se volvía un cliché cuando caí perdidamente enamorada de mi vecino; estaba jugando con mis hermanos cuando el camión de mudanza frenó en la antigua casa de Miss Roxanne. Recuerdo que miré a mi hermano mayor, curiosa, pero éste se...