Una Vida Perfectamente Imperfecta [Obiko Uchiha]

La segunda es la vencida

La azabache se miro en el espejo, practicando la sonrisa que le daria al mundo, opto por la extrovertida. La amable era algo sospechosa, la neutra no era convincente, la triste era muy evidente. La extrovertida... era perfecta, era tonta y feliz. Nadie aprovecharía de esa. Además, esa era la que le salía más natural, desde siempre había sido su sonrisa.

Agarro sus goggles naranjas y se los coloco, sonrio de manera natural. Aquellos goggles eran su identidad y parte de ella. La hacian sentir bien y no le importaba que fueran raros, aquellos goggles naranjas que le regalaron sus padres, eran muy especiales ya que no recuerda a sus padres, ni sus nombres pero si de su cabello. Negro y rojo.

Esos goggles fue el unico regalo en persona que le dieron sus padres. Ella olvido el rostro de su padre y de su madre. Ella no entiende porque no puede estar con su padre y su madre, tampoco entiende el porque su abuela intenta alejarla tanto de su padre y su madre. También de las noticias y el periódico, básicamente en su televisión solo dan caricaturas y películas para niños de un canal llamado Disney Chanel.

Ayer fue un día horrible y hoy iba a decirles y gritarle que no le importaba, que era una Uchiha y a mucho orgullo, sonrio de lado con la mirada altiva, la sonrisa marca registrada Uchiha; no, no aunque no supiera que tenía de malo su apellido no dejaría de llevar en alto que era una Uchiha.

- soy Uchiha Obiko, una Uchiha, los Uchiha estamos hechos de ceniza, fuego y acero - miro hacia la ventana determinación y agarro su mochila para bajar a la cosina.

Donde seguramente su abuela estaria preparando el desayuno. Se sintio culpable, su abuela estaba haciendo el desayuno sola y ella no era capaz de poder ayudarla. Se sentia basura. Su abuela hacia de todo por ella y esta solo podia estar ahi, observando lo que pasaba.

Al sentarse su abuela puso unos huevos fritos con tomates en rodajas, junto con leche chocolatada y pan tostado en frente suyo. La azabache no entendio el porque del desayuno, ya que acostumbraba tomar siempre leche y pan.

Miro interrogativa a su abuela y esta acaricio la cabellera de su nieta.

- la comida mas importante es el desayuno. Debes comer bien para crecer sana y fuerte - dijo la mayor sentandose a comer.

- gracias abuelita.

- de nada cariño.

Al acabar aquel desayuno, la azabache se levanto contenta y lista para encarar al mundo con una sonrisa. Ambas salieron de la casa rumbo a la escuela. La menor miraba el camino, al ver la escuela sintio temor. Sintio ganas de volver a casa, pero no se acorbardaria ahora. No, ella debía ser fuerte y enfrentarlos. Sonrio determinada.

La mayor creyo que estaba emocionada y que habia superado lo del día anterior. La pequeña en realidad estaba temblando del miedo. Estaba muy asustada. Pero aun asi sonreia. Recordo que no debía verse devil.

- bueno, espero que te vaya mejor esta vez, cuando llegues a casa me contaras lo que paso ¿de acuerdo? Y ya sabes, no te dejes vencer - la menor asintio con entusiasmo y camino por si sola hacia aquel lugar que para ella ahora era peor que estar sola en el pasillo en la oscuridad de noche.

Al llegar saludo a todos con la mano con una sonrisa y se sento en su lugar, saco un cuaderno, un lápiz, sus pinturas, un tajador y un borrador. Pero cuando quizo dibujar algo, se quedo seca. Asi paso unos minutos, hasta que se decidio por dibujar a su familia o lo que se acuerda.

Dibujo a un hombre de cabellos negros, como eran todos, dibujo a su madre con el cabello largo y de color rojo, a su abuela y finalmente a ella con sus goggles.

- dibujas lindo - dijo un niño de cabellos castaños con una radiante sonrisa amable. La azabache se asusto un poco y oculto su dibujo con su brazos.