Una pequeña embarcación navegaba en alta mar sobre las azules y tranquilas aguas de esa calurosa tarde de verano. El sol brillaba radiante en el cielo despejado, razón por la cual cientos de personas disfrutaban del agradable día en las playas de la costa de Coral Reef, Florida. Mientras tanto, en el pequeño velero que surcaba el océano dejándose llevar por el suave viento, dos jóvenes yacían acostados mirando el cielo, desnudos, mientras sentían el sol calentar sus cuerpos.
Uno de los jóvenes tenía el cabello rubio y corto, y observaba el cielo con mirada pensativa, aunque lo único que rondaba en su cabeza en ese momento era lo asombroso que se sentía flotar en medio del océano sin rumbo acompañado del hombre que amaba. A su lado, se encontraba otro joven de cabello castaño oscuro, de piel bronceada, quien en ese momento se puso de pie apoyándose en la asta del velero para observar que tan lejos se encontraban de la costa. Ambos chicos se encontraban en alta mar celebrando los seis meses que llevaban juntos. Solo ellos en medio del mar, acompañados de las gaviotas que graznaban surcando los cielos.
—Es tiempo de que volvamos, Rod —le dijo a su novio quien también se puso de pie cuidadosamente para no caerse. Ambos se abrazaron mirando a la gente de la costa, quienes no parecían más que pequeñas hormigas sobre la arena, con sus cuerpos desnudos lejos de sus miradas juzgadoras, sintiendo el sol sobre sus traseros.
—¿Owen? ¿Crees que algún día podrán tus amigos saber lo nuestro? —le preguntó Roderick a su novio recordando que el hecho de que se encontraran allí era un secreto tanto para sus amigos, como para sus familias.
—Quizás cuando terminemos la universidad —respondió Owen—, recién empezaremos este año, no creo que sea una buena idea concentrarnos en otras cosas que no sean nuestros estudios.
—Creo que tienes razón... —respondió Rod sintiendo que la dicha que había estado sintiendo durante la tarde comenzaba a desvanecerse ¿Acaso el hecho de que hayan pasado la tarde entera haciendo el amor en ese velero no significaría nada para él cuando llegaran a tierra firme?
—Las olas están creciendo —mencionó Owen cambiando de tema—, dentro de una hora el sol se pondrá. Es mejor que volvamos - añadió poniéndose sus bañadores blancos. Mientras, Rod continuaba mirando la costa con pocas ganas de volver a la realidad.
El chico continuaba tan ensimismado que ni siquiera se dio cuenta cuando una gran ola golpeó la pequeña embarcación derribándolo hacia el agua.
—¡Rod! —gritó Owen tratando de advertirle que venía una ola grande para que se sujetara, pero este pareció no escucharlo. A pesar de que estiró su mano no alcanzó a sujetarlo a tiempo. Rod se hundió en el agua con violencia desapareciendo de su vista.
Sin pensarlo dos veces, Owen saltó en busca de su novio quien a diferencia de él no sabía nadar. Habilidosamente se sumergió buscándolo con desesperación.
Todo estaba azul verdoso a su alrededor, pero a pesar de sus mayores intentos no lograba divisarlo, lo único que lograba ver eran burbujas de diferentes tamaños que subían a la superficie. "Se debe estar hundiendo, se debe estar hundiendo..." pensaba mientras se sumergía más y más, sin ningún resultado. Nadó y nadó hacia la profundidad del océano, mirando hacia cada lado, hasta que no pudo contener más la respiración. Al subir se apoyó en la embarcación respirando con dificultad, y grande fue su sorpresa al ver a Rod, apoyado al otro lado, medio ahogado, mientras escupía agua con una mirada que no supo distinguir. Era una mezcla entre horror y asombro.
—Pensé que te había perdido —le dijo Owen dando la vuelta al velero para llegar a su lado y ayudarlo a subir.
Lo impulsó desde abajo apoyándolo desde atrás y luego él subió con agilidad. Una vez arriba, Owen se abalanzó para besarlo apasionadamente, pero Rod luego de unos segundos lo apartó y se derrumbó sobre sus brazos exclamando:
—¡Owen, un chico me salvó! —dijo con los ojos verdes bien abiertos y una sonrisa—. Un chico me subió a la superficie.
—¿Un chico? —le preguntó Owen incrédulo— Nadie puede andar nadando tan adentro en el océano. Hubiéramos visto a alguien acercarse.
—Te estoy diciendo que un chico me sacó del agua, Owen, pero no era un chico normal. Tenía cola de pez. Una hermosa cola con escamas moradas que brillaban con los reflejos de la luz del sol a través del agua. Era un sireno.
—¿Sirenos?, esas cosas no existen —le dijo Owen poniéndose de pie para comenzar a preparar el velero para volver a la costa—. Recuéstate y descansa. Debes haber bebido mucha agua salada —agregó lanzándole sobre el vientre sus bañadores para que se vistiera.
—Sé lo que vi —le dijo Rod vistiéndose mientras observaba el sol que comenzaba a bajar en el horizonte—, ¿acaso no me crees?
Owen no le respondió. Tan solo se limitó a mirar hacia la costa, mientras el velero avanzaba lentamente.
ESTÁS LEYENDO
The Little Merman #1
FantasyDos jóvenes enamorados, un día romántico en un velero en alta mar y un accidente a causa de la marea. Rod está seguro que un hermoso hombre con cola de pez le salvó la vida, pero nadie parece tomarlo en serio, ni siquiera su novio Owen. ¿Será que ha...