Un papá para Sarada [+18] (Completa)

Capítulo 17

Al dia siguiente como si nada fui al hospital a trabajar. Estaba tan ansiosa, me sudaban las manos. En cualquier momento vendrían a darme la noticia que Sasuke había muerto. La sola idea me mortificaba, no quería que estuviera muerto de verdad, no se lo merecía, pero, era el mejor plan que teníamos en este momento. Si el se presentaba en el futuro iba a lidiar con eso cuando llegara el momento.

Me senté en mi escritorio tratando de actuar normal. Mis pacientes llegaban y yo los atendía lo mejor posible. Me distraía de lo que venía a continuación. El reloj de mi pared marcaban las 2 de la tarde, me quedé sumida en mis pensamientos y no escuché cuando un mensajero Anbu se apareció en mi consultorio. - Señora Sakura, disculpe le vengo a entregar este mensaje de parte de la Quinta Hokage- diciendo esto, me entregó el papel y se esfumó. Ahora solo faltaba mi parte. 

Al leer el mensaje, este me conmocionó mucho, sabía que no era verdad, o por lo menos, que no era algo confirmado. No podía negar que el no saber de Sasuke si me preocupaba y todos los días pedía para que el estuviera sano y salvo. Aunque había dejado de amarlo, aun sentía un gran cariño hacia el, despues de todo habia sido mi compañero y era el padre de mi hija. 

Mis lagrimas empezaron a caer instintivamente y me dejé caer en el suelo de mi consultorio. Rápidamente Shizune entró a ver qué pasaba. 

-Sakura, ¿que sucede?, ¿Porque lloras?- Ella tomó el papel de mi mano y se quedó en shock. 

Ella me ayudó luego a levantarme del suelo y me pude sentar en la silla, ella me trajó un poco de té para tranquilizarme, pero por alguna extraña razón no podía dejar de llorar. ¿Y si de verdad le pasaba algo a Sasuke? Nunca me lo perdonaría. 

-Sakura, lo siento mucho, esto debe ser muy difícil para ti. Entiendo que quieras estar en tu casa con Sarada, puedes irte… y recuerda que estoy para lo que necesites.

 Mis ojos estaban rojos, ¿Era una hipócrita? Me sentía mal de engañar a todos, pero era lo unico que podia hacer. -Gracias Shizune- Agarré mis cosas y salí del hospital. Caminé por las calles con la cabeza agachada y el papel aun en la mano. No me percaté que alguien venía en dirección contraria hacia mi. 

-Disculpe, no iba prestando atención.

 Había chocado con esa persona. Levanté mi mirada y me di cuenta que la persona con la que había chocado era Hinata.

-Sakura-san, ¿qué tienes?- Ella había visto mis ojos llorosos y no pude negarle mi llanto. Alcé mi mano y le di el papel. Ella lo leyó horrorizada.

 -Oh Sakura, lo siento mucho!.

 Rápidamente ella se abalanzó sobre mí y me abrazó. ¿A cuántas personas tendría que engañar?. Yo no dije nada, seguía con la mirada perdida. Le regalé una sonrisa fingida y seguí con mi camino.

Esto era lo que yo había decidido, no podía dar vuelta atrás. Tenía que afrontar las consecuencias de mis actos. Solo quería llegar a casa de Tsunade-sama y tranquilizarme.

***
-Esto es terrible, Sasuke, ¿muerto?. Esto tiene que saberlo Naruto-kun!- Hinata se apresuró al lugar en donde Naruto solía estar: El campo de entrenamiento. A veces él se dedicaba a entrenar en las tardes y ella sabía la razón. Sakura lo había rechazado y el no lo habia superado.

-Naruto-kun!- Hinata corrió hacia él y lo abrazó. 

-¿Que pasa Hinata?- Ella lo vió a los ojos y luego esconfiò su cara en el pecho de este. 

-Es sobre Sasuke-kun, el…- Naruto tuvo un mal presentimiento y agarró de los brazos a Hinata. 

-Dime ¿Que pasa con Sasuke?- Ella agachó su cabeza. 

-El está muerto- Naruto soltó a Hinata y se alejó un poco de ella dándole la espalda. 

- No, no puede ser, estás mintiendo!- Hinata se acercó a él y puso una mano en su hombro. 

- Me encontré a Sakura llorando y me enseñó la carta donde venían escritas las malas noticias. No es mentira, nunca podría inventar algo tan doloroso.

Naruto no lo podía creer, su mejor amigo, su hermano, ¿ya no estaba?. Sus lagrìmas empezaron a rodar por sus mejillas como un niño pequeño. 

-Lo siento Hinata, no debí dudar de ti… me tengo que ir- Él levantó sus kunai y shuriken y caminó dejando a Hinata atrás. 

-Naruto-kun- Suspiró ella mientras veía como él se marchaba. 

-Irás tras ella, ¿no es cierto?-

***
Estoy segura que la gente a mi alrededor me veía con lástima, no se imaginaban lo complejo de la situación en la que me había metido. Para mi suerte finalmente llegué a casa de Tsunade-sama. Ella abrió la puerta y me hizo pasar.

 -Sakura, tranquila recuerda que esto no es verdad, no te pongas así. ¿No era esto lo que querías?.

Ella tenía razón, yo había permitido esto.

 -Tiene razón Tsunade-sama, descuide ya me pasará… quiero ver a mi hija, la extrañé mucho.

En cuanto terminé de hablar Sarada apareció abrazando su muñeca a la cual había llamado Hana. 

-Mami, viniste por mi- Ella aún con un poco de dificultad para caminar corrió hacia mi. La tomé en mis brazos y me despedí de Tsunade-sama. 

-Gracias por todo.

Salí de su casa, Sarada y yo caminamos hacia nuestra casa. Ella me contaba su día y como había estado jugando con su abuela Tsunade.

-¿Quieres mucho a tu abuela Tsunade, verdad?- Ella solo me sonrió.

 -Si, ella me quiere mucho y juega conmigo. 

Finalmente llegamos a casa. Sarada ya había cenado así que la llevé a su cuarto para que se durmiera, se miraba exhausta de tanto jugar. Salí de su habitación luego de darle un beso y desearle las buenas noches. La casa se sentía vacía, extrañaba a Kakashi. Me reí sola pensando en lo mucho que lo estaba empezando a querer, más que como mi sensei. Me senté un momento a leer un libro y a tomar un té, este día había sido duro y quería descansar antes de que la tormenta empezara. 

Alguien llamó a la puerta. 

-¿Quién podría ser?- Me levanté y fui a abrir la puerta. 

-Sakura-chan, aquí estoy no te preocupes, todo estará bien, estoy aquí para ti, no te dejaré sola- Naruto me abordó sin dejarme decir una sola palabra.

 -Supongo que lo sabes- dije con un semblante melancólico. 

-Hinata me lo contó y quería verte para saber cómo estabas- Lo abracé, me sentía culpable, le estaba mintiendo a mi mejor amigo a la persona que siempre había estado ahí apoyándome. 

-No se como me siento- fue lo único que pude decir.

Nos quedamos un rato así, abrazados. 

-Naruto te agradezco que hayas venido, en verdad lo aprecio, pero no tienes porque hacerlo, estaré bien- Él levantó mi cara y depositó un beso tierno en mi frente. 

-No te dejaré nunca.