Jeon Jungkook es un chico de 16 años quien padece de Autismo, actualmente vive con su madre adoptiva y Kim Taehyung, su gran amor, juntos tratan de olvidar las tragedias del pasado, sin embargo no es tan fácil cada vez que este vuelve para tratar de...
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Cómo si el tiempo estuviera en su contra, el cielo estaba completamente nublado. Tomó su abrigo y se dirigió a Jungkook que estaba sentado en la cama con la vista perdida.
— vamos amor, mamá nos espera— Taehyung dejó un casto beso en la frente del menor para luego tomarlo de la mano, y caminar hacia abajo en silencio
— vamos— su madre hizo un gesto indicando la salida, tomó sus llaves y los tres fueron hasta la puerta.
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Taehyung llevaba en una de sus manos un ramo de rosas blancas y en la otra sostenía a su pequeño. El pasto bajó sus pies estaba húmedo por la suave brisa de la mañana, el sendero era adornado por grandes árboles y a lo lejos pudo divisar el gran portón.
Pasaron por varias lápidas hasta llegar a la indicada, el cemento estaba cubierto por algunas hojas secas, una cruz con algún verso bíblico grabado y una foto de aquella persona a la cual le debía demasiado y que a la vez detestaba.
— m-mamá— Taehyung observó a su pequeño arrodillarse a aquella lápida creyendo que como en todas las ocasiones su pequeño niño rompería en un llanto, pero no fue así, Kookie solo se quedó observando aquella foto sin emitir palabra alguna, acercó una de sus manitas cubiertas por los guantes retirando algunas hojas.
Taehyung solo observó a su madre quien se inclinó a aquella lápida y se acercó para acariciar el cabello del pequeño.
Narra Taehyung...
Sé que no debería sentirlo pero agradezco por un momento a aquella mujer la oportunidad de tener en mi vida a mi pequeño Kookie, aún si su partida fue tan dolorosa. Me acomodé de cuclillas junto a mi pequeño y dejé el ramo de rosas sobre aquella dura superficie, ayudando a mi bebé a quitar las hojas. Luego de varios minutos observando sin emitir alguna palabra mi madre decidió romper el silencio
— Tae creo que es momento de irnos, una tormenta se aproxima— su voz era un poco ronca, señal de que estaba reteniendo algo.
Asentí solo con la cabeza, abracé a mi pequeñito que apenas y se inmutó.
