Perro Callejero

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Severus se apresuró a salir directamente al estacionamiento, estaba lloviendo, así que se paró en el techo para colocarse la bufanda que Lucius le había dejado, literalmente se la había quitado del cuello y se la había dado, alegando que el verde botella siempre le sentó de maravillada. Traía un largo abrigo negro, haciendo que la bufanda resaltara con más fuerza.

-Siendo un Slytherin siempre te quedaras cómo uno- habló Black desde atrás, erizandolo por completo, rápidamente volteó, encontrándose cara a cara con Sirius Black.

-Black- soltó cortante mientras se tensaba totalmente, era delgado y no podría enfrentarlo en una pelea física, sólo se vería ridículo y se humillaria aún más.

Black sonrió con arrogancia, una sonrisa que conocía demasiado bien y no presagiaba nada bueno. Dio un paso atrás cuando el otro se acercó.

-¿Tienes miedo, Snivellus?

Sip, era ridículo, lidio con Tobias, sus mejores amigos eran vampiros, era un mago conocedor de las artes oscuras y le temía a un idiota sin oficio más que joderlo y humillarlo.

-De un inútil, jamás- una cosa es sentirlo, otra expresarlo.

Black se burló un poco, burla que fue cortada cuando Severus le empujó para alejarlo de si, enojado, Black tomó con fuerza su brazo, cortando la distancia entre los dos.

-No te quieras hacer el valiente, Snivellus, porque los dos sabemos que... -Black se quedó callado mientras se ponía serio, recorrió a Severus con la vista hasta parar en su cuello, viendo directamente la bufanda enrollada cómo serpiente.

Severus se soltó del agarre de Black mientras se acomoda la ropa.

-¿Quien te dio esa bufanda? -exigió saber- ¿¡De donde la sacaste?!

-¡aléjate ya, Black! - ofreció cómo respuesta Severus ¿para que quería saber de la bufanda?.

-¡¿De dónde sacaste esa bufanda?! -vociferó avenzando, Severus retrocedió, estaban llamando demasiado la atención de las personas alrededor.

Severus se alejó caminando, apurado por salir de ahí, pero Sirius volvió a tomar su brazo y jalarlo para donde él, tan cerca cómo nunca habían estado antes, la otra mano de Black fue a parar a su cintura, obligándolo a pegarse más y evitando que se separara. Se quedó en una pieza al darse cuenta de lo cerca que están.

-Última oportunidad, Snivellus, ¿de donde salió esa bufanda?.

Severus ya ni siquiera tenía mente para soltar maldiciones al inepto de Black, ahora estaba en shock por la cercanía que compartían.

-¡Padfoot! -el sonido de la voz de Potter hizo a ambos reaccionar, a Severus más rápido que a Sirius.

Severus empujó a Black y rápidamente se subió a la camioneta, arrancando y saliendo de ahí a toda prisa, sin darle chance a Black de volverlo a atrapar, conducio hasta la carretera, no había tenido cabeza para nada, solo huir, ignorando el GPS y conduciendo a lo demente, se permitió para un momento frente a una tienda y retomo el aire. Jamás había estado tan cerca de Black sin resultar herido, era mucho más caliente de lo que esperaba, y era inmensamente fuerte, no sabía si era en parte su delgadez, pero lo había jalado tan fácil.

Cuándo pudo calmarse, vio la bufanda de Lucius, no se veia diferente a todas las bufandas, se podía oler el perfume que Lucius se ponía, pero eso era lo más extraño que podría tener, de ahí en fuera era un simple pedazo de tela. Al ver al frente de dio cuenta que no tenía idea de donde estaba ni para donde ir, así que arranco, y esta vez, hizo caso al GPS, prefirió llegar a la casa B, la que era 100 humana, pues si alguien le seguía o llegaba a oídos de los merodeadores que lo vieron en el bosque, podría meter en problemas a los chicos. Se bajó de la camioneta.

Al llegar a la puerta, notó que estaba abierta, se congeló al instante, en serio ¿había algo que no saliera mal ese día?. Armandose de valor entro, el lugar estaba amueblado de manera simple, se sorprendió de que enserio daba la ilusión de que alguien había estado viviendo ahí. Se adentro un poco más, la cocina estaba limpia, la sala también, el comedor no era excepción.

Entró a una de las recamaras, no veía nada, estaba muy oscuro, prendió la luz pero al instante pego un salto al ver a alguien parado a su lado.

-¡Carajo, Barty! ¡No hagas eso! - le riño enojado mientras recuperaba el aliento.

Barty se rio con ganas mientras veía al serio Severus respirar profundamente varias veces. Los ojos rojos de Barty se veían recompuestos, con un brillante color rojo en ellos, su piel se veía mejor, su rubio cabello con mas brillo y sus dientes más blancos.

-Lo siento, vi la camioneta parada en la tienda y luego viniste para acá, así que te seguí, entre primero para darte una sorpresa.

- ¡Vaya, nadie me había dado un ataque al corazón antes cómo sorpresa! -le soltó mordazmente

-Me gusta ser original- sonrió Barty- oh vamos, no te enojes conmigo, sólo quería decirte que volvimos- sonrió Barty mientras abrazaba a Severus.

Pero al hacerlo, abrió de golpe los ojos.

-Ugh, Severus ¿que es ese hedor a perro callejero que cargas? Apesta, ven, vamos a casa para que te bañes.

Barty prácticamente arrastró a Severus hasta la camioneta, donde se plantó en el asiento del acompañante y espero a Severus subiera. Severus no detectó ningún aroma en él cuando salió, ni siquiera cuando se quito la bufanda de Lucius, a lo mejor la lluvia.

Cuando llegaron, Regulus estaba leyendo en el sillón mientras Lucius veía la televisión.

El cabello negro de Regulus ahora se veía brillantes y perfecto, al igual que su rostro, se veía tan recuperado. Mientras que Lucius se veía en todo su esplendor, su nivea piel ahora se veía tan suave, su cabello tocaba el blanco, sus grises ojos brillaban por si mismos, aunque sus labios estaban levemente teñidos de rojo, eso debido a la copa de vino en su mano.

Ambos voltean cuándo los ven llegar, sonríen y se levantan, mientras Severus se quita el abrigo negro que traía y lo deja en el perchero.

-Nos tienes que contar todo- afirmó Regulus abrazandole.

-Nos hubiera encantando estar ahí- ambos vampiros abrazaron a Severus, que ya sabía lo dados que eran al contacto físico, se separón después de unos segundos, pero Lucius se quedó quieto y se volvió a acercar, oliendo cerca de su brazo.

-¿Y ese olor? ¿Por qué hueles a perro callejero? ¿Tocaste uno? -preguntó mientras alejaba la cabeza tapándose la nariz, Regulus le volteo a ver y olfateo también, reaccionando igual que Lucius y Barty.

-No, no vi ningún perro, menos lo toque.

-A ducharte, que apestas- le presionó Barty, empujandolo.

Severus subió las escaleras, llendo al baño, abajo, Regulus tomó el abrigo de Severus y olio la manga, gruñendo al hacerlo. Al instante se la paso a Lucius, que al olerla hiseo con fuerza.

-¡Sarnosos! -dictaminó, Barty hiseo por lo bajó. Eran dos olores, dos Sarnosos se habían acercado a Severus. Ya verían mañana.

Bloody SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora