CAPÍTULO 16 CAN

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DEJAME ATRAPARTE

CAPITULO 16 CAN

- Necesito que te vayas – abre sus pardos ojos deteniéndose en lo que está haciendo, bueno no fui muy sutil pero ya estoy un poco harto. Perdí la cuenta de todas las veces que le pedí alejarse, no entendía su obsesión conmigo. Fuimos novios un tiempo, amigos y luego amantes, pero jamás pude sentir lo mismo por ella por más que me esforcé.
- Es por esa chica, ¿verdad? – deja caer la dura realidad entre los dos. Desde que deje entrar a Polen todo entre Sanem y yo estaba tenso, es evidente que no se soportan, las cosas más extrañas pasan y ya estaba malditamente cansado del té desabrido o salado.
- Polen esto tiene que acabar – sostengo su mirada con calma. No quiero pelear solo quiero que lo entienda.
- No puedes mentir Can, te conozco muy bien, no puedo evitar notar que desde que ella llego a tu vida eres otro. Estas ansioso, distraído y de alguna manera… relajado – su cara se colorea de rojo, limpia sus lágrimas, pero sonríe de forma afectada.
- Solo quise ayudarte, sabes que siempre puedes contar conmigo, pero ya no podemos jugar en este círculo vicioso. Debes seguir adelante con tu vida – desvía su mirada de la mía y sonríe.
- Para que tu sigas adelante con la tuya, ¿no? Soy una cárcel para ti a pesar de todo lo que hemos pasado, no soy suficiente y te conformas con ella… no lo entiendo de verdad, esa chica está a nada de un colapso mental. ¿No te das cuenta? Su propia familia sabe que está enferma, pero tú no lo ves, te aferras…
- Detente Polen – trato de controlar mi enojo apretando las piedras en mi mano – nadie tiene que ver en esto más que tú y yo. No incluyas a nadie, todo lo que creíste que tenemos solo son ilusiones tuyas, nunca te mentí y siempre he sido sincero. Estoy seguro de que encontraras a alguien que te ame de verdad, pero ya no puedo permitir que pase esto, cada vez que intento ayudarte o ser comprensivo cosas malas pasan.
Rueda los ojos en una risa sarcástica.
- No tienes que sentir lastima por mí, es tu decisión después de todo, solo recuerda que yo nunca te he mentido y siempre te amare. Leyla me invito a la comida en su casa, será la última vez que nos veamos – se levanta con cuidado dejando papeles en mi mesa, toma su bolso y camina hasta donde estoy, se agacha y me besa en la comisura de los labios. La detengo con firmeza antes de que continúe.
- Ojalá no te equivoques Can…
No me pierdo la nota de burla en su voz, las indirectas sobre Sanem eran su especialidad y se hizo una experta arrojándomelas a la cara. Toda la semana fue de esa forma hasta que Sanem no aguanto y se fue. No sé qué me motivo a ayudarla, tal vez era nuestra historia, una amistad que yo pensé que podríamos tener o el recuerdo de esea otra Polen, nada que ver con esta mujer que ahora azoto mi puerta. Quizá fue difícil de creer que ella se comportaría de esta manera.
- Adelante – respondo al golpe en mi puerta. Sanem entra con paso acelerado como si se estuviera escondiendo de alguien, antes de que pueda cerrar Deren detiene la puerta con la mano.
- ¡Off Sanem casi me golpeas! – le grita acomodando su liso cabello rojo.
- Lo siento señora Deren pero como iba a saber yo que iba atrás de mí, ¿acaso me persigue? Siempre suenan sus zapatos anunciando a donde va y ahora no los escuche, es como un fantasma, por favor use sus zapatos altos toda la vida… – se disculpa acercándose para revisarla, pero Deren la detiene con la palma de su mano.
- ¡No tienes que irte encima de mí! ¡Déjame! – le vuelve a gritar, pero con menos énfasis esta vez – estoy cansada Sanem, no siempre puedo llevar zapato alto…
- Debería… es muy pequeña y así evitaría asustarnos – Deren abre los ojos como platos. Era momento de detener esto.
- Señoras, yo también estoy casando. ¿Puedo saber que necesitan? – ambas me observan como si se hubieran olvidado que estoy ahí.
- Can, perdón… - ambas se dan una larga mirada, pero al menos no se han sacado los ojos… todavía – solo te traje los informes que me pediste y las estadísticas, a pesar de que vamos empezando creo que veo un buen futuro…
- ¿Hiciste todo tu sola? – pregunto dando una rápida leída.
- Si… bueno, no… Sanem me ayudo – Sanem nos deslumbra a ambos con una enorme sonrisa.
- Felicidades Sanem – sus mejillas se tiñen de rojo, pero no dice nada.
- Bueno Can, también tengo noticias. Al parecer, el derrumbe que hubo en la mina tuvo repercusiones favorables, me informaron que se abrió un nuevo camino y es rico. Akif no supo cómo lo pasaron por alto, pero todos están muy emocionados…
- ¿Quieres decir que nuestro accidente donde casi morimos aplastados tuvo algo positivo? – pregunto con sarcasmo.
- Bueno si lo dices así, se escucha bastante irónico e insensible… - sonríe mortificada.
- Solo estoy bromeando – sonríe otra vez y la tensión desaparece de sus hombros.
- Lo estás haciendo bien, felicidades – me levanto hacia su lugar y ella se levanta también, la abrazo con fuerza; quizá no tuviera los mismos sentimientos que ella, pero de verdad la apreciaba. La dejo ir con rapidez, Sanem tiene una tímida sonrisa en sus labios, pero ve hacia otro lado, no quiero hacerla sentir mal, la semana ya fue bastante pesada.
- Bueno… - suspira acomodando su ropa – me retiro. ¿Mañana te veo en la fiesta de Emre?
- Ahí estaré – asiento tratando de no demostrar mi mortificación. Tengo un muy mal presentimiento de la fiesta.
- Buenas noches, Can. Sanem. – ambas se sonríen y sale de prisa. Alcanzo a ver como Polen la intercepta en el pasillo, quizá fuera a despedirse… me acerco a la puerta, pero me quedo totalmente distraído por Sanem que está viendo al pasillo de espaldas a mí; hoy usa un adorable conjunto rosa que realza el suave tono de su piel, la falda corta me deja ver sus lindas piernas… y en ese momento mi concentración se rompió. Cuando vuelve su mirada a mis ojos sus mejillas se tiñen de un rojo brillante.
- Buona notte signorina – susurro cerca. No sé en qué momento me acerque hasta sentir su aroma rodearme, pero ya fuera consiente o inconsciente, mi mente no parece conocer el concepto de “espacio personal” cuando ella anda cerca.
- Buenas noches, - sonríe bajando la mirada otra vez – ¿estas ocupado?
- Nunca estoy ocupado su necesitas algo – ambos intercambiamos sonrisas; muchas veces en mi vida juzgue a las parejas empalagosas que parecían tener cosida una sonrisa boba estampada en los labios, no lo entendía, pero ahora con Sanem todo mi sistema de creencias parece estar de cabeza. Ideas que jamás se me hubieran ocurrido parecen revolotear todo el tiempo, necesidades que siempre parecieron normales se despuntaron al máximo y actitudes que jamás tuve ahora parecen ser parte de mi carácter, como si siempre hubieran estado ahí esperando a ser descubiertas.
La tensión revolotea a nuestro alrededor en forma de electricidad, mi cuerpo reacciona sediento de sus besos. Suspira entrecortadamente y desvía la mirada…
- Vine… vine a traerte algo – su voz se escucha adorablemente ahogada y sus mejillas están tan encendidas que dan ganas de morderla. Estaba desarrollando una compulsión con sus mejillas. Con manos temblorosas saca de su pequeño bolso una cajita gris, la destapa y saca un pequeño frasco con un líquido color rosa, después deja todo en mi mesa – es un regalo…
- ¿Un regalo para mí? – pregunto curioso. Era extraño, pero pocas personas me regalaron algo en mi vida.
- No se compara en absoluto con lo que has hecho por mi… pero…
- ¿Qué he hecho? – abre la pequeña botellita, pero vuelve a mirarme a los ojos. Hace un pequeño puchero con sus labios.
- Estas aquí… - su voz es tímida pero sus ojos están cargados de verdad – conmigo… me has ayudado con todo y eres muy bueno… conmigo… a veces no puedo creer que seas real…
- Esa noche, sin siquiera ver tu rostro… - susurro muy cerca de su oído sin llegar a tocarla, su dulce esencia acaricia mi alma y me llena de deseo – la primera vez que nos conocimos fue como algo que purifica una pesada niebla y eso cambio mi vida, estaba confundido y daba vueltas como un barco sin vela, me sentía perdido… hay algunas cosas en la vida que no se pueden explicar ¿entiendes?
- Entiendo… - responde con esos llenos labios rosas y esa mirada perdida que esta justo a la altura de mis labios – no entiendo. No entiendo lo que entiendo y lo que no entiendo. Hace mucho calor aquí…
Respira pesadamente, ella no es la única que siente calor. Me siento en combustión cada vez que la tengo cerca o en mi campo de visión, peor aun cuando a solas pienso en ella, SIEMPRE estoy MUY CALIENTE por su culpa como un muchacho en sus años de adolescencia. Copio su movimiento separando el cuello de mi sudadera para refrescarme.
- Te lo daré antes de que se rompa en mi mano…  - susurra sin aliento. Mis manos pican por tocarla de alguna manera, volteo a mi alrededor para verificar si no hay nadie observando, ya es tarde y prácticamente todo el mundo se ha ido. Por precaución tome la costumbre de ser el ultimo en salir.
- Hice este aroma para ti – me explica emocionada.
- ¿Para mí? – susurro. Cualquier cosa que ella me regale me llena de felicidad - ¿Es de hierbas?
- De hecho, lo hice de una sola flor… - explica abriendo el pequeño frasco con un líquido color rosa – no pude hacer una replica de tu aroma natural, pero hice un complemento…
- ¿Tiene nombre esa flor? – pregunto curioso.
- Una flor sin nombre – responde en broma. La conozco muy bien para saber que cuando se pone nerviosa hace bromas para aligerar la tensión. No quiero aligerarla, me gusta esa sensación de tenerla tan cerca y enfocada solo en mí, ahogarnos en calor y electricidad, quiero avivarla y saber de qué era capaz. Lo que fuera, se lo daría.
- ¿Sin nombre? – reafirmo siguiendo su broma. No puedo dejar de moverme, todo mi cuerpo grita de desesperación por tenerla cerca como un depredador que ha acorralado a su presa.
- Es porque es muy rara. Digo, por supuesto que tiene nombre… – explica con una radiante sonrisa. No puedo evitar notar que sus ojos bajan a mis labios una y otra vez. Me gusta y mucho – violeta oculta.
- ¿En serio? – susurro entrecerrando los ojos. Sus mejillas están encendidas, sus rellenos labios estirados en una sonrisa y todo su cuerpo parece en sintonía con el mío, casi puedo saborearla.
- Es única en el mundo. Muy poco común. Incluso fue casi un milagro cuando la encontré en un paseo que hice en solitario. Se ve muy muy fuerte, pero… también es delicada. Se puede esconder bajo la tierra toda su vida sin que nadie la vea… - explica sosteniendo mi mirada. Me cuesta mucho seguir el sentido de sus palabras por el sensual movimiento de sus dulces labios que me tiene totalmente hipnotizado, puedo inhalar su delicioso aroma embriagando mis sentidos lo que hacía más difícil prestarle atención, pero, a pesar de todo, entiendo perfectamente la indirecta y su referencia conmigo.
Deja una delicada gota en su mano, preso de la tentación la tomo para acercarme a oler. Un golpe lo hubiera sentido menos, las punzadas de necesidad se vuelven locas dentro de mi cuerpo y me siento a punto de estallar. ¡El aroma es magnífico! Como si hubiera tomado su esencia, ese pequeño olor por el que yo moría y soñaba por aspirar una y otra vez de su cuello y lo hubiera combinado con mi aroma esencial y algo más, algo que nos definía a ambos, algo cargado de lujuria contenida, esa potencia llena de erotismo que me hace pensar es sus susurros suaves, la tentación de su cuerpo y el calor de su piel pero a la vez me llena de una suave sensación liberadora, llena de paz y armonía; tengo que apretar mis labios para evitar el tren de pensamientos en mi cabeza… no podía mirarla a los ojos o mi control se iría y la tomaría justo en ese momento.
- Sale en época de primavera, solo cuando ella lo desea… incluso florece bajo la tierra –explica, pero apenas puedo seguirla, esto ya no era deseo solamente, dolía demasiado para eso, era una necesidad demasiado fuerte para controlarla, demasiado dolorosa para aguantarla, pero al mismo tiempo, demasiado deliciosa para no ceder a ella. Acerca su pequeño y dulce cuerpo a mío para pasar su mano detrás de mi cuello y colocarme el perfume, sigo cada uno de sus movimientos deleitándome con ellos, su aroma me vuelve loco pero la esencia que hizo para mi aviva más el furioso deseo corriendo por mis venas. Ya que la había inhalado, fluía fuerte y poderosa dentro de mí. Era el momento más erótico que había tenido en mi vida y apenas la estaba tocando… - siente su aroma…
Me ordena hipnotizándome con esos encantadores ojos de chocolate que me tienen cautivado, apenas puedo respirar de la ardiente necesidad, pero sigo su orden observando el movimiento de esos labios llenos de tentación, estaba tomándome entero y yo cedía feliz a ello.
- ¿Viste su color? – le pregunto sin aliento dando un rápido vistazo a la puerta para asegurarme de que no hubiera nadie cerca.
- Lo vi… - responde en un susurro. Quería que estuviera tan enredada en mi como yo en ella, embriagada de esta atracción tan dulce que fluía entre ambos y que era imposible de controlar.
- ¿Sentiste su aroma? – le pregunto en un susurro acercándome a sus labios, pero sin tocarlos. Ella cierra los ojos con la respiración agitada y asiente.
- Lo sentí – contesta en una pequeña voz ligeramente temblorosa. Su aliento dulce me golpea, ahí está mi esencia favorita, el delicioso manjar por el que estaba desesperado.
- ¿Te diste cuenta de que salió de debajo de la tierra solo para ti? – pregunto en un susurro mientras juego con ella a acercarme y alejarme. Necesitaba que entendiera que a pesar de todo yo la amaba, que supiera que YO existía para ella, que siempre la estuve esperando.

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