DEJAME ATRAPARTE
CAPITULO 5 SANEM
Aun sentía mi corazón palpitar con fuerza, mi sangre hormigueaba debajo de mi piel y algo forzaba a las comisuras de mis labios a estirarse; sus hermosas facciones no dejaban de reproducirse en mi mente una y otra vez como si se estuvieran tatuando con fuerza en la parte sana que quedaba de mi cerebro. Can Divit era perfecto. No se parecía en nada a su hermano o a su madre, tal vez tenía las facciones de su padre o de algún ser mitológico que había caído de los cielos para llegar aquí; lo peor eran sus ojos, tenía una mirada tan penetrante que era difícil imaginar algo mas allá de eso, la realidad se desdibujaba cuando él te miraba, no, no miraba... atrapaba.
Después de que me encerró en sus brazos para que nadie se diera cuenta de que me había colado en su habitación, durante unos segundos no respire, no pensé, no hubo nada que funcionara en mi cuerpo. Fue un dulce respiro. No tuve miedos ni estrés, no me sentí perdida o sola, no tuve odio por mi vida o frustraciones... por ese breve instante me sentí libre. Poco a poco fue quitando sus brazos de mis lados, su cuerpo se fue separando lentamente mientras su respiración levemente acelerada era el único sonido que pudimos escuchar, yo no podía respirar. Con cuidado abrió la puerta para revisar el pasillo, cuando hubo vía libre me dejo pasar primero y me indico como bajar, dijo algo de quedarse atrás para que no tuviera problemas… estaba tan aturdida que no me hubiera importado.
- ¿Sanem? – Leyla llama mi atención, volteo a verla y su expresión es calmada y hasta sonriente. - ¿Qué te pareció? ¿Te gusto ir?
- Mucho – respondo sencillamente.
- No puedo esperar al sábado, al fin Emre va a pedir mi mano… - suspira soñadora con una palmada de sus manos.
- Que bueno que tu futura suegra ofreció su casa Leyla… no sé qué hubiéramos hecho si quisieran ir a la casa – susurra mama viendo por la ventana del taxi. Después de eso nos quedamos calladas.
Era difícil hablarlo, al menos para mi, pero era evidente que mama estaba utilizando a Leyla para mejorar nuestra situación económica que según mi hermana en otro tiempo fue mucho mejor… hasta que todo acabo. Al llegar a la casa el contraste con la casa del prometido de Leyla se hace más evidente, nuestra casa es absurdamente pequeña, de dos pisos, pero bastante estrecha, al levantar la vista la pintura deteriorada y marchita me saludan, las ventanas maltratadas adornadas con cortinas gruesas y oscuras provocan un hundimiento en mi estómago, volvería a estar encerrada otra vez.
Bajamos del taxi, mama nos apresura a entrar, puedo sentir miradas clavarse en mi espalda y susurros de personas revolotear a nuestro alrededor, seguro estaban sorprendidos porque Mevkibe decidió dejar salir a la “loca” de su hija. Mama nos hace entrar a ambas y cierra de un portazo, después de dejar los bolsos y los abrigos me manda a mi habitación para que espere por mi medicamento.
No me importa y subo, esta vez no discuto, no bajo la cabeza y no hago mas que obedecer, esta vez diría que sí sin rechistar, la sensación de hundimiento y pánico no se instala en el fondo de mi estómago. Cierro la puerta yo misma, mama le pondría llave mas tarde, camino a mi cama y me acuesto en ella, ya no podía controlar mas esta sensación, tapo mi boca, pero es imposible… sonrío. Estaba feliz.
No recordaba la ultima vez que había sonreído así, pero esta vez no puedo controlar mi sonrisa estirándose, un sonido extraño brota de mis labios, mi corazón no desacelera su ritmo, más bien al contrario, parece que fuera a explotar fuera de mi pecho o que miles de mariposas habían nacido ahí y quisieran escapar de él…
El sonido de un carro interrumpe mis alegres pensamientos, me incorporo en la cama con rapidez acercándome a la ventana, la rendija que cree entre las tablas y la cortina no me permite ver hacia abajo, no tenía opción, si quería saber quién era y saciar mi curiosidad tenía que burlar otra vez el “sistema de seguridad”. Tocan el timbre, si venia alguien, que era muy raro, a la casa, sin duda mama abriría, así que con todo el cuidado del mundo saco el clavo de una de las tablas para que quede colgada y muy lentamente voy moviendo la cortina… desde mi vista solo se ve la cima de una cabeza rizada de color oscuro, sin duda un hombre, este se pasea afrente a la casa con las manos en los bolsillos solo observando alrededor. Gira hacia atrás cuando alguien pita en un auto, lo saluda y vuelve a regresar su mirada a la puerta, cuando levanta la vista rápidamente me alejo de la ventana… se escucha como abren la puerta, vuelo a asomarme y mama grita de emoción. Osman.
Vuelvo a acomodar la ventana, Osman había vuelto, no recordaba el tiempo exacto en que se había ido, pero recordaba con perfecta claridad el día en que se marchó. Mama lloro mucho.
Tenia mucha curiosidad, me acerco a la puerta, pero las voces están amortiguadas, tal vez si me acercaba sin hacer ruido… con el mayor silencio posible abro la cerradura de la puerta, muy lentamente para que no haga ruido y salgo de puntillas, si mama se daba cuenta iba a pegarme otra vez. Al llegar a las escaleras puedo escuchar mas claramente, si me acomodo en el cuarto escalón puedo escuchar y ver un poco sin que me descubran.
- Leyla te ves hermosa, estoy muy feliz de verte – sonríe Osman con esa brillante sonrisa que lo caracterizaba. No había cambiado casi en nada, solo vestía mas elegante y su cabello un poco más corto.
- Muchas gracias, tu también te ves muy bien. Estoy muy feliz de que hayas vuelto justo ahora – responde Leyla. No puedo verla porque el muro me tapa la vista de donde está sentada, aunque no es necesario, estoy casi segura que sonríe ampliamente.
- ¿En serio? Tienes noticias para mi… - responde con un brillo en sus ojos. Mama entra con una bandeja de te en sus manos.
- Leyla hija, deja que el chico de calme y tome algo – Osman sonríe otra vez y agradece el té.
- Tia Mevkibe por sus atenciones ya me siento como en casa otra vez, tengo mucha curiosidad por lo que tiene que contarme Leyla pero antes, por favor dígame, ¿cómo esta Sanem? – su expresión cambia de la brillante sonrisa a la preocupación.
- Mi hija no tiene esperanza Osman, - un pequeño golpe lastima mi corazón al escuchar sus palabras – nada funciona…
- Lo siento tía Mevkibe… - susurra Osman.
- Mama eso no es cierto, en casa de la señora Huma estuvo muy bien. – interviene Leyla pero estoy segura de que no sirve de nada.
- No tiene caso negar la verdad cariño, yo perdí a mi niña hace mucho tiempo – afirma mama con voz firme. Lagrimas de dolor resbalan por mis mejillas, a pesar de que ya sabia que yo estaba rota, escucharlo de la boca de mi madre dolía demasiado. Hay un silencio donde Osman toma de su té, nadie dice nada…
- ¿Y quién es esta señora Huma? – pregunta Osman rompiendo el silencio. Nadie dice nada por un momento otra vez – ¿qué? ¿Es esta señora parte de la noticia que tan desesperadamente quieres contarme?
- Si – responde Leyla con emoción, se escucha que alguien deja su vaso en la mesa – Osman, voy a casarme…
A pesar de que las lagrimas aun nublan mis ojos no me pierdo ni un solo segundo de la expresión de Osman, la brillante sonrisa se desbarata dejando lugar a una expresión de desconcierto, en sus ojos hay una chispa de dolor y sus labios se quedan entre abiertos.
- Osman, estas bien? – pregunta mi hermana. Osman baja la mirada y enseguida recupera su brillante sonrisa.
- ¡Felicidades Leyla! – se levanta y ambos se abrazan, aunque sus ojos aun se ven muy perturbados.
- Osman hijo, aun te ves pálido. Leyla mi vida, ve con Melahat por mi colonia, corre hija, corre… - Leyla sale corriendo, esta tan apurada que ni siquiera se da cuenta que estoy en la cima de las escaleras.
- Osman, hijo, lo siento mucho – mama lo acaricia suavemente de su hombro. Nunca la había visto ser así de cariñosa más que con Leyla.
- No puedo creer que deje que se case tia Mevkibe, yo… - se interrumpe y lame sus labios. Sus bonitos ojos están cristalinos. Mama se sienta a su lado.
- Osman, la oportunidad surgió y Leyla esta muy enamorada de ese muchacho. Es un hombre decente de buena familia que la va a cuidar y ocuparse de ella – responde mama con una inusual voz suave – tienes que olvidarte de ella…
- ¿Quién es? – pregunta con voz dura.
- Su jefe – responde mama.
- Tia Mevkibe por favor, necesito un nombre… - repite Osman.
- Hijo… - mama baja la mirada avergonzada. No lo podía creer, era la primera vez que veía a mi madre con un gesto de arrepentimiento. Suspira y levanta la mirada, pero no deja de apretar sus manos nerviosa – su nombre es Emre Divit.
- ¡¿QUE?! – grita Osman levantándose de golpe y asustándonos a las dos. – por favor dígame que no es verdad, no puede entregarla a esa familia…
- Osman no hay opción, de hecho, es la mejor alternativa. Es la única manera de … - responde mi madre, pero su voz se corta por un sollozo ¡mi madre estaba llorando!
- Tía Mevkibe por favor, vuelva a sus sentidos. Usted mejor que nadie sabe lo que hace esa familia, lo que les hizo, no puedo creer que vaya a entregar a Leyla, no ha pensado en que podrían descubrir… - se interrumpe cuando mama levanta la mirada hacia él, suspira. Por un rato no deja de menear la cabeza y pasearse de un lado al otro con una expresión entre preocupada y dolida. – ese era el trato…
- Lo se hijo, lo se… - mama suspira y se limpia la cara con las manos – pero no voy a dejar a mi hija hundirse en la miseria cuando ellos están disfrutando de toda esa riqueza, deberías ver a esa mujer, es toda arrogancia y falsedad, vive en ese palacio al que llama casa y no se molesta en ocultar lo petulante que es. Pero no por eso voy a negarle a mi hija su derecho de gozar de la vida de lujos que se merece, que su padre y yo le dimos y alguien más nos arrebató – enfatiza mama levantándose también.
- Tía Mevkibe, esto no acabara bien, es demasiado arriesgado… - susurra el mas calmado. Mama vuelve a limpiar su cara y no dice nada por un momento. No entendía nada, pensaba que mama no conocía a la familia del prometido de Leyla pero era obvio que no era verdad.
- Lo hará Osman – asegura mama en una posición erguida y segura – me asegurare de ello…
- ¿Y Sanem? – pregunta en voz baja, como si supiera que lo estoy escuchando. Sostengo mi collar en mis manos.
- Como dije, no hay esperanza para Sanem. – responde en voz fría. Las lagrimas vuelven a acumularse en mis ojos… la puerta de la entrada se abre con un golpe haciéndome saltar otra vez.
- Perdón por la tardanza, tía Melahat podría revivir a cualquier muerto con tanto chisme, llegue y no me dejaba… ¿pasa algo? – pregunta Leyla entrando a la sala. Cuando ya esta con Osman y mama me levanto con cuidado regresando a mi habitación.
Hacía unos días había querido terminar con mi vida para dejar de sufrir por el horror de lo que había hecho, luego albatros apareció llenándome de confusión y enseguida, el hombre mas hermoso que Dios había creado pronuncio mi nombre en una caricia sacándome de un tirón de la oscuridad que estaba por consumirme, de alguna forma lleno de esperanza mi maltrecho corazón. Pero si mi misma madre no tenía ninguna expectativa de mi mejora entonces ¿Qué caso tenía? Hoy por fin después de mucho tiempo había sonreído, se sintió como si un bálsamo de miel hubiera aparecido sobre la herida tan profunda que tenía tanto en mi mente como en mi alma, ahora lagrimas mojan mis manos y un fuerte zumbido golpea mis sienes. Estaba segura que iba a deshacerse de mi en cuanto Leyla se casará.
Levanto la vista a mi poster, los albatros vuelan en una sensual sincronía, son libres… como yo nunca seria.
…
- ¿Sanem? -susurra esa voz de miel cerca de mi oído. Mi cuerpo se está congelando, pero el calor de su cuerpo alivia un poco esa dolorosa sensación. – ven Sanem…
No puedo moverme, estaba atrapada entre la negrura aplastante que me ahogaba, con todas mis fuerzas trato de moverme o si quiera abrir los ojos, pero no puedo. Era demasiado pesada.
- ¿Sanem? – susurra otra vez acariciando mi nombre con esa voz gutural. El calor de su cuerpo se siente tan cerca, pero a la vez tan lejos. Quiero que vuelva a estar cerca de mi como la ultima vez, quiero moverme hacia el para no congelarme, agito mi cuerpo con desesperación, pero se sigue sintiendo pesado y muy helado.
- ¿Como te llamas? – su pregunta me saca de mi oscuro cautiverio, siento como me jala permitiéndome recuperar el aliento, la movilidad de mi cuerpo y la vista frente a mí, pero no es a él a quien veo.
Una chica con el cabello en su cara camina acercándose, sus pasos son vacilantes y sus ropas parecen tragársela entera, tiembla de frio, pero no hace nada por cubrirse, solo camina. Una fría ráfaga de viento agita sus cabellos dejándome ver su cara, MI CARA.
- No puede ser… - susurro. La chica levanta su rostro, sus ojos son negros y vacíos, su cara pálida se ve lúgubre pero sus labios se estiran en una burlona sonrisa que deja ver sus perfectos y blancos dientes. Poco a poco levanta sus manos para mostrarme sus palmas y mi corazón se para… están llenas de sangre.
…
Habían pasado varios días desde que habíamos venido a esta casa por primera vez, ya no me sentía tan abrumada como al principio o tal vez era porque desde que había tenido esa horrible pesadilla no quería volver a dormir. Desperté gritando y llorando hasta que me dolieron las cuerdas vocales y las lagrimas me ahogaron, no sabía cuánto tiempo estuve así, solo sé que desperté sola.
Después de eso hice todo lo posible por dormir poco o casi nada, le tenia miedo a esa mujer horrible que tenia mi cara y se aparecía en los espejos o en mis sueños burlándose una y otra vez para recordarme que había hecho algo horrible, pero sin saber qué.
Se suponía que todo el evento sería en la tarde, Leyla se había arreglado con un hermoso vestido color lila que dejaba ver su clara piel y hacia relucir sus hermosos ojos azules, mama iba elegantemente vestida con un vestido rojo oscuro y suficiente maquillaje para resaltar su belleza y Osman, se veía tan mortificado que ni siquiera ese elegante traje tapaba su corazón destrozado. Para esta ocasión no me importaba, estaba tan cansada de todo que la triste situación de Osman y Leyla me daba igual.
- ¿Pero quién es este pajarillo tan bello? – levanto la vista de golpe. Una mujer de cabello canoso perfectamente recogido hacia atrás me saluda, esta parada con la espalda muy recta pero apoyada en un bastón con una empuñadura bastante linda. Viste de una forma muy elegante pero sus zapatos se ven bastante cómodos, parecidos a los tenis.
- Es mi hermana, señora Remide – presenta Leyla. La señora me observa de arriba abajo acomodándose en el sillón a un costado de mí, su mirada es penetrante, casi como si estuviera leyendo mi persona completamente. Tiene rasgos bastante marcados y decididos, estaba segura de que en su juventud había sido una mujer bastante hermosa.
- Un placer querida – me sonríe. Asiento con la cabeza y bajo la mirada cansada – no no no, por favor, no escondas esos ojos tan bellos de mí. Ya no se ve mucha belleza natural hoy en día.
- Lo siento – me disculpo. La señora Huma suelta un sonido parecido a un bufido mientras la señora Remide la observa con una mirada seria y fría.
- No te disculpes querida, es un honor para mi conocer a la hermosa hermana de Leyla. Señora Mevkibe permítame felicitarla por la belleza de sus hijas – mama agradece la atención, pero aprieta mi mano firmemente, la señora Remide se da cuenta, pero no hace ningún comentario al respecto.
- Bueno, solo esperamos a los muchachos y podemos empezar – interrumpe la señora Huma acomodando sus rizos. Se siente la tensión en la sala, pero esta vez me da igual lo que está pasando, me sentía demasiado agotada.
Las madres habían acordado que la petición de mano seria del modo tradicional, pero en casa del novio ya que nuestra casa estaba siendo “remodelada”, claro, nuestra madre había contado toda esta trágica historia de un tanque de gas que exploto para evitar mas preguntas. La señora Huma no había tenido problema, alegremente quiso ser la anfitriona de este “importante” evento para también presentar a su futura nuera con la abuela de Emre y todos los amigos cercanos a la familia. Esa no era una forma tradicional de petición de mano según me había dicho Leyla esta mañana cuando estaba buscando un vestido para prestarme, pero Huma era su suegra y no quería molestarla así que había aceptado, primero sería el evento familiar y después una “pequeña” fiesta en honor a los futuros novios.
- Y dime pajarillo, ¿cuál es tu nombre? – pregunta la señora Remide provocando que levante la cabeza de golpe otra vez. Antes de que pueda contestar mama lo hace.
- Se llama Sanem – interviene. La señora Remide la observa con una mirada dura pero una sonrisa en los labios.
- Señora permítame hablar con la muchacha por favor, o acaso ¿no puedes hacerlo? – pregunta.
- Si, - respondo de inmediato dando una rápida mirada a mi madre – puedo hacerlo. Me llamo Sanem.
- ¡Ah! Suena al nombre de un pajarillo… - responde la señora Remide animada mientras mama aprieta los labios. La señora Huma solo rueda los ojos.
- Gracias – respondo en voz suave. Esta señora empezaba a caerme bien. Leyla, mama, la señora Huma se sumen en un profundo silencio.
- Como mi hija no nos ha presentado al parecer lo hare yo misma, soy la abuela de Can y Emre – sonríe de medio lado.
- Un placer – respondo sintiendo el apretón de mi madre, la señora Remide baja la mira a nuestras manos unidas, pero vuelve a hacer caso omiso.
- Y dime Sanem, ¿tú a que te dedicas? – pregunta directamente.
- Bueno… - titubeo.
- Ella no puede trabajar – interviene mi madre, ahora me daba cuenta porque no hablaba con nadie, estaba más al pendiente de mis movimientos que de su propia respiración – su enfermedad se lo impide…
- Claro – la señora Remide en ningún momento aleja su mirada de mi – bueno dime, ¿qué te gusta hacer?
- Me gusta leer – contesto rápidamente antes de que mi madre interrumpa. Estaban empezando a molestarme sus continuas interrupciones y sus apretones de mano.
- ¡Eso es fantástico! Siempre les digo a mis nietos que deben mantenerse inteligentes con una buena lectura – sonríe ampliamente – ¿que estas leyendo ahora?
- Volví a leer uno de mis favoritos, “Cartas a Milena”… - respondo animada.
- ¡Oh cariño! Es una excelente lectura, los clásicos son lo mejor. ¿Hay algún pasaje que te guste? Se nota que eres una chica inteligente… - jamás nadie me había halagado tanto como esta mujer que, aunque era una extraña, parecía tener verdadero interés en saber sobre mí.
- “Y cuando una vez me preguntaste como podía decir que había pasado un sábado agradable, si tenía ese miedo en el corazón, no me pareció difícil explicártelo. Puesto que te amo… (y te amo, pues, conceptualizadora mía: como el mar ama a un diminuto guijarro hundido en sus profundidades, de la misma manera le envuelve mi amor… y ojala yo sea también para ti ese guijarro, si el cielo lo permite), amo a ese mundo y a ese mundo pertenece también tu hombro izquierdo, no, primero fue el derecho y por eso lo beso cuando quiero y a ese mundo pertenece también tu hombro izquierdo y tu rostro sobre mí en el bosque y tu rostro bajo mi en el bosque y ese descansar sobre tu pecho casi desnudo. Y por eso tienes razón cuando dices que ya fuimos uno, y eso no me produce miedo alguno, es mi única dicha y mi único orgullo y no lo limito para nada al bosque…” – cuando me detengo se escuchan unos aplausos, todas volteamos, Emre está parado en la entrada con rosas y chocolates en la mano adornado con una enorme sonrisa mientras que su hermano, el hermoso hombre vestido de negro con una coleta en su reluciente cabello y una mirada que me recordaba al chocolate derretido. Mi corazón se acelera cuando me sonríe acariciando su labio inferior con su dedo pulgar.
- ¡¿Parajillo cómo puedes recordar todo eso?! – pregunta intrigada la señora Remide sonriendo.
- Sanem tienen memoria fotográfica, pero creo que podemos tratar eso en otro momento, Emre está aquí – mama sonríe a la señora Huma que cambia su expresión de aburrida a emocionada.
- ¡Por supuesto! – interviene la señora Remide – iniciemos ya que toda la familia esta junta.
La señora Huma y ella intercambian una dura mirada, pero vuelven a sonreír enseguida. Todo el proceso del compromiso se torna bastante entretenido cuando Can, me estremecía solo de pensar en su nombre, pide la mano de Leyla a Osman. No tuve palabras para describir la mirada de dolor en los ojos de Osman, el creía que la escondía perfectamente detrás de esa sonrisa educada pero no era así, a diferencia de todos ahí yo no tenía que fingir nada. Estaba loca y podía hacer las caras y miradas que quisiera y en este momento solo quería llorar por cómo la ve al objeto de su amor escaparse de la mano de otro hombre… cuando quito la mirada de sus manos unidas por el listón rojo, una suave mirada me consuela desde lejos.
…
- ¿Es un horror verdad? – salto al escuchar a la señora Remide. Volteo a verla, esta parada detrás de mi observando a toda la gente en el jardín reír y hablar.
- Es mucha gente – respondo tratando de no ser grosera. Desde que todas las personas habían llegado trate de mantenerme al margen, no resulto difícil porque Emre no soltó a Leyla para nada, mama y la señora Huma no habían dejado de alabarlos como si hubieran ganado algún premio y Osman se fue apenas acabo la ceremonia. Era un respiro no tener a nadie vigilándome.
*¿A quién engañas? Tu y yo sabemos que estás buscando a Can entre la multitud…
- Normalmente discutiría esto, pero ya no puedo pelear con esa mujer – agrega observando a la señora Huma que acaricia una y otra vez el brazo de un hombre. – ¿me acompañarías a dar un paseo por el laberinto?
- ¡Claro! – respondo emocionada. La última vez me había perdido y fue horrible.
- ¡Pajarillo no sonrías así o dejaras muchos corazones rotos por ahí! – parpadeo sin entender. Ella solo agita su cabeza tomándome del brazo y empezamos a caminar.
- ¿Te gusta aquí? – pregunta mientras empezamos a caminar por el laberinto.
- Mucho – respondo. a pesar de toda la tensión que habitaba en la casa como un enorme dinosaurio rosa del que nadie hablaba, era un lugar muy hermoso.
- Sanem, no me gusta andar con rodeos así que seré sincera, desde que te conocí hubo algo que me llamo la atención de ti y cuando descubrí lo de tu memoria fotográfica supe que eras a quien tanto he estado buscando y por quien tanto he rogado a Dios – su declaración tan sincera me descoloca, pero trato de no demostrarlo.
- ¿A qué se refiere señora Remide? – pregunto dándole una rápida mirada.
- Sanem tengo un gran problema, estoy desesperada y necesito ayuda. No sé si Leyla sea consiente de esto, pero la empresa se hunde, estamos al borde de la ruina y lo que sucedió con la ex novia de Emre empeoro todo... – abro los ojos deteniéndome abruptamente; mama confiaba en la fortuna de esta familia para mejorar nuestra situación y básicamente la estaba canjeando por Leyla, si no era así, entonces... – si las cosas siguen así no habrá más remedio que vender.
- No, no entiendo Señora Remide… - todo mi espectro empieza a colorearse de negro, aprieto los ojos tratando de controlarme, no era momento para eso.
- ¡Ay pajarillo! Por tu cara puedo entender que tu familia no tiene idea de en lo que se ha metido, ¿verdad? – me pregunta, pero no es necesario porque sabe la respuesta, además, yo que sabía de todo eso, era la hija loca. Como un destello la escena de Emre con otra mujer que había visto aquí mismo en este laberinto vuelve con fuerza, me autoconvencí de que lo alucine debido al estrés que me provoco toda la situación, pero ahora no estaba tan segura.
- ¿Esta mi hermana en alguna clase de peligro? – pregunto asustada. Leyla era la persona mas buena y no se merecía algo así.
- No exactamente, pero se vera implicada si las cosas salen mal. Todo empezó cuando esa horrible mujer encajo sus garras en mi hijo; Sanem, mi familia ha tenido esta empresa por generaciones, somos mineros de sangre. Iniciamos con joyerias y piedras preciosas, pero gracias al esfuerzo y trabajo duro ahora somos esta importante compañía solo enfocada al carbón, no te aburriré con los detalles técnicos, lo que debes de saber es que la empresa esta a nada de desmoronarse y con ello todos los involucrados – asegura con una mirada derrotada. No estaba segura de si Leyla sabia de todo esto, ella iba por la vida con una enorme sonrisa enamorada y Emre era de lo único que hablaba.
- ¿Y yo que puedo hacer? – pregunto sin entender nada.
- Pajarillo hay algo horrible bajo la compañía, no se que es ni como paso, pero sé que involucra a mi nieto y quiero salvarlo, quiero saber que es lo que el y su madre me están ocultando. Quiero que seas mis ojos y oídos – su mirada decidida es fuerte y segura. Bajo la mirada al suelo, pero mi cuerpo sigue moviéndose a pesar de mi respiración agitada, ¿Qué podía hacer yo por esta mujer y por mi hermana? Yo estaba loca.
- ¿Porque yo? – pregunto sin entender nada.
- Porque tienes un maravilloso don Sanem y he estado rezando por que aparezca un ángel para ayudarnos – afirma.
- ¿Acaso la vida del señor Emre esta en peligro? – pregunto consternada.
- ¿Emre? No, estas confundiendo mis palabras. Te lo explicare, hace años cuando mi hijo se casó con Huma empezó el infierno en la empresa, nuestros números empezaron a caer y cada vez fue más difícil mantenerla a flote, mi hijo tuvo que pedir prestamos imposibles de pagar y reducir el personal, fueron tiempos muy oscuros donde mi hijo no pudo más, se separó de ella y se fue… No sé exactamente lo que sucedió, pero sé que Huma estuvo involucrada pero aun así se quedó con el control de la empresa hasta arruinarla y en el proceso, algo le hizo a mi nieto. – sus ojos se colorean de rojo, pero eleva el mentón con fuerza - yo me ocupe de ese niño toda su infancia hasta que Huma lo arrebato de mis brazos cuando Aziz la abandono, era un niño tan hermoso y bueno, pero después de que Huma se lo llevo lo convirtió en este chico solitario y oscuro.
Al dar la vuelta al siguiente pasillo veo una banca en la esquina, la guio hasta allá y se sienta observándome con lagrimas acumuladas en sus ojos, pero con una mirada fuerte.
- Mi hijo volvió por mi nieto y se lo llevo lejos, yo fui quien le aviso que estaba al borde del colapso. En un mar lejano lo mataron y mi nieto tuvo que regresar a ocupar el lugar de su padre en la empresa, para este momento Can ya estaba en los veinte años… - suspira con la mirada perdida.
- ¿Can? – pregunto intrigada sintiendo un aleteo en mi corazón al pronunciar su nombre por primera vez. Había pensado que Emre seria por quien estaba preocupada.
- Si, Can. Desde entonces se ha ocupado de la empresa, pero a pesar de sus intentos esta sigue decayendo; sé que Huma lo ha obligado a hacer cosas horribles y quiero saber por qué. Esa mujer es peor que el diablo y hará cualquier cosa para quedarse con todo el dinero de la familia – toma mi mano y se gira hacia mi – escúchame bien, en la empresa hay cuatro socios: Can tiene el 40% de las acciones, Emre el 30% y entre Huma y yo tenemos el 30% restante por partes iguales. En el testamento mi hijo fue muy claro, las acciones de Huma pasarían al primer hijo que se case en matrimonio – su voz preocupada y sus fuerte palabras mantienen mi atención. Aun no podía entender que era eso tan malo que creía que iba a afectar a mi hermana.
- Si Emre va a heredar las acciones de la señora Huma, y por lo tanto tendría el 45%, ¿por qué eso es un problema? A fin de cuentas, Emre y Can son hermanos y no me imagino que quieran lastimarse el uno al otro. – razono tratando de calmarla. Al menos yo sabía que Leyla jamás me lastimaría.
- Ese es el problema pajarillo, Emre tiene cero voluntad propia en lo que se refiere a su madre, siempre ha dicho y hecho lo que ella quiere sin rechistar. En el momento en que sus hermanos se casen todo explotara y hay otro problema. Anteriormente Emre tuvo una novia, Aylin, esta mujer trabajaba con el llevando las finanzas hasta que un día desacredito a Emre acostándose con otro hombre, que era de la competencia y con quien tenemos muy mala relación, al mismo tiempo, Can estaba trabajando en la perforación de una nueva mina, una que era rica en metales, pero alguien robo los planos y el proyecto se fue abajo. Quien se robó los planos mato al guardia de seguridad y la familia nos demandó... – no lo podía creer. Eran tantas cosas que mi cabeza daba muchas vueltas – alguien nos esta traicionando Sanem, alguien quiere acabar con mi nieto y no lo voy a permitir.
- Perdón señora Remide, pero ¿sus acciones no irán en herencia también? – pregunto con cautela. Era un pensamiento que se me había ocurrido ya que era la única parte que no pasaría a ninguno de los hermanos por derecho propio. Abre sus ojos con sorpresa, como si no hubiera esperado que le preguntara eso a pesar de que era la pregunta correcta.
- Solo debes de saber esto Sanem, Huma hará lo imposible por tener todo el dinero, no le importa a quien quite de en medio. Solo hago esto por mi nieto, esta familia le echo a perder la vida, pero no voy a dejar que acaben con ella. Así que, ¿qué dices? ¿Serias mis ojos y cuidarías a mi nieto?
…
Caminamos hasta el final del laberinto donde a la izquierda estaba una enorme picana; le había asegurado a la señora Remide que lo pensaría, pero ella quería una respuesta en el momento porque no tenia tiempo que perder, era ahora o nunca. Dije que sí.
No sabia que me impulso a hacerlo, si fue la preocupación por mi hermana, el pánico que me dio el que alguien hubiera lastimado a ese hermoso ser humano con el que alucinaba constantemente o la desesperación de esta señora que acababa de conocer pero que ya era preciada para mí, ninguna de las dos dijimos las palabras, pero estaban bastante implícitas, temía por su vida y esta parecía la última acción desesperada que tenía bajo la manga. No entendía como caí de cabeza en este enredo, tenia mis propios problemas, pero de una forma inconsciente y hasta un poco egoísta me di cuenta de que acepté porque eso también era una puerta a la libertad que tanto añoraba.
*Todo empieza a mejorar…
- Ya lo creo… - susurro sarcásticamente. La señora Remide me aseguro que se ocuparía de todo, haría que Can (aleteo en el corazón) me aceptara como su asistente, hablaría con mi madre y se las arreglaría para que yo no tuviera ningún contratiempo, incluso se ofreció a llevarme de compras para encajar con todas las mujeres que trabajaban ahí. Ya me imaginaba que iría por la vida con esa pintura de ojos.
*Si vas a trabajar ahí, podremos salir… no mas encierro…
Esa era la parte que mas me gustaba, en el caso de que mama pensara en encerrarme en un hospital podría escapar, buscaría la forma porque ya no estaría confinada en esas cuatro paredes, antes tendría que amarrarme. La imagen de la media sonrisa de Can aparece en mi mente, ¿Qué le habían hecho a alguien tan hermoso y por qué? No parecía que necesitara ayuda, al contrario, parecía que tenia la fuerza de soportar al mundo en esos anchos brazos por sí mismo además de esta fuerte presencia que parecía congelarte en tu lugar y no te dejaba moverte.
El recuerdo de la sensación de su cuerpo junto al mío me hace estremecer, quería volver a tenerlo cerca, parecía que estaba desarrollando una adicción al calor que desprendía y a la suavidad de su mirada, era como si quisiera envolverme entre sus brazos y no salir de ahí jamás.
*!Mírate chica! Cuidado con esos pensamientos…
Que bueno que la señora Remide se había ido porque no tendría manera de explicar porque mi cara se sentía tan roja.
- ¿Sanem? – me detengo abruptamente. Mi cuerpo entero se llena de electricidad y mi corazón se reactiva con fuerza como si quisiera salirse de mi pecho, apenas puedo respirar. Volteo hacia el sonido de la voz, una ráfaga de viento pasa al nuestro alrededor llevando a mi nariz un olor familiar pero no tengo tiempo de procesarlo porque uno de mis pies se acerca demasiado a la orilla desequilibrándome por completo – ¡Sanem!
Escucho su grito y apenas alcanzo a distinguir su oscura figura acercarse, pero es demasiado tarde, ya he caído al agua.

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DEJAME ATRAPARTE
Hayran KurguSanem vive atrapada en la irrealidad de su mente, una oscuridad la ha perseguido desde que tiene memoria y que ha obligado a su familia a encerrarla en su propia casa. Sus únicos compañeros son sus libros y la voz que tiene en su cabeza. Un día su...