Los exámenes estaban en la esquina algo que a todos los de Las Encinas tenía estresados y yo no era la excepción, Samuel me había pedido ayuda en estudiar y acepte con tal Valerio estudiaba con sus amigos en casa de Polo, y realmente le iba muy bien.
—¡Amor! —exclamó una voz detrás mío haciendo que me volteara.
Me encontré con Valerio corriendo hacia donde estaba, al estar enfrente mío, espere a que se recupere de la carrera que se echo.
—¿Qué pasa? —pregunte al verlo mejor.
—Te tengo una sorpresa —sonrió mirándome.
—¿Qué cosa? —ladee mi cabeza mientras me recargaba en la pared.
Vi como del bolsillo del pantalón sacaba una pequeña caja forroda de color morado y un listón blanco.
—Para ti, ábrelo —me lo dio.
Lo mire con mis ojos entre cerrados pero al ver lo ansioso que estaba abrí la caja, encontrándome con un collar de oro el dije era un corazón.
—Es precioso, gracias amor—lo abrace.
—Déjame ponerte lo —dijo haciendo que me diera la vuelta y me lo pusiera.
Al voltear toque el dije y sonreí.
—De verdad muchas gracias, Valerio—le di un beso largo en los labios—Te amo.
—También Te amo.
Me abrazo haciendo que recostara mi cabeza sobre su hombro antes de separarme como en casi al final del pasillo Polo nos miraba con una mirada triste y decepcionado.
—¿Vamos al aula? —preguntó.
—Ve primero, iré al baño—le respondí. Sonrió dándome un beso en frente y se fue.
Al ya termine mis necesidades me lave las manos, al salir del baño sin querer choque con un chico quien se disculpo. Voltee al suelo y vi una bolita con algo adentró.
—Espera se te cayó... —sonó como susurro mientras lo juntaba y miraba que era.
¿Cocaína?
Vi como Azucena se acercaba a mi dirección y guarde rápido la bolsita en mi bolsa de la chaqueta escolar, camine al salón, al pasar junto a la directora le sonreí nerviosa.
Entre al aula y detrás mío el maestro, me senté en mi asiento correspondiente del examen ya casi lo terminaba cuando vi como Samuel se paraba para preguntar algo al profesor y Lu junto con Carla cambiaban las tablets.
Suspiré, hice un movimiento haciendo que la bolsita cayera a lado mío, lo iba guardar pero Guzmán, quien era mi compañero, lo agarro y se le quedó viendo y luego a mi. Mi mirada era de terror pero metió su mano en mi chaqueta dejando la pequeña bolsa algo que me hizo suspirar de alivió.
Ya había finalizado el examen, todos salieron del salón pero antes detuve a Guzmán.
—No digas nada—le suplique—Además no es mío, me lo encontré.
—No diré nada Ivelle pero ten más cuidado —se posó enfrente mio —Tuviste suerte de que yo lo viera otro te hubiera delatado.
Asentí ya se iba pero se detuvo.
—Ivelle, no hagas mal uso de eso—dijo para luego irse.
Tome mi bolso y salí de allí, me dirigí a la salida donde me esperaban mis hermanos serios.
—¿Qué pasa? —pregunte.
—En casa sabrás, sube.
Hice caso me subí al auto, por todo el camino a casa era silencioso vi como el que manejaba apretaba el volante haciendo que sus manos se tornará blancos por la fuerza y mi otro hermano movía su pierna de arriba y abajo.
Al llegar bajamos los tres juntos, abrieron la puerta y nos dirigimos a la sala donde me encontré con mis padres..... Y una señora.
—¿Qué pasa? —pregunte saludando a mi padre y mi madrastra.
—Cariño, siéntate por favor —obedecí y mis hermanos se sentaron a los lados.
—¿Quién es ella?
—Ella es tu... Madre —habló papá esta vez.
La sala se quedó en silencio, lo único que podía hacer era ver a la señora enfrente mío quien me miraba sonriente.
—¿Estás de joda no? —exclamé confundida.
—No Ivelle —habló con voz subida de tono.
Me pare del sillón.
—¿Y que hace esta mujer aquí? Que se largué —trone los dedos.
Antes de que mi papá respondiera la señora enfrente mío lo hizo.
—Ivelle, soy tu madre. Y vengo a llevarte conmigo. —trato de acercarse a mi.
—Pare, ¿Para qué? —cruce mis brazos —¿Para que me prostituya? ¿Para vender me a sus clientes?
—Ivelle.. Hija.
—Pueden irse por favor—hable viendo a mis hermanos y a mis padres.
—No, nos iremos.
—Por favor, váyanse. Ahora—demande.
Vi como papá les hacía una seña para que se fueran, al pasar detrás mío papá se acercó a susurrarme que el estaría en la cocina por cualquier cosa y asentí.
Al estar solas la vi mejor de arriba y abajo, observándola con asco.
—Hija, enserio. Perdón. —empezó a hablar—Pero te quiero de vuelta conmigo. Quiero remediar lo que hice.
—¿Remediar? ¡Ya no se puede remediar nada! —Exclamé —¡¿Crees que cuando me violaron estaba feliz?! ¡NO LO ESTABA CARAJO! —grité —¡Te pedía a gritos que lo de tuvieras, no lo hiciste! ¡Enserio crees remediar eso!
>>Puede cicatrizar la pura herida pero queda marca, la marca que jamás se quitará—baje la voz —Así que larga te de donde viniste.
—Bien, voy a llamar a tu padre a un juicio. —sentenció.
Solté una carcajada y me le acerque estando a centímetros de ella.
—Adelante, hazlo. —sonreí maliciosa —Ten en cuenta que haré lo posible para que te pudras en la cárcel, hasta me haré yo misma las heridas para acusarte a ti. —mi mirada cambió a sería —No sabes lo que soy capaz con tal de que dejes en paz a mi familia y yo consigo lo quiero, cuando yo quiero.
>>¡Asi que adelante, veremos quien gana! —sonreí para dejarme caer al sillón.
Mire su cara que había perdido su color Moreno, ahora estaba pálida y cuando me miró alce una ceja instando la, a ponerme a prueba.
—Cambiaste—fue lo único que logré soltar.
—Enserio creíste que sería la niñita que estará esperando a su madre para perdonarla, de todo el daño que le hizo. Estas mal —alce la barbilla en signo de superioridad.
—Esta bien, ya no los molestaré. —trago saliva —Y no es necesario un juicio. Adiós.
Moví mi mano lentamente mientras sonreí de forma hipócrita, apenas cerró la puerta empecé a llorar y al poco tiempo fui rodeada por los brazos de mi padre.
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ᴄᴏᴘʏʀɪɢʜᴛ © 2020
~ Sweet Cherry 🍒
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Pretty Girl || Valerio
Fiksi PenggemarIvelle Pione, una chica Amable, humilde a pesar de venir de una familia adinerada y al quién no le teme a nada. De nacionalidad mexicana, entra a una nueva escuela Las Encinas, la mejor escuela de todo España. Gracias a que ganó una beca, más aparte...