ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴏ
Se volvieron a encontrar de forma inusual.
San amaba intensamente a ese omega gruñon y posesivo. Y wooyoung adoraba con su alma a su alfa tierno, amoroso y a veces un poco pervertido.
Pero un día ocurrió algo que cambio la vida de ambos...
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ACTUALIDAD 1 AÑO DESPUÉS ╰───── • ◆ • ─────╯
No me dejes solo.
¡CACHORRO REGRESA!
¡WOOYOUNG!
— ¡WOOYOUNG! — El alfa despertó, su cuerpo estaba empapado de sudor, su rostro estaba lleno de lágrimas, esa pesadilla se volvió muy frecuente, tapo su rostro y rompió en llanto, extrañaba tanto a su Omega.
El día anterior se cumplió un año de la muerte de Wooyoung, sucedió un día veinticuatro de agosto y tener esas espantosas pesadillas no le ayudaba nada a su salud mental.
San quería que todo eso fuera una maldita pesadilla, quería despertar, que todo fuera mentira. Quería abrazar a su omega, besar todo su bello rostro, casarse con él y cumplir su sueño de tener una bella familia. Si tan solo ese día no lo hubiera dejado solo, si hubiera ignorado esa tonta reunión entonces su fresita aun estaría con él.
Su llanto se calmo y empezó a reír, sentía que cada día se volvía loco.
Ese sueño fue hermoso pero eso nunca paso, no pudo pedirle matrimonio a su omega, además el Wooyoung de ese sueño era muy cariñoso, imagino a su pequeño diciendo muchas palabras de amor, eso era imposible, su omega era una fresita salvaje, su cachorro con actitud orgullosa y personalidad agresiva que le daba golpes cuando le hacía o decía cosas pervertidas. Pero así lo amaba, cada pedacito de su ser le pertenecían y le siguen perteneciendo a ese pequeño gruñon.
San suspiro, ya estaba cansado de todo, de su trabajo, la rutina aburrida, de su vida, cada día era una tortura para él, solo quería morir y dejar de sufrir.
Hongjoong, Mingi, con su hijo Jongho de casi un año, siempre llegaban a visitarlo, tratando de animarlo, pero eso no era suficiente.
La ropa y cosas de Wooyoung seguían en el mismo lugar, el perfume ya había desaparecido de las prendas, San casi había olvidado el dulce aroma de su omega, extrañaba sus gritos, sus caprichos, aquella sonrisa escandalosa de la cual él se burlaba porque era muy rara y Wooyoung lo terminaba golpeando por burlarse.
Los primeros meses fueron un caos total, después del trabajo se iba a los bares a beber hasta la madrugada, Mingi siempre iba a recogerlo ya que su cuerpo no podía levantarse, el alfa pelirrojo lo dejaba en su departamento, hubieron muchas veces que el alcohol le ganó y terminaba peleando con Mingi, San se estaba saliendo de control, su lobo estaba escondido, su corazón roto y vacío, pero que más podía hacer, cuando la persona que más amaba en el mundo le fué arrebatada en un abrir y cerrar de ojos.
¿De que servía seguir viviendo?
Solo era un alfa sufriendo y con un lazo roto.
Limpio las lagrimas y se levanto de la cama, vio el reloj dándose cuenta que aún era de madrugada, se dirigió hacia la ventana, abriéndola, sentándose en la silla que estaba en el balcón, respiro el aire fresco y sintió la ventisca fría en su rostro, la luna estaba frente a él, realmente la odiaba, varias veces le rogo para que le regresara a Wooyoung, pero eso no paso, dándose cuenta que esos tontos milagros no existían.
