Saciados por el inmenso banquete que habían comido, todos los estudiantes estaban más que agradecidos.
—¡Atención! —exclamó el profesor Tibaius—. ¡El entrenamiento comienza desde ahora! ¡Esto fue sólo una trampa para ver qué tan débiles eran ante la comida!
—¿De qué está hablando el profesor Tibaius? —preguntó Axel.
—Ay, no... creo que nos pusieron tanta comida para que nos cansáramos con más facilidad a la hora de practicar... —comentó Kiga.
—¡Correcto! —respondió Tibaius—. Muy buena observación, Kiga. Ahora, ¡todos a correr al patio!
Los jóvenes apenas si podían respirar después del banquete, lo cual los agotó rápidamente. El profesor Tibaius, quien lideraba la fila de carrera, se dio cuenta pronto que ni siquiera los profesores lo estaban siguiendo. Regresó y se percató que todo mundo estaba jadeando y sin fuerzas para correr.
—¡¿Eh?! ¿Incluso ustedes? —preguntó Tibaius dirigiéndose a las profesoras Francis y Kara.
—Dijiste que era un banquete especial por el regreso de Argreth y Cornelius... —respondió la profesora Francis, intentando respirar con normalidad.
—¿No se supone que nosotras también comiéramos? —preguntó Kara, quien estaba tan cansada que reposó sus manos sobre sus piernas. Al estar agachada, rápidamente Anton y Lawrece se le quedaron viendo de manera pervertida, pero Sophia y Danielle lo notaron y los patearon en la zona baja. Los dos quedaron tirados en el suelo quejándose del dolor, pero nadie se detuvo a levantarlos.
Horas más tarde, todos estaban agotados por el trote, pero el profesor Tibaius no tuvo compasión por nadie. —¡Tienen que continuar con el entrenamiento! —exclamó bastante motivado. Luego, llamó a algunos para que lo ayudaran a colocar maniquíes en el patio mientras el resto se quedaba calentando con su arma. Cuando regresaron, el profesor Tibaius le entregó armas de madera a todo el mundo para que comenzaran a hacer sus prácticas con los maniquíes.
—Bien, chicos. Es hora de que entrenen a su ritmo. Sólo les mencionaré algo: debido a la situación en la que estamos, tendrán que practicar en escuadras para facilitar el avance.
—¿Escuadras? —preguntó el Príncipe Hans—. ¿Es alguna táctica de guerra?
—Desafortunadamente, está en lo cierto, príncipe. —confirmó Tibaius—. Con esto que ha sucedido recién, probablemente no sólo se estén preparando para ser Racers, sino también para una posible guerra.
Todo mundo se quedó callado. Quienes sabían de la situación estaban algo preocupados, pero los que no, comenzaron a espantarse.
—Muchas gracias, profesor Tibaius —dijo el príncipe Hans—. Daré todo de mí en estos días de entrenamiento. Al final, si decidimos estar aquí es porque ponemos nuestras vidas al servicio del pueblo.
Tibaius sonrió, pues las palabras del príncipe parecieron ser de esperanza para sus compañeros.
—Además, todos son excelentes guerreros —agregó Arthur—. Por lo que he logrado apreciar, seguro que Xelesia saldría victoriosa.
—Vamos, profesor —agregó Ulysses tratando de animar a los demás—. Díganos quienes conformarán los escuadrones y con gusto comenzamos a entrenar.
De pronto, el ánimo de todo mundo, incluidos los profesores se acrecentó. La única que todavía dudaba era Sophia, pero al final, decidió acercarse a Danielle y Agatha, diciéndole a los profesores que aceptaría participar de ello también.
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Racers Travels: Despertar (Versión 2020)
FantasíaXelesia es un pequeño reino del continente de Altera, en donde se encuentra el Instituto: un lugar donde además de aprender el arte de la guerra, se potencia el uso de la magia elemental. Unos jóvenes ingresaron y su misión principal será lograrse g...