La Edad de los Héroes
Los cielos de Coruscant resplandecían de guerra.
La luz del día artificial, propagada por los espejos orbitales de la capital, se
fraccionaba con las llamas de los motores iónicos que la cruzaban y se veía puntuada por explosiones estelares e hileras de restos que llovían hasta la atmósfera y se convertían en enmarañados lazos nubosos.El cielo nocturno era un encaje infinito de resplandecientes líneas que unían planetoides y trazaban erráticas espirales de mosquitos luminosos.
Los seres que lo contemplaban desde los tejados del interminable paisaje urbano de Coruscant podrían encontrarlo hermoso.
Pero desde dentro es diferente.
Los mosquitos son el brillo de las toberas de los cazas estelares.Las resplandecientes líneas son descargas perdidas de turboláser lo bastante potentes como para desintegrar un pueblo pequeño.
Los planetoides son cruceros estelares.
Desde dentro, la batalla es una tormenta de confusión y pánico, de rayos de partículas galvanizadas que pasan junto a tu caza en un fogonazo tan cercano que la carlinga resuena como un altavoz roto, de impactos que se sienten en las suelas de las
botas cuando los misiles de impacto aciertan a tu crucero, matando a seres con los que te has entrenado, comido, jugado, reído y discutido.Desde dentro, la batalla es
desesperación, terror y una certeza que te carcome el estómago de que la galaxia entera intenta matarte.Por todos los restos de la República, seres desconcertados contemplan
horrorizados y en directo por la HoloRed la batalla que se libra.Todos saben que la guerra ha ido muy mal. Todo el mundo sabe que cada día se mata o se captura a más Jedi, y que el Gran Ejército de la República ha ido perdiendo un sistema tras otro, pero esto…
¿Un ataque al mismo corazón de la República?¿Una invasión a la propia Coruscant?
¿Cómo ha podido pasar esto?Es una pesadilla, y nadie puede despertar de ella.
Todos contemplan en directo cómo el ejército droide separatista invade los barrios gubernamentales.
La transmisión está llena de imágenes de soldados clon que, en clara inferioridad numérica, son abatidos en los salones del mismísimo Senado
Galáctico por droides destructores implacablemente poderosos.Un sobresalto de alivio: los soldados parecen repeler el ataque.
En las salas de estar de toda la galaxia hay abrazos y hasta exclamaciones silenciosas cuando las fuerzas separatistas se retiran hasta sus naves de desembarco y vuelven a la órbita…
«¡Hemos ganado!», se dicen unos a otros. «¡Los hemos rechazado!»
Pero entonces van llegando los boletines.Al principio sólo son rumores quecuentan que el ataque no era una invasión, que los separatistas no pretendían tomar el planeta y que todo había sido un golpe relámpago contra el Senado.
La pesadilla empeora: el Canciller Supremo ha desaparecido.
Palpatine de Naboo, el hombre más admirado de la galaxia.
Aquel cuya habilidadpolítica sin rival ha mantenido unida a la República, cuya integridad y valor personal
prueban que la propaganda separatista de corrupción en el Senado es una mentira, y
cuyo carismático liderazgo proporciona a toda la República voluntad para seguir luchando.Palpatine es más que respetado. Es querido.
El simple rumor de su desaparición hunde una daga en el corazón de todos los amigos de la República.
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STAR WARS LA VENGANZA DE LOS SITH [ NOVELA ]
Science FictionTras muchos años de guerra civil, los separatistas han llevado a la castigada República al borde del colapso. En Coruscant, el senado contempla como el canciller supremo Palpatine va anulando progresivamente las libertades civiles, buscando así prot...