𝟬𝟳┇𝗗𝗲𝗺𝗮𝘀𝗶𝗮𝗱𝗼 𝗯𝗼𝗻𝗶𝘁𝗮

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Los cabellos azabaches de Aoi danzaban en el aire mientras corría, el viento acariciando sus mechones oscuros

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Los cabellos azabaches de Aoi danzaban en el aire mientras corría, el viento acariciando sus mechones oscuros. Sus pasos eran ligeros, casi fugaces, pero aún así, el niño de su misma edad la seguía con una determinación silenciosa.

Al escuchar sus pasos acercándose, Aoi se escondió en el primer rincón que encontró, una pequeña alcoba sombría que parecía prometer refugio. Sin embargo, la ilusión de seguridad se desvaneció rápidamente cuando Touya apareció en la entrada con una sonrisa triste, su mirada cargada de una tristeza que Aoi conocía bien.

—Eres fácil de encontrar, Aoi —dijo Touya con una sonrisa ladeada, sus ojos encontrando los suyos con una mezcla de ternura y resignación.

Aoi no respondió con palabras, su rostro se mantenía impasible, y su mirada era un océano de calma helada. Solo se limitó a asentir, como si las palabras no pudieran capturar la esencia de lo que sentía.

—¿Por qué quieres aprender a ser sigilosa? —preguntó Touya, su tono cargado de curiosidad y preocupación.

—Creo que me serviría bastante en lo que planeo... —la voz de Aoi era suave, casi un susurro perdido en el aire. Sus palabras estaban impregnadas de una melancolía que iba más allá de lo que podía expresar.

Touya la observó en silencio, sintiendo el peso de sus palabras. La determinación en su mirada era palpable, y él comprendió que detrás de su deseo de volverse sigilosa había una necesidad más profunda, una búsqueda de algo que no podía ser fácilmente definido. En sus ojos, él vio reflejada una soledad que resonaba con la suya propia, una tristeza compartida que se escondía tras cada palabra no dicha.

Mientras la noche caía lentamente sobre ellos, la distancia entre sus corazones parecía hacerse más grande, como un eco de los sueños rotos que aún aguardaban ser reparados.

Mientras la noche caía lentamente sobre ellos, la distancia entre sus corazones parecía hacerse más grande, como un eco de los sueños rotos que aún aguardaban ser reparados

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El frío mordía la piel de Aoi mientras avanzaba por las calles desoladas de la ciudad. Sus cabellos azabaches se movían con el viento helado, sus mejillas pálidas se teñían de un delicado rosa y la punta de su nariz brillaba con el mismo rubor. Su ropa ligera no ofrecía mucho abrigo y su cuerpo temblaba, luchando contra el clima gélido que la envolvía.

𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 | Takami KeigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora