𝟬𝟭┇𝗧𝗲 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻

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Cuatro niños observaban asombrados lo que la joven de cabellos oscuros sostenía en la mano: una rosa azul, florer tan preciosas que la infante obsequiaba a la mujer de cabellos albinos, el tipo de flor que había conquistado el corazón de la madre ...

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Cuatro niños observaban asombrados lo que la joven de cabellos oscuros sostenía en la mano: una rosa azul, florer tan preciosas que la infante obsequiaba a la mujer de cabellos albinos, el tipo de flor que había conquistado el corazón de la madre de los niños.

─ Aoi-nee san... eres muy bonita como esas rosas ─ revolvió levemente  los cabellos del pequeño infante que estaban en los brazos de su madre y le sonrió tiernamente.

—Aoi-chan es mi única amiga y es increíble, ¿verdad? —dijo el hermano mayor, mientras los niños asentían con sonrisas sinceras. La madre, con una expresión llena de cariño, asintió y sonrió afectuosamente.

Sin embargo, ese momento de ternura y tranquilidad fue abruptamente interrumpido por la llegada de un nuevo visitante.

—¡Ven aquí, tienes que entrenar! —exclamó el Héroe de fuego, mientras arrastraba al hermano mayor sin siquiera preguntarle.

Aoi, con sus ojos azules llenos de furia y resentimiento, observó con intensidad el acto del hombre, su odio hacia Todoroki Enji palpable en cada mirada. Su rostro, enmarcado por cabellos oscuros, reflejaba un dolor profundo y una determinación inquebrantable. La calidez del momento se había desvanecido, dejando solo una fría sensación de desilusión y tristeza.

 La calidez del momento se había desvanecido, dejando solo una fría sensación de desilusión y tristeza

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Por las solitarias calles de la ciudad, con paso lento y pausado, miraba fría y filosa, caminaba Aoi Naraku, estando ya a kilómetros del lugar en donde había cometido su último crimen, vió surcar por el cielo a aquel héroe de alas color carmesí con gran velocidad.

Una sonrisa burlona se dibujó en sus labios mientras miraba el horizonte. Si él se consideraba el héroe más rápido, entonces ella debía ser aún más veloz. Nunca lograba llegar a tiempo, nunca lograba encontrarla, y aunque lo hiciera, no sabría quién era ella. Sin embargo, de alguna forma, existía una conexión enigmática entre ellos, una relación que se tejía en la sombra de su desconocimiento mutuo.

Ella continuó su camino, ignorada por las pocas personas que cruzaban su senda. La indiferencia había sido su compañera constante a lo largo de los años. Hubo un tiempo en que había tenido a alguien a quien apreciar, pero esos eran recuerdos que prefería olvidar, aunque nunca lograra hacerlo del todo.

𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 | Takami KeigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora