𝟬𝟵┇𝗧𝗼𝗸𝗼𝘆𝗮𝗺𝗶 𝗙𝘂𝗺𝗶𝗸𝗮𝗴𝗲

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Sus manos temblaban violentamente, el peso del arma aún goteando el líquido carmesí sobre su piel pálida

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Sus manos temblaban violentamente, el peso del arma aún goteando el líquido carmesí sobre su piel pálida. Las lágrimas recorrían sus mejillas como un torrente incontenible, mientras sus ojos, cargados de desesperación, se mantenían fijos en la mirada vacía de su víctima. Los tallos de rosas, que hasta hacía un momento sostenían el cuerpo inerte de la mujer, parecían ahora una cruel burla a su propia condena.

─ Tengo miedo... ─ Sus palabras eran apenas un susurro ahogado por los sollozos que sacudían su cuerpo. Sus rodillas se doblaron lentamente hasta caer al suelo, el frío y la desolación de la escena aplastando su espíritu. ─ ¿Dónde estás... Touya...?

El grito desgarrador hacia su amigo se perdió en el vacío, una llamada desesperada que no encontró respuesta. No podía entender por qué había aceptado aquel trabajo macabro, ni por qué su vida se había convertido en un torbellino de sangre y dolor. Eran solo niños, ella y Touya, transformados en sombras de lo que alguna vez fueron. Solo ella había sido consumida por la oscuridad del asesinato.

─ Dijiste que estarías a mi lado, para no dejarme caer... ─ Las palabras, ahora vacías y llenas de reproche, flotaban en el aire frío, como un eco de promesas rotas.

El camino que una vez había imaginado, un sendero hacia un mundo diferente, se había desmoronado en sus manos. No deseaba matar, no en el fondo de su ser. Pero Touya le había mostrado un camino diferente, uno que parecía más rápido y efectivo. Y así, la única opción que le quedó fue el exterminio.

El asesinato, esa sombra que la había arrastrado hacia la oscuridad, la había consumido desde el primer momento en que tocó la vida de otra persona.

─ ¿Dónde estás...? ─ Su voz era un susurro quebrado, perdido en el eco de su propia desesperación.

El asesinato la había atrapado en un abismo sin retorno, un pozo del que no podía escapar, una oscuridad interminable en la que se sentía atrapada y sola.

─ Tengo miedo... ─ Las palabras se desvanecieron en la fría noche, mientras el eco de su angustia se perdía en la vastedad de la oscuridad que la envolvía, una oscuridad de la cual nunca podría escapar.

 ─ Las palabras se desvanecieron en la fría noche, mientras el eco de su angustia se perdía en la vastedad de la oscuridad que la envolvía, una oscuridad de la cual nunca podría escapar

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𝐁𝐋𝐔𝐄 𝐑𝐎𝐒𝐄𝐒 | Takami KeigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora