Delicate

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Como ya saben los personajes no me pertenecen sino a las CLAMP (DIOSAS) y las canciones son sacadas de la maravillosa cabeza de Taylor Swift, pero...

LA HISTORIA SI ES MÍA ASÍ QUE NO COPIAR. GRACIAS.

Nos leemos en las notas de aura. ¡Disfruten!

(AU)

Capítulo 9: Delicate

—¡Esperen! ¡Por favor! 

Las personas que están adentro del ascensor se quedan mirándome y no hacen nada cuando las puertas comienzan a cerrarse. Gracias a Dios siempre he sido una chica ágil y no traigo tacones, eso me ayuda a acelerar mis pasos aún más y alcanzar a poner mi zapato para entrar de lado.

—Piso trece, por favor —le entrego mi mejor sonrisa al hombre a mi izquierda que estaba marcando los pisos y lo presiona sin siquiera voltear a verme. 

Cuando llego a mi piso, me muevo entre la gente para bajar y caminar hasta mi escritorio. Todos los demás parecían envueltos en sus asuntos, pero cuando entro noto algunas miradas curiosas hacia mi, miro de reojo y vuelven a teclear en sus computadores. Qué extraño...

Lo primero que hago es ordenar mi mesa, coloco todos los lápices de mi bolso en un sostenedor y saco mi libreta para ver las tareas del día. 

—Kinomoto, entrégame los diplomas ¿quieres? — llega uno de los periodistas que se sienta unos puestos más allá. Es un hombre de unos treinta y tantos, no sé mucho más porque nunca me había dirigido la palabra antes. 

Pestañeo varias veces confundida y reviso mi agenda —Disculpe, pero ¿qué diplomas? Pensé que debía redactar... 

—¿No los tienes? Pero si te envié un mail temprano — habla molesto. Acabo de llegar... claramente no revisé mi mail. ¿Además, eso no le corresponde a recursos humanos? 

— Los haré enseguida, luego iré a la fotocopiadora y se los traeré— comienzo a escribir en la computadora y me apresuro de terminarlos, para después levantarme a tiempo récord y buscar entre mis post it la clave de esa máquina del mal. 

Apenas llego veo que está desocupada y mis ojos brillan con ilusión. ¿Acaso es un milagro? ¡Nunca está vacía! Doy pasos más cerca, todo va estupendo hasta que la figura de otra persona interrumpe mi vista y roba mi lugar. 

—Disculpe... — llamo al señor de lentes, de estatura bajita y con un sweater oscuro —.  ¿Sería tan amable de dejarme ocuparla antes? — intento sonar lo más educada posible. 

El hombre de ojos oscuros hace una mueca y luego mira la fotocopiadora— Yo llegué primero jovencita, debe esperar su turno. 

—¡Pero yo...! — suspiro frustrada y cuento hasta los números necesarios para tranquilizarme—. Bien... — me cruzo de brazos y espero a que se desocupe, pero los minutos pasan y está siento demasiado lento, por el momento el techo y esa luz que tintinea es lo más interesante para ver.

Cuando él se va, me apresuro a digitar la clave y esperar que los setenta diplomas salgan lo más rápido que se pueda. Mientras las hojas van saliendo observo hacia el pasillo. En ese momento una mujer joven con el cabello castaño largo y oscuro, pasa de la forma más glamorosa posible, con sus tacones altos y un vestido ligero de color vino. ¡Me gustaría tener ese estilo! Pero últimamente el frío es insoportable. Solo puedo vestirme con medias gruesas o pantalones de tela.

Me sorprendo cuando da unos pasos hacia atrás y voltea a verme por completo, me recorre detenidamente y yo trago en seco.

—Así que tú eres la osada de la oficina trece. Todo el mundo habla sobre la universitaria que se atrevió a retar al jefe— se acerca hasta mí, coloca sus manos detrás de su espalda y me sonríe con interés —. Soy Nakuru Akisuki.

Amores Ilícitos: Todo comenzó un verano...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora