Capítulo 10

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Estaba a oscuras, a lo lejos se oían disparos, gritos y murmullos suplicantes. Bucky se encontraba recostado sobre su espalda, sin poder moverse.

Poco a poco, todo comenzó a iluminarse, y el Soldado se dio cuenta de que estaba en un laboratorio de Hydra, de nuevo. Su cuerpo estaba inmovilizado sobre una camilla, y a su alrededor había al menos cinco hombres con batas blancas y barbijos.

-Ah, Sargento Barnes- habló uno de los hombres, al que Bucky reconoció como el Dr. Zola- despertó... Bienvenido al nuevo mundo. Usted será el nuevo puño de Hydra.

Barnes sintió como su cuerpo se levantaba y se erguía en pose militar, pero no por órdenes suyas... Él no podía controlar su cuerpo. Estaba en modo Soldado de Invierno.

Quería gritar, llorar, pelear, morir... Pero no lograba que sus miembros respondiesen. Una risa seca y malévola resonó por toda la habitación, el General estaba allí.

-Muñeca ¡Te han perfeccionado! Y como premio, te traje un regalo- la voz de su Controlador sonaba en su oído, aun cuando sabía que estaba lejos de él. Su cuerpo volteó, y sus ojos se encontraron con Steve Rogers y Tony Stark amordazados y lastimados- Quiero que te diviertas con Stark, que lo hagas gritar... Mientras nuestro... viril... Capitán América observa. Cuando termines, deséchalo... Y trae a Rogers, para que yo me divierta.

Sin poder evitarlo, y siendo testigo a través de sus propios ojos, sus manos de dirigieron hacía Tony, obligándolo a ponerse de rodillas con la cabeza en el suelo, dejando expuesto su trasero. Con rapidez, arrancó la ropa que cubría al millonario y la venda que tapaba su boca.

- ¡Bucky! Por favor, por favor, reacciona, por favor, te lo suplico, detente ¡Detente! - Stark comenzó a suplicar, mientras el Soldado del Invierno se bajaba la cremallera. El Capitán Rogers, con la boca aún vendada, emitía gritos ahogados y patéticos, suplicando piedad por su compañero.

Bucky, intentando cerrar los ojos con nulo éxito, observó cómo el Soldado del Invierno acomodaba su miembro en la entrada de Stark y lo penetraba sin previo aviso, de manera violenta y sádica, tal y como el General solía hacerlo con él. Los gritos de dolor y súplica inundaron el laboratorio. Rogers observaba a Tony ser sodomizado, sin poder parar de gritar y luchar por liberarse.

El Soldado del Invierno tomó a Tony Stark por la nuca, obligándolo a mirar al Capitán América. Bucky podía sentir el miedo, la humillación y el dolor de ambos.

Cuando su cuerpo llegó al clímax, su brazo de metal presionó la nuca del millonario, quebrándole el cuello ante las miradas horrorizadas de Bucky y Steve.


Bucky Barnes despertó gritando desesperadamente, cubierto en sudor y, nuevamente, en orina. Los gritos de terror se convirtieron progresivamente en un llanto culposo e incontrolable.

Su cuerpo estaba tenso, no podía moverse, y su respiración era irregular. Su pecho se contraía con cada intento de ingresar aire a sus pulmones, y poco a poco Bucky comenzó a marearse.

Los pensamientos se agolpaban en su mente de manera violenta. Sí, había sido un sueño, una PESADILLA, pero ¿Cómo sabía que no habían sucedido cosas así en el estado Soldado de Invierno? ¿A cuánta gente había lastimado? Después de todo, no recordaba mucho de esa época ¿Cómo sabía qué no era un mal augurio? ¿Cómo sabía que Tony se encontraba sano y salvo?

No pudiendo soportar esos pensamientos, comenzó a gritar pidiendo ayuda y a llamar a Tony, desgarrando su garganta en el proceso.

De repente, Tony Stark entró a la habitación portando su armadura escarlata y dorada, listo para pelear con quien fuera.

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