Capítulo / 18

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—¿A donde vamos, Max? —pregunto por centésima vez.

—Cuando lleguemos veras —giro los ojos porque desde que nos montamos en el auto he estado preguntado hacia donde vamos y esa siempre ha sido su respuesta, es que vamos, llevamos unas tres horas en carretera, ya ni siento mis extremidades.

—Al menos podrías darme una pista.

—Ya te la di —murmura mirándome de reojo para luego centrar su mirada en la carretera.

—¿Cuál fue?

—Traje de baños —suelto una carcajada estruendosa.

—¡Wow, Max! —exclamo, a la vez que aplaudo—. Que creativo eres.

—Lo sé, el ser creativo es una de mis habilidades —bufo.

—Vamos, Max, dile a tu noviecita adonde vamos, por favor,  me estoy muriendo de la curiosidad.

—Nunca he visto a alguien morirse de curiosidad —y siempre tiene una respuesta para todo, coloco mi lengua en mis dientes superiores y trato de adivinar los posibles lugares de hacia donde vamos ¿Playa? No, playa no, porque llevo ropa en la maleta para quedarme en un lugar por no se cuánto días. Quizás un hotel o una casa de campo. Decido dejar de preguntar e me sumerjo en mis pensamientos, ya que de esa manera mantendré mi mente distraída y dejare de tener curiosidad del misterioso lugar al que mi novio me esta llevando para pasar no se cuantos días. Por su parte,Max, le sube mas el volumen al estéreo donde Alofoke habla sobre unos de los artistas urbanos mas famoso del país.

Mi mente viajo a lo sucedido anoche y un escalofrío me recorre de pies a cabeza, me aterra la manera catastrófica a lo que puede llegar a hacer el ser humano para conseguir lo que quiere y de los medios de los que se puede aprovechar para alcanzar su objetivo, gracias a Pedro —el segundo guardaespaldas contratado por mi—, pudimos o más bien la policía localizo a la persona que me seguía la noche anterior, Pedro le puso un localizador al auto que me seguía sin que se diera cuenta, dice que el tipo no le dio buena espina desde el primer instante en que lo interrogo  y que desprendía mala vibra,  el localizador esta vinculado con la policía y si, verdaderamente, la persona esta conectada con mi agresor lograran encontrarlo esperaba que, de una por todas, lo atraparan de una forma u otra eso me alegraría, me tranquilizaría en gran manera y esperaba que esta pesadilla se acabara lo mas pronto posible. Estoy cansada de sentir miedo. Estoy cansada de sentir esta sensación de desosiego. 

Sin darme cuenta, me quede dormida en el resto del trayecto de a no se donde, hasta que sentí una mano grande acariciarme la pierna y susurrar mi nombre en mi oído, ¡Dios! Es la voz más hermosa que he escuchando en mis veintiún años. No, no es Dios, estúpida, es la voz de Max, despiértate. Abrí los ojos de par en par al percatarme de que esa voz a pesar de ser odiosa decía la verdad. Max estaba tan pegado de mi oído que cuando gire mi rostro para observarlo nuestras narices chocaron contra si.

—Llegamos, preciosa —susurro, mire el exterior y me había traído a un... ¿Hotel?—. ¡Happy birthday!

—¿Que? —me vire para observarlo pero él se estaba bajando del auto para rodearme y abrir mi puerta, espera... mi cumpleaños es mañana es decir que...—. ¿Me trajiste a un hotel por mi cumpleaños? —suelto sin pensarlo, me desmonto del auto con su ayuda. 

—No es un hotel, es una villa —le entrega las llaves a un valet parking  mientras que unos de los botones se acerca al maletero y saca nuestras maletas para colocarlas en el carrito. Max coloca su mano en mi cintura para dirigirme junto a los botones al lugar de recepción. Como ya Max había hecho reserva y había pagado con tarjeta según lo que había alcanzado a oír, solo tenían que colocarnos el famoso brazalete del hotel. Una vez que, tuvimos nuestros brazaletes en nuestras muñecas y hemos firmado, nos guiaron a unos de los vehículos para transportarnos al ala de las villas.

Volviendo A Levantarme © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora