Capitulo / 12

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— Este edificio consta de cuarenta pisos, es el espacio perfecto para una gran empresa, contiene veinte salas de reuniones, y veinte salas para dar conferencias, tiene un área restringida solo para personal, y más de cincuenta oficinas para cada puesto, la oficina del dueño de la empresa es la única con reconocimiento facial y dactilar, contarás con un gran equipo de trabajo de seguridad, son muy responsables y muy hábiles, todo está bien preparado para un atentado contra usted, incluso los ventanales —  me encuentro unos de los establecimientos comerciales y debo decir que este me encanta. Esta decorado con grandes ventanales y todo es transparentado, con colores neutros y es amplio.

— Me gusta, no está nada mal.

— Solo las personas autorizadas por usted podrán entrar a la empresa — me dice el chico, cuyo nombre es Daniel, el encargado del edificio, es arquitecto al igual que yo y me cuenta que es el único edificio con alta seguridad de la ciudad.

— Perfecto, pues manos a la obra — asiente y me guía a unas de las salas de reuniones, en la cual se encuentra un señor que parece de más treinta años. Tomamos asiento.

— El es Hyne mi asistente personal, le dara los papeles para que todo quede bien pactado y no haya ningún inconveniente con el proceso de traspaso de nombre — Hyne me extiene unas hojas — tenemos aquí algunos  reglamentos que le voy a pedir que los lea y me dé su aprobación y si desea agregar algo más solo escribalo ahí, una vez finalizado está parte procedemos al pago — asiento y me dispongo a leer y estoy de acuerdo con todo, luego lo firmo y ya está, busco en mi maletín el cheque de pago y se lo entrego, el comprueba que todo esté bien escrito — Fue un placer señor Max, ya sabe que para cualquier consulta estamos a la orden — extiende su mano.

— Gracias y el placer es mío — extiendo mi mano.

— Es todo suyo.

— Gracias — abandona la sala y yo me acerco al ventanal a observar la ciudad desde arriba y es la vista más hermosa.

***

Cojo la última caja y me giro, choco con alguien y la caja se resbala de mis manos cayendo al piso, miro a la persona con la cual choqué y, ¿Es que acaso no puedo tener un encuentro normal con esta chica?

— Perdón, perdón — se sostiene de mis antebrazos y yo la sostengo por la cintura.

— ¿Estas bien? — le pregunto, alza la mirada y nuestros ojos hacen contacto, se separa mientras se pone un mechón de cabello detrás de la oreja — Debes tener más cuidado cuando caminas.

— Si, perdón no te vi — se percata de la caja tirada en el piso— espero que no haya nada de vidrio ahí.

— Espero que no, sino estoy muerto — hace una mueca. La miro y no es fea, por la claridad del sol puedo ver mejor su rostro. Le hago un escrutinio rápido: tez morena, labios carnosos, ojos esmeralda, cabello largo por la cintura y negro, bajita del tamaño de Ellen sino me equivoco y flaca.

— ¿Te ayudo? — señala las demás cajas que faltan por sacar.

— No es necesario, son muy pesadas.

— He cargado cosas más pesadas de ahí — se encoje de hombros y se acerca al auto — Ves — hace una mueca y la caja casi se le resbala por lo que me adelanto y la sostengo.

— Déjame ese trabajo a mi, no vaya a ser cosa que rompas algo — deposito la caja nuevamente donde estaba y levanto la que está en el suelo.

— ¿Qué es eso allá arriba en el segundo piso?

— Una academia de maquillaje.

— ¿En serio? — asiento — ¿Puedo subir?

— Claro — se encamina rápidamente hacia el interior del edificio y yo la sigo.

Volviendo A Levantarme © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora