Capitulo / 07

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¿Por qué tenía que toparmela en todos los lados? Era la única pregunta que resonaba en mi interior.

Observamos todas y cada unas de las imágenes y cabe destacar que el tipo, digo, el autor de estas obras es talentoso.

— ¿La vas a comprar? — escucho que me pregunta Louisa al quedarme embobado mirando una fotografía, y la chica también es hermosa, en la fotografía, aparece ella desnuda y solo la tapa una minúscula tela que se desliza a través de sus senos y su parte íntima.

— No — respondo finalmente, posando mi mirada en ella. Esta celosa, tiene esa mirada inquisidora.

— Porque parece que si.

— Si fuera tú, créeme que las compraría todas — bebo otro sorbo de la bebida dándola por terminada. Un mesero pasa por al lado y cojo una copa de champagne, y pongo la otra copa vacía en la bandeja que sostiene el mesero.

Abandonamos el salón, para adentrarnos a otro salón con imágenes de otra chica. La cual me parece desconocida, aunque tiene un parecido con Ellen. Pero por la forma en las que están colocadas sus pecas me doy cuenta que no es ella.

— Se parece a Ellen — menciona Louisa.

— Eso pensé yo, pero no es ella.

Recuerdo que acordamos en comprar la primera obra artística que vimos, así que junto con Louisa camino hacia una de las cabinas que están en el lugar y hablo con unas de las personas que se encuentran dentro. Pago con tarjeta y van en busca de la pintura. Adquiero también la pintura del corazón roto con las alas, a Louisa le llamo mucho la atención y le gustó.

Cuando ya no nos queda ningún salón por visitar, Louisa me dice que se siente cansada, así que busco las pinturas, pero no las cargo yo, sino dos empleados, me dijeron que para eso ellos estaban ahí, para cargar las pinturas compradas por los expectantes. Cuando hemos llegado al auto, las colocan en la parte trasera de auto, ya que en el baúl no cabían.

De regreso a casa, conversamos un poco de la actividad y Louisa me dice su punto de vista sobre la inauguración.

— Te diste cuenta que nadie me reconoció — le pregunto.

— Si, ojalá fuera así cada vez que salgamos juntos — bromea.

— Oye! Tampoco exageres.

— A pues que te gusta que te estén acariciando la espalda, las manos y te estén besando — esta celosa.

— No, Louisa, pero mi trabajo eso es lo que implica, menos lo de besarme.

— Buen punto, a pues ¿Puedo abrazar y acariciar a una super estrella o a un famoso, si me lo encuentro en la calle? ¿No?

— Eh...prefiero que me abraces y acaricies a mi — doblo la rotonda que conecta con el estacionamiento — además, yo no soy quien abrazo, son las personas a mi.

— Pero aceptas el abrazo.

— Es mi forma de ser amable, no puedo decirle: No me abraces porque mi novia no quiere que yo haga contacto físico con una persona que no se ella — la miro y está riéndose — A ti no te va a gustar que tú artista favorito te diga eso ¿Verdad? — suelta una carcajada y dice.

— Lo que importa es la foto, Max, si no me quiere abrazar pues allá esa persona, se lo pierde, pero mi foto va — sigue riéndose y yo la imito.

Estaciono el auto, y salimos, agarrados de las manos, caminamos hacia el ascensor y presiono el dedo en el piso diecinueve, espero que reconozca mi huella dactilar y luego la retiro. Una vez dentro del apartamento, Louisa camina hacia la habitación y yo voy a la cocina por una botella de agua. Las pinturas hablaré mañana en recepción para que me ayuden a transportarla. Con la botella en la mano camino hacia la habitación, veo la ropa tirada de Louisa en el suelo, por lo que supuse que se está dando un baño. Los entrenamientos fueron pausados para dejar descansar nuestros cuerpos y tener fuerza el día de la competencia.

Volviendo A Levantarme © BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora