[Especial]
[1/2]
.
.
.ー¡No mames, pinche joto! Dijimos a las diez, ¡Son las doce, cabrón, las doce! ー Emilio se levantó de su asiento y caminó hasta el adverso, tomando entre sus dedos ambas mejillas de este, haciendo que formara un leve puchero.ー Se supone que íbamos a hablar del maldito plan.
ー Me vale verga, puto.
ー Serás mi hermano, pero tengo unas pinches ganas de pegarte un tiro entre las cejas.
Emilio soltó al chico, caminando en dirección a la puerta, ya había desperdiciado dos malditas horas de su tiempo en Pablito, estaba hasta los huevos de sus estupideces, así que lo mejor era marcharse.
ー ¿Aún los necesitas? ー Detuvo su andar y soltó un suspiro, volteando su vista al que se encontraba sentado.ー Digo, para comenzar el plan.
ー Tráelos mañana, veremos si sirven.
Sin más salió del cuarto, cerrando de un portazo fuerte. Estaba estresado y no quería pensar en los nuevos idiotas que iba a traer su primo, sólo esperaba que aquellos sujetos misteriosos le fueran de utilidad.
Caminó a paso lento hasta la salida de la casa, notando a sus compañeros en la cerca blanca. Ambos se encontraban con sus máscaras y armas, al parecer el atraco en la joyería había sido un éxito.ー Pudiste haber ido. ー El chico de pelo rubio fue el primero en hablar, apuntando con su pistola de forma bromista a su jefe.
ー ¿Tan divertido fue? ー Preguntó acercándose a los adversos, soltando un bostezo por el cansancio en la plática anterior. De un manotazo alejó el arma y seguido le pegó en la cabeza al chico frente a él, escuchando como este se quejaba.
ー Conway nos disparó desde su moto por media hora. ー Comentó esta vez el de cabellos castaños, soltando una risita.
ー Pinche cabrón, ¿ambos están bien?
ー Estás hablando con profesionales, idiota.
ー Tan profesionales como sus malditos nombres, ¿Gringo? ¿Nadando? No mamen, ¿Cuándo planean dejar esos motes? ー Volvió a emprender su camino, esta vez en dirección a la camioneta negra.ー Ya, vamos, tenemos que trabajar.
Ambos chicos suspiraron y siguieron al de coleta, subiendo en sus respectivos asientos. Al parecer no les iba a dejar descansar, después de todo Emilio era el jefe de la mafia y ellos sólo podían acatar sus órdenes.
Eran amigos, sí, pero primero que la amistad, estaba la venganza.El viaje se tornó bastante agradable en el camino, a decir verdad, Emilio era bastante bromista con sus cercanos, y odiaba el silencio. Cantaba alegremente la música que pasaban por la radio, escuchando como sus compañeros reían bajito, eso le traía una grata y extraña satisfacción.
Después de todo eran casi como su familia.ー Haber, jotos, necesito que hagan un trabajo por mí.
ー ¿Otro atraco? Manolo está disponible. ー Comentó fastidiado el rubio, mirando con su ceño fruncido por la ventana.
ー Saben que no confío en los demás, para mi siguen siendo los nuevos. ー Bajó el volumen de la radio y observó con una sonrisa a su amigo. ー Quiero que se infiltren en el CNP.