ー Joder...Los dos chicos a los lados de la puerta miraban con seriedad la escena frente a sus ojos, sin decir palabra alguna, notaban la tensión en el ambiente. La sala de interrogaciones era un caos, sangre se esparcía por el suelo y los gritos del que estaba en la silla podía hacer temblar a cualquiera. Conway realmente no tenía compasión en ese momento, se notaba a kilómetros lo encabronado que estaba.
La interrogación se alargaba más de la cuenta, y es que tres días de golpes no lo soportaba cualquiera. Eso tenía al mayor de los nervios, en el peor sentido de la palabra.ー Veamos, hoy ya llevamos dos putas horas en esta mierda. ー La voz del mayor era sombría, su caminar imponente y ni hablar de sus acciones, ese hombre podía ser la peor escoria cuando quería. ー Estás totalmente jodido y aun así no dirás una maldita palabra porque esos capullos son tu "familia", ¿de verdad tu vida vale tan poco para ti?
ー N-No soy como tú, pedazo de mierda, a mí me importa mi gente.
ー Uy, Armando, respuesta equivocada.
Nuevamente los porrazos se hicieron presente, dando inicio a una nueva sesión de golpes hacia el chico amarrado. El mayor de todos estaba hasta los huevos de que ese bastardo no dijera nada, no podía creer lo leal que era a uno simples imbéciles y a su organización de mierda.
Armando escupió sangre entre jadeos, mirando con una sonrisa hipócrita al que estaba frente a él, desafiándolo. Eso no era nada, sabía perfectamente que Conway no iba a matarle, después de todo él era su única fuente de información hacia su organización, al menos tenía salvación.ー Bien, al parecer nuestro amigo tampoco quiere hablar hoy. ー El superintendente sacó su cajetilla de cigarros, posicionando uno de estos entres sus labios para seguido prenderlo, dando una calada profunda, mirando con desgano a Armando. ー Estoy curioso por algo, capullo, después de tres días, ¿cómo es posible que no quieras cooperar?
ー Porque yo al menos sé lo que significa la lealtad, Conway. ー Susurró el mecánico, cerrando sus ojos ante el dolor en su cuerpo. ー No voy a vender a los míos, y si eso significa morir, lo haré con gusto.
El mayor miró incrédulo al adverso, soltando un suspiro derrotado, ¿cómo era posible que siguiera resistiéndose después de las golpizas? Era impresionante el aguante que tenía luego de aquello, sin mencionar que las heridas de las balas todavía no sanaban del todo. Ya no podía seguir, estaba cansado de sólo dar hostias y no recibir nada a cambio. Tal vez mañana estaría de mejor humor.
ー Ivanov, vuelve a encerrarlo, se terminó por hoy.
ー 10-4.
Conway se retiró de la sala con tranquilidad, limpiando las pocas manchas de sangre en sus manos, necesitaba despejarse. Cerró una vez estuvo en el pasillo, estirando sus brazos tensos, ya había trabajado demasiado ese día. Interrogar siempre se le había hecho fácil, pero Armando era duro de corromper.
Caminó en dirección a la salida, saliendo de servicio antes de marcharse. Quizás era una buena idea ir a su casa y dormir, no estaba de ánimos para seguir desperdiciando su tiempo en gilipollas.
-
"ー ¿Conway?
¿Se encuentra bien?"ー Afirmativo, Volkov, pero por
hoy me retiro."ー Si quiere puede ir conmigo e
Ivanov por ahí, ya sabe, necesita
relajarse un poco. Ha estado estos
tres días dándole hostias al
mecánico sin parar."