ADVERTENCIA: Este capítulo contiene escenas +18.
*POV Gabriel*
Observo a la persona que está amarrada a mi cama, es una chica muy bonita, su cara no es perfecta, nada de ella lo es, pero tiene algo que llama mi atención. No sé si es su piel morena, sus ojos color miel o su cabello castaño lo que hace que me guste.
La primera fantasía con ella me vino a la mente en la reunión cuando Rose entró seguida de ella, la pose con la que asomó por la puerta era de miedo, su voz temblaba cuando hablaba y la mirada que tenía era de curiosidad, pero a la vez de temor. Y en las horas que ha habido de diferencia he tenido unas cuatro más.
Algo extraño se formaba en mi estómago cuando pensaba en ella. Y no solo en mi estómago, también en mi cabeza.
Se me pone dura cuando me la imagino desnuda, de rodillas, suplicando que no le haga nada mientras mis manos están aferradas a su cuello. El aire deja de entrar en su sistema, el cuerpo se debilita, su corazón deja de latir y finalmente cae al suelo haciendo el ruido más sexy que he oído en toda mi vida. El ruido de la muerte.
Sus parpados se abren rápidamente dejando ver la confusión en ellos.
Después de una larga y aburrida conversación decido preguntarle una cosa.
– Si te desato, ¿qué harás?
El silencio es abrumador, pesado, parece que no va a contestar hasta que finalmente dice:
– Gritar, pegarte y salir huyendo de aquí, psicópata de mierda.
Una sonrisa se forma en mi rostro al oír semejante cosa. No parece asustada ni acobardada, al contrario, está llena de valor, de vida. Cosa que hace que el miembro entre mis piernas se levante.
– Bueno, yo no tenía esa idea en mente – digo acercándome más a ella.
– ¿Y qué tenías pensado exactamente, imbécil? – comenta echándose hacia atrás al ver las intenciones que tenía.
– Ponerte a cuatro patas y meterte hasta el último centímetro de mi pene –la sonrisa que antes formaban mis labios se vuelve un poco más cínica y picante.
– ¿Entonces, me estás diciendo que tener a chicas atadas de manos y pies te pone cachondo? – me replica ella.
– No ha todas las chicas, si no a ti. Esto no me había pasado nunca antes, enchocharme de una chica jamás ha sido mi intención. Siempre intento que mis víctimas se merezcan ser castigadas. Pero no puedo tener distracciones, y menos con una chica como tú.
– ¿Cómo que a una chica como yo?
– No te las des de que no sabes de lo que te hablo.
– Pero de verdad que no lo sé.
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Atrapada en mi mente
FantasíaUna huérfana. Unas personas que aparecen de repente. Unos sucesos extraños. Un misterio relacionado. Sentimientos encontrados. Locura Más de un amor. Un final explosivo. ¿Se sabrá el secreto que envuelve el mundo de nuestra querida Hazel Ajax? Empe...