Capítulo veintiséis.
—¿Quieres que vayamos al doctor? —Ed sostenía su pelo.
Luego de ir a vomitar nuevamente decidió ir al doctor. Pero antes decidió darse una ducha. Como pudo, logró sacar a Ed del baño. Abrió la ducha y estuvo esperando dos minutos para que el agua se asiente a su gusto. Cerró la cortina y se posicionó de bajo del chorro de agua tibia que caía en forma de cascada. Se enjabonó en cuerpo y se lavó su cabello con el champú preferido de Healey. Olía a fresas y ese olor le encantaba a ___________.
Ed escuchaba cómo caía el agua desde el otro lado de la puerta. Sus pensamientos pervertidos entraron en su mente. Habría preferido bañarla él. Con mucho cuidado abrió un cajón y eligió una ropa cómoda para ___________. Tocó dos veces la puerta del baño. El agua paró de caer y luego de unos segundos una castaña con su cabello mojado abrió la puerta. Le sonrió de costado y tomó la ropa que él sostenía con sus manos.
Volvió a cerrar la puerta y sonrió embobada. Se puso el jean negro y la remera blanca que Ed había elegido para ella. Secó su cabello castaño con una toalla y volvió a sentir náuseas. Mojó su frente con agua fría y volvió a abrir la puerta del baño para poder salir.
Ed la estaba esperando sentado en la punta de su cama. Corrió hacia ella y la abrazó levantándola del suelo. Le dio un beso ruidoso en su mejilla y volvió a posicionarla en el piso. Ella se sonrojó y tomó las llaves que estaban posicionadas sobre la mesada.
— ¿Le dejo una nota a Healey? —Ed negó con la cabeza y le tomó la mano.
—No creo que se preocupe porque vayamos al doctor. —Sonrió.
Le abrió la puerta de entrada y dejó que ella pasara primero. Sin que se diera cuenta la tomó de la cintura y la acercó hacia ella.
—Te amo.
—Yo también, Ed. —Sonrió.
Se acercó un poco más hacia ella y la besó.
Miró su reloj. Las nueve y media de la noche. Debería haber tomado un taxi, se maldijo. Caminaba bajo el cielo oscuro y nublado de Londres. Por la calle donde caminaba no pasaba ni un auto. Tomó su celular.
“Con Ed estamos en el hospital, no me esperes para cenar .”
Ese mensaje lo había recibido hace dos horas. Suspiró y siguió leyendo los mensajes.
“¡Healey! ¿Es verdad que estoy embarazada? Esto no me puede estar pasando.” 20:00 hrs.
“¿Sabe Ed sobre esto?” Le contestó. A los minutos vibró su celular con una luz palpitante.
“No.”
“Espérame en nuestra habitación. Tengo que hablar algo con vos sobre eso. ¡No le cuentes a Ed todavía!”
Envió el mensaje y buscó en su agenda el número de Judas. Apretó el botón color verde y esperó a que conteste.
— ¿Hola?
— ¿Judas?
—No, Peter Pan. Asesine a Judas hace un rato por ser demasiado lindo para mí.
—Ja, ja. ¿Tienes tiempo libre?
—Eh… sí, ¿por?
— ¿Puedes venirme a buscar? Estoy como a diez calles de la universidad.
—Claro. Dime para que dirección.
—Pasando la tienda de dulces.
Cortó la llamada y se sentó sobre el cordón de la calle. Miró hacia el cielo y no pudo observar ni una estrella como de costumbre en Londres. La noche se encontraba nublada. Divisó, luego de unos minutos, el auto de Judas a unos metros de donde estaba. Se paró, y cuando Judas estacionó el auto frente a ella entró.
— ¿Dónde estuviste? —Le preguntó mientras ponía en marcha el vehículo, nuevamente.
—Tuve que hacer unas cosas.
—Ah.
Durante el resto del viaje ninguno dijo alguna palabra.
Se bajó del auto color negro de Judas y corrió hacia su habitación. Al entrar vio a una __________ con los ojos rojos y sosteniendo unas pastillas en su mano.— ¿Qué estás haciendo? —Observó las pastillas. — ¿Qué quieres hacer con ellas?
— ¿Qué crees que quiero hacer? —Le respondió con otra pregunta—. No quiero estar embarazada. —Soltó unas lágrimas—. No ahora.
—Perdón por no decírtelo. —Caminó hacia ella y la abrazó.
— ¿Ya lo sabías? —Se separó bruscamente de ella—. ¡Y nunca decírmelo!
—Pensé que era lo mejor… —Susurró.
— ¿Lo mejor para quién? —La miró seria. Tomó su celular—. Debo llamar a Ed.
— ¡No! —Gritó sacándole el celular de las manos—. ¡Ed no debe saberlo!
— ¡Sí debe!
— ¡No! —Le gritó más fuerte.
Se tapó la cara con las manos y sollozó. Healey se auto golpeó psicológicamente y la abrazó. —Mejor sentémonos. Debo contarte algo que me dijo Stuart que debemos hacer.